Capitulo 41

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Debía de asimilarlo. Nick ya formaba parte de su pasado. Su corazón se encogió de pensar que cierto día puso todos sus sentidos en él, amándolo con intensidad y al parecer todo aquello quedará grabado bajo llave en lo más profundo de su corazón.  Cada momento que pasó junto a él se han ido elevando hacia el cielo como un globo, al que inflas poniendo todas sus ilusiones para acabar viendo como se elevan y desaparecen ante ella.
Triste, con su mirada puesta en las estrellas se pregunta
Lorena porqué no ha cuajado su relación con Nick.

En efecto, cruzarse con Aurelio la había hecho despertar de ese letargo comenzando a sentirse atraída hacia él. Aquello era una locura. Si aún permanecía en su corazón o más bien en su mente Nick, porque no puede dejar de pensar en Aurelio y lo que sintió cuando la besó. Un beso agradable, tierno y bondadoso. Con un simple beso, Aurelio había conseguido darle la suficiente valentía para ver con claridad como es realmente Nick. Y lo que es peor, volver a latir su corazón por como la trata con tanta galantería y dulzura.

En el salón, las cuatro mujeres le narraban a Lorena con sumo detalle todo lo ocurrido en el juicio y la reacción que tuvo después Nick al enterarse que iba a perder la custodia de su hermana.
Ahora debían de pasar unas semanas para el trámite del papeleo, y cuando estuviera listo, Mariela sería su hija adoptiva.
Lorena se puso contenta por Marta y Mariela. Al fin la niña tendría un hogar lleno de cariño.

Casi a medianoche, Lorena se fue a dormir, sus hermanas no dejaban de hablar de los preparativos de la boda y sobre su vestido. Aunque ella está feliz por sus hermanas, Lorena notaba un pinchazo lo bastante amargo como para tener que esconderse y llorar a solas.
Porque todo debía de ser tan complicado. Porque ella no podía ser tan feliz como sus hermanas y tener un hombre que la ame tal y como lo hace Marcos y Emilio con sus hermanas. Afligida poniendo su mano en su pecho dejó libre su lamento pensando que ella nunca obtendrá esa felicidad.

Nada más llegar al hospital, Lorena fue avisada que debía ir a la oficina de su padre.
Allí se encontraba Raúl sentado tecleando en el ordenador.
Nada más ver a su hija la invitó a pasar ofreciéndole un café.

Para Raúl le hubiera resultado más fácil hablar de ese asunto fuera de las cuatro paredes del hospital. Pero no solo era padre, también era el director del hospital y eso conlleva una gran responsabilidad.

Su semblante pasó de estar feliz de poder ver a su hija a ponerse serio sentándose en su sillón entrelazando los dedos mirando a Lorena recto frunciendo su ceño.

—Lorena, te he hecho llamar porque necesito hablar contigo sobre un error que cometiste.

—¿Cuál?—Lorena no estaba acostumbrada a que su padre le tuviera que llamar la atención y verlo tan serio le causaba hasta escalofríos.

—Resulta que te has involucrado en un caso que has llegado a interpretar mal las cosas. Se trata sobre la paciente Irene Navarro y el paciente Alan Cluis.
Lorena, sé que los pacientes son hermanos. Y que la paciente Irene en estos momentos está siendo sometida a una delicada operación de transplante de riñones, mientras que el otro niño, tiene leucemia y según las pruebas realizadas debidamente, por ese niño no podemos hacer nada por salvarle la vida. Su enfermedad está demasiado avanzada como para tenerlo que someter a una operación.

—Pero yo estudié el caso, vi las pruebas.

—Las pruebas que mandaron del otro hospital, las que le hicimos nosotros no llegaste a verlas. Y ese ha sido tu error hija. Te has anticipado creando más confusión en unos padres que están desesperados por salvarle la vida a su hijo. Lorena hija, ese niño venía de un hospital de Houston, su madre buscaba un último recurso. Y el problema es que su hijo va morir y puede que nos demande. ¿Entiendes ahora cuál es el problema del asunto?

CONCÉDEME EL DESEODonde viven las historias. Descúbrelo ahora