Capítulo 9

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Mientras terminaba de arreglarse, el timbre de la puerta sonó. Al abrir la puerta Eloísa se topó con Marta. Ella como siempre lucia  esplendorosa con un brillo de felicidad en su mirada. Sin dejar de sonreír, abrazó a su sobrina dándole la bienvenida con un caluroso abrazo.

Aquel gesto consiguió que los nervios que azotaban en su interior se calmasen aunque fuese por corto tiempo. Marta, con su humanidad y sensibilidad la hacía de sentirse cómoda y a gusto.

—Hola Mariola, ¿cómo te ha ido tú viaje? —Sin dejar de sonreír, Eloísa acompañó a Marta hasta el salón diciendose a sí misma: «Si con Marcos había sido una prueba difícil, con Marta sería más». Sus nervios volvieron aparecer, a pesar de que Mariola le había contado cosas referente de Marta, ella aún se mostraba desconfiada, o peor aún, que en algún momento pudiese cometer algún error y ser descubierta. Lo que la llevaría a ir a la cárcel. Inquieta Eloísa se levantó con la excusa de ir a la cocina para preparar un café.

Minutos más tarde con sus tazas de café en la mano, Eloísa hablaba con Marta referente a su viaje.

—Me alegro de que te haya ido bien el viaje querida. Pero, Mariola yo quería saber...bueno...que es lo que realmente sientes por Marcos. Por lo que he escuchado él no quiere casarse contigo. —Con sensibilidad, Marta agarró las manos de Eloísa. Aquel simple gesto cargado de dulzura causó un gran efecto sobre ella. Tanto que su recelo hacia Marta se estaba volviendo en cariño. Por alguna extraña razón, Eloísa apreciaba a Marta, tanto que su corazón ya había dejado de advertirle del peligro que corría si hacía algo inadecuado.

—Para serte sincera tía Marta, he visto cambiado a Marcos. —Empezó hablando Eloísa tratando de resolver el asunto por el cual había sido obligada hacer.—Pienso que nos debemos de dar una segunda oportunidad, por lo cual le dicho que como yo estoy dispuesta a cambiar, de hecho ya he comenzado hacerlo, que él haga lo mismo. Lo que menos deseo es mantener discusiones con él. —Hablar con tanta seguridad y al mismo tiempo con tristeza daba la sensación de que se trataba de la misma Mariola. Cuando en realidad para Eloísa Marcos era un buen hombre, y era más que evidente que no quisiera casarse con Maléfica. Pero ella no estaba allí ocupando su lugar para cuestionar nada, si había viajado era precisamente para encargarse de que Marcos aceptase casarse con Mariola.

—No sabes cuánto me alegro querida que por fin hayas decidido cambiar. Verás como ahora te irán las cosas mejor en tu relación. Os deseo la mayor felicidad del mundo. —Marta estrechó entre su pecho a Eloísa dándole un candente abrazo. Tal y como se lo había dado Esme. El cariño que le ofrecía Marta era tan acogedor que a pesar de estar tan preocupada, algo había en ese apretón que la lanzaba a un cariño estrecho. Como si entre ellas hubiese un lazo que las une.

—Tía Marta me preguntaba si querías que mañana fuésemos de compras y de paso ir a visitar a Marcos a su trabajo. —Mariola le había hablado referente el trabajo de Marcos. Y si algo había 
más que le apasionaba a Eloísa, era la arquitectura. Desde que Mariola le mencionó que Marcos tenía su propia empresa de arquitectura junto a su primo Elián que era constructor, Eloísa ansiaba poder ir a ver el lugar donde trabajaba Marcos.

Marta aceptó gustosa. Minutos después Marta se despidió de Eloísa quedando en que se pasaría a buscarla e irían de compras para más tarde ir a la empresa de Marcos.

Al cerrar la puerta tras despedirse de Marta, por fin Eloísa pudo respirar en paz. Aunque la compañía de Marta y el tr xato que le daba era satisfactoria, aun así le quedaba la duda de que pudiese cometer cualquier error y ser descubierta. ¿Pero hasta cuándo podría hacerse pasar por Mariola sin ser descubierta? ¿Cómo puede una persona hacerse pasar por otra siendo de distinta manera de ser? ¿Podría conseguir su propósito? ¿Y si lo conseguía, en que lugar quedaría ella? Había llegado sin nada, y de la misma forma tendría que abandonar todo aquello. Sin quedarle de otra, debía mostrarse fría y soberbia. Su mayor prioridad era saber sobre sus orígenes, y conseguir averiguar al menos quien es su padre. La cabeza parecía que le iba a estallar a Eloísa, su inquietud solo era el comienzo para todo lo que debía afrontar.

CONCÉDEME EL DESEODonde viven las historias. Descúbrelo ahora