Un corazón dado por Dios.
Recuerdo que al aceptar a Jesús y a medida que iba conociendo más de su palabra y de que Él está cerca me hacía esta pregunta, ¿qué tal si a mí me pasara como a Salomón, hijo y sucesor del trono de David?
Y se le apareció Jehová a Salomón en Gabaon una noche en sueños, y le dijo Dios: Pide lo que quieras que yo te dé. (1 Reyes 3:5)
¿Qué le pediría yo? ¿Qué sería lo correcto, lo mejor para pedir? (Pensé en paciencia) luego dije: mejor amor o quizá una mega fe nunca antes vista.
Pero algo sucedió, algo me atrapó. Dejé de pensar en mí por un momento y empecé a ver a Jesús, a imaginarlo. De repente leía los evangelios: Mateo, Marcos, Lucas y Juan y quede cautivada por la grandeza de Jesús: su humildad, amor, bondad, generosidad, sabiduría, entrega, paciencia, determinación, su sacrificio y la cereza del pastel; su perdón. De la misma manera miles de alabanzas que hoy merece porque vive y que jamás se terminarían de contar. Dios bueno y perfecto, amoroso y fiel. Lleno de regalos que nadie mereció y que dio con todo el amor que un Rey verdaderamente noble y profundamente generoso puede ofrecer.
Entonces dije: su corazón, eso quiero.
Me preguntaba como funciona ese corazón perdonador hasta con quienes le golpeaban y escupían, ese corazón amoroso y tierno. Ese corazón, ¿cómo es que lo dio todo? ¿cómo que sufrió tanto y no se volvió frío? Sus amigos lo abandonaron, el pueblo gritaba que lo crucificaran como a un vil criminal, ¿cómo en su corazón había amor eterno para ellos, para nosotros?
Entonces dije: quiero un corazón así, que tenga el amor descrito en 1 Corintios 13.
Aún con mi poca experiencia y limitado conocimiento supe que esa sería la mejor petición para mí. Un corazón como el de Jesús: obediente hasta la muerte. Esperanzado hasta revivir. Lleno de fe, dispuesto a seguir.
Dispuesto a todo por seguir sus pasos, dispuesto a todo hasta el último latido.
Esa petición seguía y sigue presente en mi alma y en mis labios. Mas el tiempo no se detuvo llegó el bautizo y un poco más de responsabilidad y madurez, caminando obtuve por primera vez directa el gran privilegio de dirigir una intercesión de jóvenes en la iglesia.
Estaba feliz y quería llevar una palabra, pero no una mía sino una de Dios. No una de la biblia escogida por mí mente racional, sino una guiada por su Espíritu que llegara al interior de cada uno.
Y Dios siendo fiel mientras buscaba, corriendo hacia Él aunque yo no podía alcanzarlo como una bebé haciendo una carrera con su papá, Él se detuvo y se dejó alcanzar, literalmente como un papá con su pequeña; entonces me llevó a su palabra:
He aquí que yo los reuniré de todas las tierras a las cuales los eché con mi furor, y con mi enojo e indignación grande; y los haré volver a este lugar y los haré habitar seguramente; y me serán por pueblo, y yo seré a ellos por Dios. Y les daré un corazón, y un camino, para que me teman perpetuamente, para que tengan bien ellos, y sus hijos después de ellos. Y haré con ellos pacto eterno, que no me volveré atrás de hacerles bien, y pondré mi temor en el corazón de ellos, para que no se aparten de mí. Y me alegraré con ellos haciéndoles bien, y los plantaré en esta tierra en verdad, de todo mi corazón y de toda mi alma. Porque así ha dicho Jehová: como traje sobre este pueblo todo este gran mal, así traeré sobre ellos todo el bien que acerca de ellos hablo. (Jeremías 32:37-42)
El que tenga ojos que vea, el que tenga oídos que oiga lo que el Espíritu hoy le habla a Venezuela.
Me dio aliento, fuerza y esperanza recibir esas palabras, por otro lado mi cerebro casi explota del impacto, ¡mi petición, mi oración! Un corazón dado por Dios, estaba escrito en su palabra todo el tiempo, confirma lo que está escrito en el nuevo pacto.
...Pondré mis leyes en la mente de ellos, y sobre su corazón las escribiré; y seré a ellos por Dios y ellos me serán a mí por pueblo. (Hebreos 8:10)
Dios mismo puso en mi mente una petición así, escrita en su palabra y aún sin conocerla en mis oraciones y en mi corazón estaban esas líneas.
Quiero un corazón nuevo porque no tenemos un corazón como el de Jesús, seamos sinceros, hay días que amanecemos con el pie izquierdo, momentos en que ni siquiera queremos orar y mucho menos ayudar a nadie, a veces guardamos rencor y nosotros mismos nos encargamos de mantener algunas heridas abiertas. También muchas veces somos egoístas y orgullosos mas Dios puede cambiar eso, unete conmigo a hacerle un intercambio a Dios, ofrecele tu corazón y pídele el suyo. El suyo es mejor: no se enoja fácilmente, no es vanidoso, no es engañoso ni perverso, no guarda rencor. Es bondadoso, es generoso, es paciente, es alegre, es justo, es misericordioso, es perdonador, está lleno de verdad, está repleto de pasión y sobre todo: ama con amor eterno.
Eso y mucho más, maravillosamente inefable es su corazón y puede darnos un corazón así, porque lo dijo:
Les daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de ustedes. Les quitaré ese terco corazón de piedra y les daré un corazón tierno y receptivo. (Ezequiel 36:26 NTV)
Yo quiero ese corazón no embargado por la monotonía ni aburrido por la rutina, lleno de pasión y de amor por Dios, lleno de ese deseo por su presencia en cada uno de sus latidos. Lleno de esa ansiedad por alcanzarlo, que corre acelerado como loco al sentirlo cerca. Que se enamora solo de imaginarlo.
Un corazón dado por Dios, un corazón apasionado, corazón perdonador, corazón amante de hacer el bien, corazón conforme al de Jehová, valiente y repleto de fe.
Un corazón dado por Dios.
Y este es uno de mis atesorados secretos íntimos y personales (pero Dios me hace compartirlo) y siempre es bueno compartir de gracia, lo que de gracia recibimos. Él es digno de recibir toda la gloria y la honra por los siglos de los siglos, amén.
Crisbelly Magliocco.
ESTÁS LEYENDO
Versos del cielo
PoésieUn camino Un propósito Mayor al destino Un pasaje Después del cielo Un nuevo viaje Una promesa de vida Para quieres creen en su mensaje. Poemas del cielo dedicados al que está sentado en el trono, bendición por maldición, luz por oscuridad y decisio...