Mi padre era psicólogo, y con el fin de aumentar su trabajo, dejamos la hermosa ciudad de Los Ángeles para mudarnos a un antiguo pueblo llamado Balltown, este consta de tan sólo 68 habitantes, y fantasmales historias de asesinatos, violaciones y secuestros. Por lo tanto, el nivel de cordura de aquel lugar, cae rápidamente, entonces es cuando entra en juego la profesión de mi padre.
La casa a la que nos mudamos era bellísima, aunque con decoraciones demasiado extravagantes. Apenas nos habíamos acomodado cuando llegaron los primeros vecinos para darnos la bienvenida. Mi madre Clarisse me envió a abrir la puerta.
Para mi sorpresa, descubrí a una familia moderna, la cual no se asemejaba al lugar. Una pareja muy a la moda con un hijo de una edad similar a la mía. El padre, vestía de camisa, pantalón de vestir, zapatos y un elegante pañuelo rojo en el cuello. La madre, lucía un hermoso vestido color uva, zapatos de taco alto color negro y una chalina negra que rodeaba su delgado cuello y caía sobre el vestido, dándole a su vestimenta un aire muy fino. Por último, el muchacho, estaba vestido completamente de negro, sus jeans y su camiseta oscuras resaltaban la palidez de su piel y el dorado de su cabello. Justo en ese momento llega mi madre.
-¡Hola! Mi nombre es Clarisse, ella es mi hija Madison. Ustedes deben ser los vecino de la casa de al lado ¿verdad?- preguntó mi madre con agrado.
Al oír mi nombre, el muchacho sonrió, o eso creí yo. La señora contestó amablemente, nos contó que se llamaba Vivian, su esposo Charles y su hijo Kendall. Mi madre los hizo pasar e insistieron en que le muestre a Kendall las remodelaciones de la casa, con la esperanza de que seamos amigos. En el recorrido, él no dijo nada, sólo reía ante mis malos chistes, lo hacía por educación, pues estos no daban gracia. Lo último que le mostré fue mi cuarto.
- ¿Te gusta Lana del Rey?- me preguntó rompiendo el silencio.
- Sí, por supuesto ¿a ti no?
- Sí...- dijo friamente.
Lentamente y con mucho cuidado comenzó a observar una a una las cosas que tenía en mi habitación, se acercó a mi mesa de luz, y agarró un casquillo de bala que allí tenía.
- ¿Piensas matar a alguien?- preguntó riéndose y con la bala entre los dedos.
-No, es un recuerdo que mi mejor amiga me trajo cuando visitó un campo de batalla de la segunda guerra mundial. No me creo capaz de matar a nadie.- le contesté.
-Qué lástima, en este pueblo es común encontrar asesinos. ¿Eso no te da miedo?- parecía interesado, pero a la vez, me asustaba su forma de preguntar.
- Son sólo historias, no les doy importancia.-le contesté con calma.
Tras decir eso su mirada se congeló frente a la mía, parecía que mil demonios salían de sus ojos. No pude resistirlo, aparté la mirada. Él soltó una pequeña risa - Sí, son sólo historias... Un placer conocerte Madison. Intenta descansar.
Se levantó y salió de mi cuarto, dejándome sola. Bajó las escaleras y volvió junto a sus padres, no tuvo problema en llegar a la cocina, parecía que conocía perfectamente la casa.
La familia se fue. Nosotros cenamos pasta, pues era lo único que teníamos, y mientras me duchaba no dejaba de pensar en aquellos profundos ojos, y una y otra vez sonaba en mi cabeza la voz de Kendall, diciéndome que intente descansar. Me puse mi bata, la ducha había logrado que me relaje, caminé hacia mi cuarto, y sobre mi cama encontré otro casquillo de bala, este tenía un brillo más fuerte que el que estaba en mi mesa de noche. Me dirigí a la ventana con la esperanza de encontrar a Kendall afuera, pero esta estaba completamente cerrada, nadie hubiera podido entrar. La única forma de llegar a mi cuarto era entrando por la puerta principal, cruzar la sala y subir las escaleras, mas mis padres ya estaban dormidos, nadie pudo haber entrado a mi casa. Un frío helado corrió por mi espalda, quien dejó el casquillo en mi cama podría seguir allí. Toda la noche estuve pensando en las terribles historias del pueblo, me preguntaba si eran verdaderas, quizás algún asesino habría entrado a mi cuarto. No pude pegar un ojo hasta que el sol iluminó mi habitación, recién en ese momento logré sentirme segura.
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Darkness.
Teen FictionUna pareja y su hija adolescente se mudan a un pueblo fantasma en busca de una mejor situación económica, pero la gente y los misterios que allí habitan cambiaran la vida de la joven Madison. Un amor prohibido y una historia siniestra te atraparan c...