Médico

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New York, 17 de abril de 2016
GRACE FOSTER

Tate me despertó cariñosamente. Y con cariñosamente, me refiero a qué ladró, me lambió y tiró mi lámpara. Mala idea dormir con Tate, mala idea.

Le abrí la puerta y dejé qué saliera, después me acomodé en la cama disfrutando de la mañana fría. Mi teléfono sonó y pensé qué era una llamada hasta qué lo vi, un recordatorio. Al parecer tengo qué ir al médico hoy, no recuerdo haber hecho cita. Pero bueno, no está de más checar qué todo esté bien.

Me quejé, la cama se encontraba tan caliente y rica. En cambio, allá afuera hace un frío tremendo, tanto qué la ventana está empañada e incluso creo qué llovió. Me levanté de mala gana y me duché, disfruté el agua caliente pero tampoco quería salir de ahí. Apenas salí sentí un frío de los mil demonios, todos juntos.

Seque mi cuerpo y lo enrollé en una toalla, para después elegir la ropa qué me pondría hoy. Es el médico así qué no me esforcé demasiado. Me puse un pantalón de mezclilla azul cielo, con una camisa manga larga blanca y un cardigan negro encima, una bufanda gris, combiné con unos tenia negros y metí una revisa, un cargador y dinero a mi bolso negro, amarré mi cabello en una cebolla alta y sólo me puse eos en los labios pues el clima siempre me los reseca. Salí de mi habitación checando la hora, todavía faltaba media hora para llegar así qué preparé café y al parecer el olor despertó a Morgan haciéndolo aparecer en la cocina.

—Buenos días.— Saludó.

—Buenos días.— Contesté sirviéndole café en una taza y acercándoselo.

—Gracias.— Tomo un sorbo lentamente pues está caliente.— ¿Vas a salir? — Preguntó.

—Voy al doctor.— Me senté a su lado.

—¿Por qué? ¿Qué tienes? — Volvió a preguntar con un tono de preocupación.

—Sólo una simple cita para saber cómo estoy, nada importante..— Me mira aún con el ceño fruncido.— Es para no terminar así.— Lo señalo y él rueda los ojos.

—Esto no fue por estar enfermo.— Dijo molesto. Miré la hora, ¿en qué momento se hizo tan tarde?

—Diablos, tengo qué irme.— Cepille mis dientes rápidamente y tomé mi bolso.— Oye, ¿podrías darle de comer a Tate? Su comida está en la alacena.

—Si, yo le doy.— Respondió de mala gana.

—Gracias, te veo al rato.— Abrí la puerta lastimándome los ojos por el sol fuerte qué había. ¿Como es posible eso? Hace frío y también hay sol. El mundo nos regala un maldito dos por uno: tienes frío y te quemas la piel por el sol. Me quejé regresando a mi habitación, tomé unos lentes de sol y volví a la entrada.— De nuevo, te veo al rato.— Y salí de mi casa para después tomar un taxi directo al médico. Qué no me vaya a inyectar, por favor.

MORGAN ARCHIBALD

Grace salió corriendo hacía su cita médica dejándome sólo como en varías ocasiones cuando se va y regresa hasta la noche. En esas horas hago todo lo qué me plazca, incluso entrar a su habitación, acostarme en su cama y absorber su fragancia. También, ver pornografía en su televisión mientras me toco y en verdad qué lo disfrutaba pues mi vida sexual estaba inactiva por meses hasta qué Grace y yo lo hicimos.

Tan sólo recordar el estar dentro de ella me pone caliente, es con la única chica qué me ha hecho sentir lo qué ninguna. Y tampoco es qué haya estado con muchas chicas, creo qué en mis casi veinticinco años sólo he estado con cinco chicas y entre ellas está Grace.

Mi teléfono suena sacándome de mis mórbidos pensamientos mientras alimento a Tate. Entro a mi habitación y tomo mi teléfono: es Noah.

—¿Hola? — Contesto.

—Hola, Morgan. Pasaba por tu vecindario y pensé en visitarte, ¿estás en casa? — Suena mal el pasaba por tu vecindario pues al fin y al cabo el vecindario sería de Grace.

—Sí, por mi bien. Grace salió y así me haces compañía un rato.— Le digo tomando una manzana y dirigiéndome a la sala.

—Está bien, te veo en unos minutos.— Y cuelga sin más. Dejó mi teléfono a un lado y enciendo la televisión para ver un poco de Netflix, la única cuenta es de Grace así qué esa abro y lo primero qué aparece es Bad Guy.

Pongo un capítulo de otra temporada para que Grace no se de cuenta qué me metí a su cuenta a ver Bad Guy pues ella sabe exactamente dónde se quedó en un capítulo. Y lo pongo por mera curiosidad, claro. Para ver de qué trata la serie, sólo la serie. ¡Maldita sea a quién engaño! Quiero ver si ese tal Stephen u Braxton, como sea qué se llamé está tan guapo como dice Noah. Aparece en escena, al parecer en un gimnasio peleando con una chica morena muy ardiente y otro hombre, la chica trae un pequeño crop-top pero los otros dos sólo traen shorts, ¿por qué carajos pelear semidesnudo? Sólo existe una explicación y es: ¡Alterar hormonas en las chicas!

El timbre suena y yo rápidamente me salgo de el episodio poniendo supernatural, ese si es un programa genial. Ya sé quién es así qué sólo me levantó a abrir.

—Hola de nuevo.— Saluda Noah para después abrazarme y darme un sonoro beso en la mejilla qué no esperaba. Pasa y deja su abrigo y su bolso en el perchero mientras cierro la puerta y me acomodo en la sala para ver la televisión.— Y, ¿cómo estás? — Estoy arrepintiéndome el haberle dicho qué estaba en casa. Pode haber hecho un maratón de Supernatural, qué idiota.

—Ya mejor, me desespera traer esté yeso pero Grace hace qué mi desesperación seda por completo.— Contestó sin verla pues estoy tratando de ponerle atención a la serie.

—Grace eh, ¿ya volvieron? — Definitivamente adiós serie, apagó la televisión y me acomodo para prestarle atención.

—No, sólo somos amigos. Desde qué me aconsejaste qué sería mejor ser amigos pasó un pequeño desliz pero lo arreglamos o mejor dicho discutimos y entonces me disculpé, nos disculpamos y todo bien.— Explico.

—¿Vez? Su relación está bien, sin preocupaciones. Cómo te dije, la amas pero lo suyo ya era cuento de ayer lo qué dices sentir por ella son recuerdos, lo qué tú necesitas es salir con otras personas.— Sabía a lo qué se refería con eso y tal vez no lo recuerde pero cuando nos conocimos, pasamos mucho tiempo juntos y un día de esos ella llegó a mi apartamento, ebria y triste, confesándome qué estaba enamorada de mí, habló y habló hasta qué se desmayó y la lleve a su casa pues mi padre llegaría a visitarme al día siguiente por la mañana y no podía ver a Noah con resaca en mi apartamento. Después, la vi e intenté preguntarle sobre su comportamiento esa noche pero ella juró qué no se acordaba de nada, así qué no mencioné la confesión qué había hecho, tal vez era cierto o tal vez no pero realmente no me importaba y ahora tampoco pues jamás la veré con sentimientos qué no sean de una amiga, sólo eso.

—Tal vez, pero sinceramente no tengo muchas ganas de conocer más personas.

—Pues probablemente quieras después de lo qué tengo qué mostrarte.— Saca su teléfono y comienza a buscar algo.— Un amigo estaba ahí ese día y él capturó las fotos.— Me pasa el teléfono dejándome ver algo qué hace qué me hierva la sangre. Grace, encima de una mesa mientras se quita la ropa y después otra fotografía de ella besándose con una chica, bailando y bebiendo junto con ese idiota, Marco.

—Ya no quiero ver más eso, mejor.., ¿sabes? Seguiré tú consejo, deja me intento vestir normalmente y salimos.— Digo con un nudo grande en la garganta. Estoy molesto, en un punto de querer matar a este tipo.

—Bien, aquí espero.— Dice sonriendo. Me levanto del sillón y voy directo a mi habitación.

Así vamos a jugar, Foster.

Tengo puesto un yeso pero eso no significa qué no puedo divertirme.

Viviendo con mi ex | ✔️ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora