Me quedé con Kendall toda esa tarde, hablamos de gustos musicales, películas y demás, hasta que el sol se escondió, dejándole lugar a una bella noche. Las estrellas parecían brillar más de lo normal, y una enorme luna se asomaba, alumbrando Balltown. Parecía una postal, y el ruido de los grillos le agregaba un toque mágico a la escena. Divisé el reloj que estaba en su mesa de noche, ya eran demasiado tarde y mis padres me esperaban para cenar. Kendall bajó conmigo, pero cuando estaba por abrirme la puerta, la dulce voz de Vivian llegó a mis oídos -Maddison, cielo, ¿por qué te vas tan pronto?
-Mis padres me deben estar esperando para cenar señora Langdon- le expliqué.
-¿Por qué no vienes a cenar con nosotros? Iremos a un restaurant que está cerca del centro- me ofreció con mucha ternura, la cual hacía imposible decirle que no. Kendall sonrió al oír la propuesta.
-No lo sé, debo preguntarle a mis padres...-intenté decir, pero Vivian me interrumpió.
-Yo me encargo de eso cariño, hablaré con Edward, tú ve a prepararte- dijo con entusiasmo.
Yo simplemente me despedí, y mientras caminaba hacia mi alcoba, pensaba en qué podría ponerme para la ocasión.
Seguía cubierta por una toalla cuando escuché que alguien golpeaba mi ventana, ya había arreglado mi cabello, pero aún no sabía que vestido ponerme. Al abrir las cortinas, vi que Kendall estaba trepado al árbol, abrí la ventana y lo dejé pasar a mi habitación. Estaba perfecto, tenía unos jeans ajustados, camisa blanca, saco negro y un moño bordó que rodeaba su cuello. Me sentí estúpida al pensar que un simple vestido de verano estaría bien, y como una maniática, comencé a sacar todos los vestidos que había en mi armario, hasta que las manos de Kendall tomaron mi cintura, y un susurro suyo llego a mi oído -Tranquila Maddie, cualquier cosa que te pongas estará bien- volteé para mirarlo y me encontré con una mirada llena de ternura, la cual me provocó una sonrisa al instante. Separándose de mí y sin decir nada, comenzó a levantar los vestidos que fueron quedando en el suelo, hasta que se detuvo en uno rojo, el cual no sé por qué había descartado, acomodó los demás sobre mi cama y se acercó con el vestido color sangre colgando de sus manos -Maddie, este de te vería espectacular, ¿me harías el honor de ponértelo?- sonreí nuevamente ante su petición, y asentí. Kendall colgó el vestido, y se acercó lentamente con una mirada juguetona, al estar tan solo a unos pocos centímetros, me tomó de la cintura con su mano izquierda, y con su mano derecha levantó mi barbilla, haciendo que nuestros labios se encuentren.
Al igual que la otra vez, ese beso hizo que todo en mí se revuelva, nuestros labios encajaban perfectamente, y mi estómago sentía cosquillas cada vez que con sus dedos hacía círculos en mi espalda. El hecho de que yo solo estaba en toalla provocó que mi pulso aumentara aún más, pero él no debió darse cuenta de ese detalle, o quizás es demasiado caballero, pues se separó de mí con una sonrisa escapando de sus labios, y con una voz de miel me dijo -Dejaré que te vistas, nos veremos luego- bajó por el árbol y me dejó sola en mi cuarto, pensando en lo mucho que me había gustado su beso.
Bajé hasta la sala y me di un último vistazo en el espejo, estaba conforme con cómo me quedaba el vestido, y el cabello recogido dejaba ver la espalda descubierta, lo cual me resultó bastante elegante. Cuando crucé el jardín, noté que el único de la familia Langdon esperando en la puerta, era Kendall -¿Y tus padres?- le pregunté mientras saludaba.
-Verás... Al parecer mi madre nunca tuvo en mente que cenemos todos juntos- yo lo miré algo confundida, así que continuó -Ellos no vienen con nosotros, será una cita de a dos, espero que no te moleste.
Por unos segundos pensé en darle las gracias a la señora Langdon, pero la idea se fue de mi cabeza cuando noté los ojos de Kendall clavados en mí, esperando una respuesta -Claro que no me molesta- le dije -pero prometeme que hoy no habrá ninguna historia.
-Lo prometo, señorita- dijo mientras sonreía y besaba mi mano. Luego de eso, subimos a un hermoso auto negro, él abrió mi puerta, haciéndome reír, y se sentó en el asiento del conductor. El viaje no fue muy largo, escuchamos algo de música y reíamos cuando alguno de los dos cantaba a gritos, parecía que nos conocíamos de toda la vida.
El restaurant donde Vivian había reservado, era el único que había en el pueblo, pero era tan elegante que por un momento me sentí en Los Angeles. Por fuera tenía un prolijo cartel, para nada llamativo, en el cual decía "Manolo's restaurant" con una letra cursiva color negra. Su interior estaba muy bien iluminado, pues varios candelabros colgaban del techo, y las mesas, tenían en el centro un par de velas rodeadas por pétalos de rosa, era muy elegante, y comprendí por qué Kendall estaba tan bien vestido. Cuando llegamos a la mesa, mi cita corrió una silla invitándome a que me siente, al mozo le pidió un vino y un salmón rosado para los dos, el cual estaba completamente exquisito -Dime Maddison, ¿lograste asimilar lo que hablamos hoy?- dijo Kendall mientras tomaba mi mano con una mirada algo preocupada.
-Sí, sólo tengo una duda- le contesté algo pensativa -los fantasmas podrán aparecerse en mi casa sin ningún problema, ¿verdad?.
-Sí, pero ellos no podrían hacerte...
-Daño- dije interrumpiendolo y soltando un suspiro.
-¡Exacto!- exclamó algo sorprendido al haber completado su frase -¿Cómo sabías eso?
-Una de las trillizas me lo comentó, y me advirtió de que el único que puede lastimarme aquí es el mismísimo asesino- al oír mis palabras, Kendall soltó mi mano y giró la vista -¿Qué ocurre?- le pregunté algo sorprendida por su actitud.
-N-nada Maddie, es que...- dijo algo nervioso -¿por qué mejor no cambiamos de tema?
Yo asentí, no quise presionarlo, pero su comportamiento me había resultado muy extraño, fue como si supiera algo sobre el asesino...

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Darkness.
Teen FictionUna pareja y su hija adolescente se mudan a un pueblo fantasma en busca de una mejor situación económica, pero la gente y los misterios que allí habitan cambiaran la vida de la joven Madison. Un amor prohibido y una historia siniestra te atraparan c...