Capítulo 26

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Al abrir la puerta, me encontré con un largo pasillo que terminaba en unas escaleras guiando hacia abajo. No sabia en que lugar me encontraba, pero era enorme por la cantidad de habitaciones que se encontraban en tan solo el segundo piso.

Intenté abrir algunas de las puertas solo para descubrir que la mayoría se encontraba cerrada a excepción de una. Esa habitación me aterrorizó, ya que dentro encontré un muro repleto de fotografías mías, sin mencionar también fotos de las personas cercanas a mí.

Lo diferente en esas fotos era que todos, a excepción de mí, tenían una X tachada sobre ellos.

Al ver las fotos de Jack y mi padre, no pude evitar acercarme y tomarlas, acercándolas a mi pecho mientras sentía como las lágrimas caían. Como deseaba que todo esto solo fuese un mal sueño.

Limpié las lágrimas de mis ojos mientras intentaba calmarme cuando me di cuenta que la foto de mi padre no estaba tachada, lo que me dio la esperanza de que tal vez aún se encontraba a salvo. No quería perder más tiempo, por lo que guardé ambas fotografías en mi bolsillo y salí de la habitación.

Lo más probable es que mi padre se encontrara en algún lado del primer piso, al ver como todas las demás puertas aquí se encontraban cerradas y desgastadas. Al bajar por las escaleras, unas fotos familiares colgadas en la pared me llamaron la atención.

En ellas, un hombre alto y de cabellera negra se encontraba parado junto a una hermosa mujer de cabello castaño. Lo que me llamó la atención eso sí, era que ambos padres parecían reacios a estar cerca del pequeño niño que se encontraba en medio de ambos. El niño era la clara combinación de ambos padres, exceptuando sus ojos que eran de un raro color rojizo.

Era fácil discernir de quienes se trataban, pero no lograba entender como una supuesta foto familiar no parecía para nada armoniosa, dando una rara vibra a la relación de esta familia.

Dejé de pensar en ello y seguí bajando hasta llegar al primer piso, solo para escuchar como unos pasos parecían acercarse a donde estaba. Rápidamente decidí ocultarme en lo que parecía ser el baño, sin cerrar por completo la puerta para poder observar afuera.

Después de asegurar mi escondite, William salió de una puerta que parecía guiar hacia el sótano. Su expresión era indiferente y su ropa se encontraba manchada de sangre mientras en su mano balanceaba un cuchillo ensangrentado de un lado para otro.

Aguanté mi respiración por el miedo a que me descubriera mientras lo veía dirigirse al segundo piso. Tenía miedo de saber qué fue lo que sucedió ahí abajo, algo me decía que no debía bajar sin importar que, pero no podía ignorar la posibilidad de que mi padre podría encontrarse ahí dentro, por lo que me acerqué.

Comencé a bajar las escaleras lentamente, la iluminación no era tan buena y temía caer y delatar mi ubicación.

Un olor rancio comenzó a invadir mis fosas nasales entre más bajaba, causando que tosiera por el asco. Intenté encontrar de donde provenía tal olor hasta que quedé horrorizado al ver como dos cuerpos colgaban del techo del sótano. Mis pies casi se tropiezan por la vista, las náuseas y asco eran tan fuertes que no pude evitar vomitar a un lado de la escalera.

Ambos cuerpos parecían llevar años muertos, por el estado en el que se encontraban, pero era claro que se trataba de un hombre y una mujer adultos.

No quería ver más la terrible vista de ambos cuerpos y desvié la mirada de ellos, solo para darme cuenta que a un lado del sótano había una persona amarrada en una silla. No podía ver su rostro, pero noté como algo líquido parecía estar saliendo de su abdomen que parece haber sido apuñalado múltiples veces, manchando el suelo.

Era sangre.

Mi corazón se detuvo al ver eso. Un pensamiento horrible cruzó por mi cabeza y no pude evitar temblar, deseando con todas mis fuerzas que era imposible y que estaba sobrepensando. Decidí acercarme al cuerpo, gateando lentamente en el suelo ignorando la viscosa sensación de la sangre en mis manos y rodillas.

Al estar frente al cuerpo, acerqué mi mano con la poca fuerza que pude reunir hacia su cabeza y la levanté, solo para descubrir que mi mayor miedo se volvió realidad.

Mi padre, mi padre estaba muerto.

—Basil, aquí estás.

La voz de William se escuchó a mis espaldas. Me sonreía desde las escaleras con una toalla colgada en sus hombros. Debió haberse duchado y cambiado de ropa antes de venir aquí.

Se acercó a mi lado, pero yo no me moví. Me mantuve en mi lugar, sosteniendo la fría mano de mi padre hasta que él llegó a mi lado y me rodeó en sus brazos.

—Pensé que intentarías escapar, pero me alegra ver que aún estás aquí —acarició mi rostro y besó mi mejilla—. No planeaba mostrarte esto, pero bueno, ahora no hay nadie que se interponga entre nosotros. ¿No estás feliz?

Ignoré sus palabras, resistiendo con todas mis fuerzas las lágrimas que deseaban salir y el dolor en mi pecho.

—Déjame llevarte a nuestra habitación, debes estar cansado.

Viendo que no respondía a sus palabras, tomó mi mano y me levantó del suelo, apoyando mi cuerpo en su hombro mientras me guiaba hacia las escaleras. No me resistí.

Lo escuché entonar una canción mientras caminábamos, demostrando su buen humor por la situación actual.

Al salir del sótano, desvié mi mirada hacia lo que parecía ser la salida de la casa. La distancia entre la puerta y nosotros no era mucha, y William no parecía estar cargando consigo ningún cuchillo.

Fijé mi mirada en un jarrón que se encontraba al final de las escaleras y una idea vino a mi mente.

Acosado Por Un Psicópata [BL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora