Capitulo 19

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Nada más llegar a su habitación, antes de darse una ducha. Eloísa llamó a Lorena, le exigía poder contarle lo que hasta ese momento había descubierto.

—Lorena escúchame con atención. Acabo de ser testigo del odio que tiene Miguel a Zacarías. Y una mujer me ha dicho que Raúl Asbal tiene algo que ver en toda esta historia. Lorena pienso que cada vez estoy más cerca de la verdad.

—Eloísa, respira hija que los pulmones funcionan solos.
Punto 1. Raúl Asbal es el padre de Mariola, él mismo me lo confesó y el tal Zacarías es su padre, por el cual es el abuelo de Mariola.

—Entonces, si Raúl Asbal es el padre de Mariola, eso significa que podría ser nuestro padre.

—¿Qué dices muchacha? ¡Ay Eloísa! que te veo venir.

—Lorena, ¿no crees que son muchas coincidencias? Nuestra madre se llamaba Eloísa, en la medalla que me dio mamá, hay unas iníciales  con "R y E" Esme me dijo que nuestro padre se la regaló a nuestra madre. Nacimos el mismo día que Mariola. Sigo.

—Bueno...a ver pensándolo bien...pero no sé ¿Mariola y nosotras hermanas?

—Escúchame con atención Lorena. Para poder saber la verdad sólo debes hacerte una prueba de ADN con Mariola y Raúl. Así saldremos de esta duda. Confío en qué podrás Lorena.

—De acuerdo, haré esas pruebas y cuando obtenga los resultados te diré algo.

Un rato después Eloísa salía envuelta en una toalla del baño para cambiarse cuando alguien tocó la puerta. Pensando de que podría tratarse de Marta abrió la puerta sin preguntar antes.

Y allí apoyado en el umbral de la puerta con sus manos en los bolsillos se encontraba Marcos deslizando sus ojos esmeraldas por el cuerpo de ella que tan solo cubría una toalla. El rubor apareció en las mejillas de Eloísa notando como le abrasaba esa mirada.

—Puedo pasar y te ayudo a vestirte.—Con mirada satírica, sonrisa chancera le dio un beso en su mejilla acalorada susurrándole que le espera abajo para cenar.

Al cerrar la puerta, Eloísa notó como su piel estaba quemando y tan solo habían ido unos segundos contemplando su cuerpo desnudo, si hubiera llegado a tocarla ¿qué hubiera sido de ella?

Al bajar al salón, todos ya estaban sentados en la mesa. Miguel, como un viejo astuto, no se le escapaba ningún detalle. Miró aquella muchacha que actuaba o más bien intentaba actuar como su nieta. ¿Pero quién es ella en realidad?

El físico era muy parecido al de su nieta, pero su manera de ser era evidente que no lo era. Miguel miraba a Eloísa como un halcón cuando va raptar su presa. Y lo que más le fastidiaba que estuviera seduciendo a Marcos, a ese hombre que él mismo eligió para que se casara con su nieta.

Arrullando la servilleta intentando contenerse para poner en su sitio a esa descarada, Miguel habló con Marcos sobre su trabajo y lo que verían mañana en la finca.

Tras terminar la cena, Eloísa se marchó con Marta a un pequeño jardín para poder hablar a solas.

—Tía Marta, ¿Por qué en el corazón de mi abuelo hay tanto odio?

—Eloísa, Miguel siempre ha sido un hombre cruel y violento. Tan solo con su mujer Mariola, fue a la única que trató bien. Mi padre, el coronel Román Urtizo, un militar recto y con nada de amor en su corazón nos educó de una manera nada ortodoxa, Miguel fue el que más sufrió por ser varón. Mi padre lo educó a base de golpes, insultos, y tratándolo como si fuese un patán. Por eso, Miguel no conoce el amor. Toda su vida se la ha pasado haciendo que lo obedezcan, hasta su propia hija. La cual murió a causa de amar a un hombre inadecuado según mi hermano. Después de dar a luz a sus hijas, nada se pudo hacer por salvar su vida. Miguel nunca entendió el amor que sentía Eloísa hacía Raúl, el hijo de Zacarías un simple trabajador. Por eso odia tanto a esa familia.

CONCÉDEME EL DESEODonde viven las historias. Descúbrelo ahora