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El sonido seco de mis huesos dando contra el suelo de madera se escuchó en todo el salón, siendo seguido solamente por el chasquido desaprobatorio de una lengua y un pesado suspiro.

— Levántese, Kim. —

La voz cortante de la profesora Choi me hizo despertar de mi aparente estado de shock, logrando que  asintiera rápidamente para poder abandonar mi sitio en el piso y dejar de dar lástima. Moví mi persona hacia la barra y me coloqué en mi nuevo lugar detrás de Jungkook, quién me observaba con preocupación, y dos puestos atrás de Jimin, que mantenía el ceňo fruncido pero no se giraba siquiera a verme.

Lo sé, Jimin.
No estoy a la altura de las circunstancias, ¿verdad?

Fuerte, ¿no?.
Si, si, lo sé. Seguramente están confundidas con absolutamente todo lo que acaba de ocurrir, así que será mejor que las ilustre y les cuente todo lo que ha pasado durante éste último tiempo.
Agárrense, seňoritas, ésto será un viaje corto pero intenso.

Tras el incidente con Park y Yook, quién ostentaba el tercer puesto del podio de bailarines, se decidió que éste último fuera expulsado definitivamente de la academia tras acumularse una cantidad considerable de quejas contra su conducta abusiva hacia otros bailarines de más bajo rango que el suyo. Como una forma de compensar el mal trago que sufrí, me ascendieron hasta el tercer puesto, siendo ahora miembro de "La Santa Trinidad", como le gustaba decir al mocoso de Jeon.
Como ya sabrán, sólo tres del comité de bailarines viajarían a Europa a mediados de Agosto para la gran exposición de la academia en el Teatro Real de Madrid y, como ya se habrán dado cuenta, logré lo imposible.
Sí, es gratificante ver cuánto he crecido en sólo unos pocos meses, pero en momentos como éstos, en dónde mis piernas flaqueaban por el cansancio y no parecían responder a los movimientos de la danza ni de mi corazón, no creía merecer tal honor.

Realmente sentía que lo único que podía hacer era avergonzarme por haber osado siquiera en pedirle a Jimin que fuera mi maestro.

Ah, éso es otra cosa que seguramente quieren que les actualice, ¿no es así?.

Jimin y quién les habla nos volvimos pareja.
Vamos, salten y hagan una fiesta.

Parece que su corta estadía en mi departamento fué lo suficientemente revelador para que prácticamente me arrastrara a vivir junto a él, alegando que "Tu departamento queda lejos del mío" o "No sé como has podido sobrevivir hacinado de ésta forma" también "Tu cama es muy incómoda" y, finalizando, "No me gusta que Hoseok venga cada vez que quiera aquí". Para evitar problemas con Hope, pues sus otras justificaciones me importaban un bledo, decidí acceder a su pedido/orden y me mudé a su hogar.
Estuve desarrollando una especie de orgasmo mental durante éstos dos meses que llevamos juntos y, ahora que soy capaz de tenerlo entre mis brazos todas las maňanas al despertar y ser capaz de presenciar como aquéllos ojos con forma de alcancía se abrían al despuntar el alba, me daba cuenta de lo afortunado que era.
Todavía no me lo creo, quizás nunca creeré que ése imbécil se fijó en mí y me convenza toda mi vida que estoy viviendo en una especie de sueňo utópico, pero mientras él sostenga mi mano y yo la suya, sabré que todo está bien.

... Incluso en éstos momentos.

No hacía falta verlo, sabía bien que prácticamente me estaba acribillando con la mirada a través del reflejo de uno de los tantos espejos del salón de prácticas. Hasta mi posición podía percibir la decepción que sentía, y falta no hacía, pues yo mismo me encontraba con mi ánimo por los suelos.
Desde ésa misma noche en la que ambos confesamos nuestros sentimientos hacia el otro y yo le pedí ser mi maestro, lo que había aceptado de buena gana desde el primer momento, habíamos estado ensayando en un salón alquilado la coreografía que él y yo haríamos.
De su parte... Bueno, no hay mucho que agregar más que sus movimientos eran dignos del mejor bailarín que mis ojos vieron. Sus pasos ágiles al son de Don Quijote eran siempre perfectos, sus terminaciones pulcras y perfeccionadas por el entranamiento y la exigencia que a sí mismo se imponía y una sonrisa de satisfacción adornaba su cara cada vez que terminaba su coreografía a tiempo perfecto, majestuoso y honorable... Tal como Jimin era. Definitivamente, él había elegido la canción perfecta: alta complejidad que requería de la destreza que Park derrochaba.

El Cisne (VMin) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora