CONCÉDEME EL DESEO

Capítulo 28

Tomando un café, Eloísa les contaba a sus hermanas lo sucedido la noche anterior, le relataba como Marcos le había pedido que se casara con ella y como Armando se atrevió a mentirle. Menos mal que Marcos no le creyó nada y acabó poniéndole en su lugar dejando le un claro aviso que jamás se acercase a ella.

Mariola empezó a sentirse mal por lo sucedido y volvió a disculparse con su hermana.

—Eloísa yo...me siento abochornada por todo lo que te hice de pasar. Espero que algún día puedas perdonarme.

—Mariola ya relájate, ya te perdoné. Además si no hubiera sido por ti jamás me hubiera enamorado de mi futuro marido.

—No sabes lo mucho que me alegro por vosotros, porque yo también soy feliz junto a Emilio. Aunque no me haya pedido en matrimonio. Pero bueno da igual.

—Que sí, que sí, que os ponéis muy cansinas hablando de tanto amor. Menos mal que yo estoy vacunada contra ese virus.

—Sí ya, y si hablamos de Nick ¿qué dices Lorena?

—Que es buen chico, toca bien el bajo, es guapo y buen amigo.

—Lorena no evites lo que tienes ante tus ojos.--Le aconsejaron sus hermanas.

Lorena desvió sus ojos para otro lado, lo que menos pretendía era que sus hermanas se dieran cuenta del efecto que tiene Nick sobre ella. Desde la última vez que estuvo con el, cada gesto, cada mirada se le ha clavado tanto en su corazón como en su mente.

Media hora después, las tres hermanas se despedían volviendo a quedar en verse antes de que se marcharse Eloísa.

Caminando para su casa, el móvil de Lorena sonó. Al ver en la pantalla que se trataba de Nick, su corazón no tardó en galopar. ¿Qué le estaba sucediendo para no poderlo apartar de sus pensamientos?

—Lorena como lo llevas.

—Bien acabo de separarme de mis hermanas, voy para mi casa.

—Me preguntaba si te apetecería venir hasta mi casa, quiero enseñarte una canción que he compuesto. ¿Te apetece ser la primera en escucharla?

<<La primera>>, se repitió para sí misma esbozando una sonrisa.

—De acuerdo voy para allá.

En menos de media hora, Lorena ya se encontraba en la casa de Nick. Al pasar dentro, las palabras apenas le salían de su boca. En cierto modo todo lo que veían sus ojos la atraía. Nick vestía un pantalón de chándal negro con una camiseta de tirantes blanca, marchando la estructura atlética de su cuerpo dándose el gusto de ver al chico que le gusta como lucía ante sus ojos, aquello si era todo una delicia.

—Gracias por venir. Ponte cómoda voy a preparar algo de picoteo y estoy contigo.

Todo aquello que estaba viviendo era sorprendente, nunca antes ella había estado a solas con un hombre. Y verse en esa situación era sobrenatural.

Tomó asiento en el sofá paseando sus manos sudorosas por sus rodillas, está emocionada y a la vez nerviosa. Cuando llegó Nick con la bandeja y varios platos de aperitivos y bebida, ella solo pudo sonreír. El efecto Nick conseguía que desvaríe. Su mirada clara magnetizaba lograba darle un toco de pillo que la encendía.

Un rato después de haber hablado de todo un poco, Nick agarró su guitarra tomando asiento al lado de Lorena.

Ella se quedó quieta solo podía escuchar el sonido del latido de su corazón y las notas de la melodía. Sus labios estaban demasiado cerca de ella, tanto que ella pensó que la iba a besar, pero cuando Nick susurró su nombre, comenzando a deslizar sus dedos por las cuerdas de la guitarra empezó a entonar la canción pronunciando cada palabra que salía de su garganta haciendo que ella comenzara alterarse e imaginarse esos labios pegados en los suyos, sus manos vagando por sus curvas. El calor se iba apoderando de ella, tomando color en sus mejillas. La melodía se adentraba en sus oídos como la voz de Nick traspasaba su piel logrando erizarla. Admirando su voz aterciopela, su cuerpo no tardó en estremecerse bajo la mirada de adoración de Nick. Al finalizar la canción, Lorena apenas tenía palabras, le felicitó por lo bonita que era la canción dejándose vencer le agarró la mano tomando la iniciativa de besarlo.