El día había transcurrido con normalidad a pesar de no poderse quitar de la cabeza a Marcos. Aquel hombre que se ha adentrado no solo en su mente si no también en su corazón. Aunque quisiera poder explicarse cómo ha podido fijarse en el prometido de Mariola, ni ella misma podía explicarlo, y mucho menos sabía que no debía hacerlo. ¿Pero quién manda en los corazones?
Paseando por las tiendas de los centros comerciales a la vez que hablaban de todo un poco, el móvil de Eloísa sonó. Se trataba de Marcos comunicándole que esa misma noche irían a la casa de Elian a una fiesta que iba a dar. Eloísa aceptó encantada, quedando en que Marcos se pasaría por su casa a las siete.
-—Tía Marta me gustaría que me acompañases a casa si tienes tiempo, quiero que me ayudes arreglarme. Necesito verme bonita.
«Necesito verme bonita» ¿Desde cuándo Eloísa se preocupaba por su aspecto? Para ella solo existió el amor de Armando y nunca le importó ir o no a la moda, puesto que él siempre le repetía lo bonita que se veía con cualquier atuendo. Sin embargo, aquel amor no tuvo sentido, puesto que él se encargó de hacerle ver la realidad. Y ahora que sentido tenía pensar en él si en realidad lo que más deseaba era pasar el mayor tiempo posible con Marcos antes de volver a la realidad. A una realidad que egoístamente quería que volviese lo más tarde posible.
En su casa, Eloísa se preparaba para asistir a la invitación de Elian, con la ayuda de Marta comenzó arreglarse. Eloísa no era una experta en acicalarse, y en ese momento lo que más deseaba era que Marcos la viera bonita y le susurrase lo hermosa que es.
-—Mariola te ayudo a ponerte el vestido.-—Le preguntó Marta haciéndole entrega de un vestido azul marino.
Eloísa comenzó a ponerse el vestido, pero a la hora de subirse la cremallera notó que ésta no subía, al parecer si había atascado con la tela.
-—Tia Marta creo que la cremallera se ha atascado. Estoy tan nerviosa, que ni atino a subirla.
-–Es lógico querida que lo estés, puesto que estás poniendo todos tus esfuerzos por caer bien a Elian. Espero que él vea también el cambio que intentas dar para que vea que puedes hacer feliz a su primo.
-–Eso espero tía Marta.
Cuando Marta le ayudó a subirme la cremallera vio el reflejo de una cadena dorada colgando del cuello de Eloísa, con sus dedos la siguió poniéndose enfrente de Eloísa, a continuación Marta miró con perplejidad aquella medalla. Era la misma medalla que le hizo entrega hace veinticinco años a Esme. Durante unos minutos la examinó con cautela rozándola con sus dedos. Sí, sin duda era la medalla de eso no cabía duda.
Perturbada, Marta se separó de Eloísa sensible por haber reconocido la medalla mirando fijamente a Eloísa gritándole a su vez que le diera una explicación.
-–Dime quién eres.-–Las palabras eran justas, su voz se rompía iracunda contemplando a la mujer que tenía ante ella.
-–Tía Marta ¿qué te pasa? Soy Mariola. Mariola, tú sobrina.
-–Mientes impostora. Dime quién eres ahora mismo o llamo a la policía.-–Los nervios empezaban a traicionar a Marta. Sin darse cuenta alzó la voz haciendo que Eloísa comenzase alterarse al ver que estaba siendo descubierta.
-–Tía Marta, soy Mariola.
-–Mira déjame de ver la cara de estúpida y dime ahora mismo quien te ha dado esa medalla. Responde o llamo ahora mismo a la policía.
-–Por favor no lo haga. Esta medalla es mía te lo juro, mi madre me la dio hace tiempo diciéndome que permanecía a mi madre biológica, la cual murió cuando nací.
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CONCÉDEME EL DESEO
RomanceLa familia Urtizo, una familia respetada y adinerada. Miguel un hombre serio y respetado entre sus trabajadores se ve envuelto en un escándalo por culpa de su hija. Al morir su hija tras a dar a luz a trillizas, amenaza con hacerlas desaparecer. Esm...