La primer historia.

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Mi madre comenzó a gritarme para que me levantara, pero mi cama era lo único que necesitaba ese día, ya que no había podido dormir en toda la noche. Por más que intenté convencerla me obligó a levantarme, al parecer, Kendall se ofreció para mostrarme el pueblo. Kendall... Él es el único que podría haber hecho lo de la bala, estaba furiosa, sólo había compartido unas pocas palabras conmigo y ya se creía capaz de tenderme una broma.

Con mucho desgano bajé a desayunar, se ve que habían ido a hacer las compras esa mañana, pues las alacenas y la heladera estaban repletas. Desayuné algo liviano y subí nuevamente a cambiarme. No sé el motivo, pero sentí la necesidad de arreglarme para salir con Kendall. Me puse un short algo gastado, una musculosa negra pegada al cuerpo, la cual tenía el logo de una banda en el centro, y mis Converse blancas. El cabello lo dejé suelto, y al mirarme al espejo me sentí atractiva.

Esa mañana, el sol quemaba, y bajo un árbol, Kendall me esperaba con una gorra negra en su cabeza. Él también se veía muy atractivo, y para completar su look, después de saludarme, se colocó unas gafas (negras, por supuesto)- ¿Dormiste bien anoche? - me preguntó riéndo.

Al oír esa pregunta mi sangre empezó a correr cada vez más rápido, por culpa de su broma no pude pegar un ojo.- ¿Fuiste tú verdad? No fue gracioso, no pude dormir en toda la noche.- estaba furiosa

- Y... ¿Por qué no pudiste dormir?

- Creí que un asesino había entrado a mi casa.

- ¿Asesino? ¿Esas no eran "solo historias" Madison?- me dijo sonriendo.

Intenté darle una respuesta, pero nada de lo que se me ocurría podía explicar por qué tuve tanto miedo esa noche si yo no creía en las historias del pueblo. Pero otra pregunta resonó en mi cabeza.- ¿Cómo entraste a mi cuarto?

-Un mago no revela sus trucos, además, si te cuento mi secreto, no podría verte dormir en las noches y cambiarte en las mañanas ¿verdad?

Me sonrojé inevitablemente y no podía entender el por qué, apenas lo conocía. Él lo notó, sonrió e intentó cambiar de tema.- Bueno, dime a dónde quieres ir primero. ¿Prefieres visitar el bar, el muelle, el bosque o el centro? Todos esos sitios fueron escenarios de distintos asesinatos y violaciones. Además, no tienes mucho para elegir, Balltown es un pueblo muy pequeño.

- Elige tú, ¿cuál crees que es mejor?

Kendall levantó sus lentes y me miró de pies a cabeza, lo cual me resultó incómodo, luego se mordió los labios y dejó escapar una sonrisa -Si es contigo, podría quedarme en mi casa todo el día admirando lo bella que eres. Pero no te asustes, le prometí a tu madre que te enseñaría el pueblo. Hoy iremos al centro, porque al parecer te asustaste mucho anoche.

Mientras caminabamos, él saludaba a todos los que nos cruzabamos, y me presentaba como "la chica nueva". Me resultó extraño que toda la gente que allí vivía, eran de la misma edad de mis padres o mayores, Kendall y yo éramos los únicos adolescentes, y había muy pocos niños.

En el centro había muy pocas tiendas, un supermercado con poca variedad de productos, una farmacia bastante limpia, un cine con películas que se estrenaron ya hace dos años, una gasolinería y un motel abarcaban toda la cuadra a la que llamaban "centro". No había ningún shopping, café, heladería, ninguno de los sitios a los que concurría normalmente en Los Ángeles. Pero a Kendall parecía no importarle, él era feliz viviendo allí.

-¿Qué historia quieres que te cuente primero? Elige una tienda, cada una tiene su propio misterio.- me comentó.


- Está bien, elijo el cine.

- Perfecto, es mi favorita.- Me tomó de la mano y entramos al cine, mientras caminabamos, narraba su historia -Hace tres años, una pareja de adolescentes se mudó al pueblo, estaban escapando de sus padres, pues al parecer su amor no era aceptado. Vivían en la casa frente a la mía, la de rejas verdes. Una noche, como toda pareja enamorada, decidieron venir a ver una película de terror. Estaban solos en la sala, así que comenzaron a besarse, no había nadie que los observe, pero de pronto, un hombre encapuchado entró a la sala, ellos se detuvieron y se concentraron en la película. Al cabo de un rato, la joven volteó para ver al hombre, pero este ya no estaba. Giró y continuó con la película, hasta que una mano tomó del cuello a su pareja y lo ahorcó. Ella vio cómo su amado se quedaba sin aliento e intentó escapar, pero el encapuchado la tomó de la cintura, arrojándola al suelo, levantó su falda, y mientras la violaba, cortó uno por uno los dedos de su mano. Finalmente, la descuartizó, y con su sangre escribió en la pantalla "No tendrían que haber dejado a mami y papi".

Él me contó las historias de cada tienda del centro, sin evitar detalles, y cuando llegaba el final, sus ojos brillaban, parecía que se sentía bien cuando contaba las terribles muertes. Al terminar, volvimos de nuevo a casa.

- ¿Mañana quieres ir al bar? Será una cita si tu quieres, y podré narrarte el asesinato de las trillizas.

- Acepto, pero, dime algo ¿cómo es que sabes tanto sobre esos asesinatos?

- Yo... Investigué, sí, eso hice.- contestó dudoso.

- Está bien, te creo. Adiós Kendall, nos veremos mañana.

Lo dejé en la puerta de mi casa, corrí a mi cuarto, me puse mi ropa de cama y logré dormir.

Darkness.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora