capítulo 38

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Tras haber planeado el viaje durante días, Esme, Eloísa y Mariola llegaban al aeropuerto de París. Mariola estaba muy contenta de ir a comprar junto a su hermana y la madre de ésta las cosas necesarias para su boda.

Antes de comenzar en ir en tienda en tienda llamaron a un taxi para presentarse por sorpresa en casa de Lorena.

Aunque había dormido lo suficiente, el mal humor y la incertidumbre de no saber dónde estaba Nick o aún peor, que le hubiera pasado algo malo.
De pronto notó un pinchazo en su corazón. ¿ Y si lo estaba juzgando mal?

—Lorena te pasa algo cariño, te veo distraída.

—Ay tía, y si me he precipitado y resulta que a Nick le ha ocurrido algo malo. Oh Dios, toquemos madera para que no le haya pasado nada.

—Lorena tranquila, verás como vendrá y saldremos de dudas. Venga come un poco y verás como el mal rato que estás pasando  quedará en eso.

—Eso espero.—De pronto el timbre sonó.
Sintiendo como su corazón hubiera recobrado la normalidad, Lorena fue abrir la puerta, cuando la abrió se encontró con la sorpresa de ver a sus hermanas y su madre. Inmediatamente todas se abrazaron saltando de alegría.

—Pasad a la cocina habéis llegado a tiempo para comer.—Propuso Lorena sin soltar el brazo de su madre.

Tras saludar a Marta, todas se sentaron en la mesa. Durante la comida Mariola le explicaba a su hermana y tía cual había sido el motivo de su viaje.
Lorena y Marta la felicitaron por su boda, pero con lo que no contaba Marta era con que se iban a quedar varios días.

Con disimulo agarró a Lorena llevándosela aparte.

—Lorena tenemos un problema.

—¿Qué problema tía Marta?

—Aurelio. ¿Dónde va dormir? ¿O...vas hablas con él?

—Mierda, se me había olvidado Aurelio. Es que con la sorpresa de ver a mis hermanas y madre me olvidado de Aurelio. ¿Y cómo le digo yo ahora que  se vaya a dormir a una pensión? ¡Qué marrón! Y... esto va parecer la casa de gran hermano.

—Bueno ya encontraremos alguna solución.

—Eso espero. Por lo cual dentro de un rato si Nick no ha venido a buscar a Mariela iré a buscarlo a su casa.

Marta asintió con la cabeza y ambas se marcharon al salón para continuar con su conversación.

Ya eran cerca de las ocho y media, y no había señales de Nick. Mariela estaba contenta con el juguete que le había comprado Marta  y con toda la atención que estaba recibiendo por parte de todas las mujeres.
Triste y sin quedarle de otra, Mariela le dijo adiós con su manita a las mujeres y le dio un fuerte abrazo a Marta dándole un cariñoso abrazo, como si con ese gesto le estuviera queriendo decir que no deseaba separarse de ella.
En los días que había estado en casa de Lorena, Marta se había mostrado muy cariñosa con la niña, le regaló ropa, juguetes y sobre todo le daba cariño. Algo que carecía Mariela.

En el momento que Lorena se montaba en su auto, vio llegar Aurelio. Descompuesta en nervios, por todo lo que le hacía sentir Aurelio y a la vez le gustaba Nick comenzó a ponerse roja y a tartamudear.

—Lorena que tal. ¿Hoy no has trabajado? Cómo no te he visto en el hospital.

—Bien gracias. Y tú qué tal, como sigue Irene. No, no he trabajado, me tocó guardia y hoy descanso.

—Y Mariela, no han venido a buscarla.

—No, de hecho iba ahora mismo a llevarla a casa de su hermano.

CONCÉDEME EL DESEODonde viven las historias. Descúbrelo ahora