Capítulo 15

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Durante varias noches Marcos no podía conciliar el sueño por estar  pensando en aquella mujer tan parecida físicamente a Mariola y en lo mal que se había portado con ella. Al fin y al cabo ella no es Mariola, supuestamente no tenía por qué darle ningún tipo de explicaciones, pero había algo dentro de él gritándole que fuera a buscarla.
Habían pasado varios días que no la veía y ya comenzaba a extrañarla. Por ello a las siete de la mañana se dirigía impaciente hacia su casa. Necesitaba hablar con ella. ¿Exactamente qué era lo que debía hablar con una desconocida?

Al llegar al portal Marcos saludó a Laureano el chófer de Marta. Seguidamente pasó dentro rápidamente, necesitaba con urgencia hablar con Eloísa.

—Buenos días Mariola.—Empezó Marcos hablando clavando sus ojos esmeralda con un azul tan intenso llegando a traspasarle aquella mirada como una flecha ardiendo. Durante unos segundos ninguno de los dos apartó sus ojos. Poco a poco Marcos se fue recomponiendo de la distracción que le proporcionaba ella. Por alguna extraña razón Marcos empezó a pensar cómo sería su piel rozando la suya, sus manos deslizándose por su cuerpo y esos labios le arrebataban su último suspiro. ¿Se habría enamorado de aquella desconocida, llegando a poder ocultar lo que siente?

—Dime Marcos, a qué has venido tengo que marcharme mi tía Marta me espera abajo.

—¿Dónde váis? —Le pregunta intrigado y algo inquieto.

—A la finca de mi abuelo, desea verme.

—Yo solo quería hablar contigo por lo ocurrido la otra noche. Quería decirte que no llegué a más...

—Párale Marcos. Acaso no te das cuenta de las cosas. No, no me mires así, antes quizás te diera permiso, pero ahora me niego de que estés con otras mujeres. Tampoco quiero ser posesiva, sin embargo no puedo evitarlo.

Aquellas palabras rozaron el límite de la locura de un hombre que seguía contemplando a una mujer tan parecida a Mariola y muy distinta a ella. Era más que evidente que no era Mariola. ¿Quién era esa mujer que hacía que cayera en una trampa arriesgando ambicionar su querer?

—Entonces no volverá a pasar. Veo que has cambiado demasiado y admiro lo que haces por intentar que nuestra relación vaya bien.

—Todo lo que hago es porque nuestra relación vaya bien y quisiera preguntarle ¿Te casarás conmigo?

«Contigo o con Mariola» Pensó Marcos acariciando el rostro de ella para a continuación besarla.

—Me tengo que ir Marcos ya nos vemos a mi vuelta.

—Mariola, te pido perdón nuevamente. Por favor perdóname.

—Tranquilo si me dices que no volverá a pasar te creo. Ahora debo marcharme. Nos vemos en unos días.

Al irse Marcos la siguió con la mirada guardando en su interior las ganas de expresarle lo que su corazón empezaba a sentir. ¿Acaso se puede enamorar de una persona en tan poco tiempo sin saber ni si quiera su nombre?

Definitivamente estaba loco en pensar aquello. Por ello debía guardar silencio y quedarse con los buenos momentos que junto a ella está pasando, de hecho ya formaba parte de él.

Una vez dentro del coche, Marta saludó a Eloísa con su habitual sonrisa y un beso en la mejilla. Todo en la vida tiene principio y fin y por ello debía asumir que aquello que le estaba sucediendo era bueno. Por fin le habían concedido el deseo de poder conocer a sus sobrinas. El problema era cómo le iba a contar la verdad o si debía esperar que llegase el momento adecuado para ir revelándole detalles de su familia. Eloísa se merecía saber la verdad y Marta comenzó  advirtiéndole como se debía comportar ante Miguel, algunas fechas, detalles de su infancia y sobre todo le subrayó que no debía desobedecerlo. Eloísa afirmaba todo los detalles que le daba su tía, aunque algo dentro de ella la intrigaba de saber quién era en realidad ese hombre al que describían tan ruin y maligno.

CONCÉDEME EL DESEODonde viven las historias. Descúbrelo ahora