La salida de Veira fue fantástica, había culminado sus terapias y quería llevar a cabo su casamiento cuanto antes, ya que la boda en grande se había cancelado decidió hacer algo pequeño, solo con los testigos, en su caso Byron y yo, sé que quiso precipitarse dada la situación de peligro que se estaba presentando, era entendible correr ante estos riesgos.
—Byron ya es tiempo te cases con Kaelita. —sugirió Veira.
Byron tocio y me abrazo, podía sentir su incomodidad.
—Ya nos llegara nuestro tiempo, quiero hacer algo grande. —se limitó a decir.
—Sabes que no soy de muchos lujos. —dije mirándole.
—Lo sé, pero no me voy a quedar a hacer algo pequeño cuando Liam y Alexa hicieron tremenda boda, ya verás que la de nosotros será más grande aun. —aseguro.
Todos reímos, ante su comentario, al final del día Veira y su esposo se fueron de luna de miel y entre lágrimas nos despedimos.
—Es bueno ver que ella estará bien. —mencione mientras giraba la cabeza de un lado a otro.
Me percate que Byron me miraba, de manera extraña, demasiado para ser sincera.
— ¿Sucede algo? —pregunté inquieta.
El tomo un respiro y miro al cielo sonriendo, su pelo estaba algo rizado así que se fueron atrás, el sol resaltaba su piel morena, para cuando volvió a mirarme su expresión era triste.
—Es que mientras te miraba una pregunta rondaba mi cabeza. —dejo escapar. — ¿Por qué a pesar del daño que te hice, de la forma que te falle, del peligro que estas expuesta por mí, aun sigues conmigo? Y no quiero respondas porque me amas, siempre digo que amor no quita conocimientos. —manifestó triste.
Me acerque a él y apreté sus mejillas, le sonreí con muchas emociones, antes de responderle.
—No quise morir de frio, así que preferí jugar con fuego, me has dado la calidez que nunca tuve, y aunque amor no quite conocimiento cuando se ama de verdad va más allá de todo.
Sus ojos estaban brillosos, no podía creer que estaba a punto de verlo llorar, pero el muy estúpido se giró y cubrió su rostro, para cuando logre quitar sus manos ya había limpiado todo vestigios de lágrimas.
—Pero no creas que si vuelvo a enterarme de algo o me fallas de nuevo voy a perdonarte, no lo creas campeón, esta vez te quemaría no con el fuego del amor. —añadí.
—Tranquila eres todo lo que quiero, no voy a fallarte te lo prometo. —aclaro.
Miro su reloj, justo en ese momento me sentí triste, el ser médico exigía mucho de él, a cada momento debía de salir corriendo para ir a una emergencia, congreso, consultas, charlas, llamadas de pacientes por el solo hecho de que olvidaron como tomar su medicación o porque perdieron sus recetas, justamente al verlo mirar la hora ya sabía que tenía que irse, ese era su deber, mi hombre era un súper héroe, salvar vidas debe sentirse hermoso, siempre le observaba hablar con sus pacientes, ver el rostro feliz de estos al ser tratados bien me hacía sentir orgullosa, no imaginaba el remolino de sensaciones que experimentaba él.
—Ya sé que debes de irte amor, ve a salvar vidas. —hable antes que él.
—Te amo mi pequeña saltamontes, entra en casa y cierra todo bien. —ordeno dándome un beso.
Lo vi partir, pero no me lleve de lo que me dijo, me senté en los escalones mientras miraba los vehículos cruzar delante de mi casa, note que un mismo carro cruzo varias veces, disminuyendo exactamente delante de mi casa, un escalofrío recorrió mi cuerpo, me levante dejando que mi teléfono se fuera al piso, cuando intente levantarlo unas manos lo tomaron antes que yo.
—Déjeme ayudarle señorita. —aclaro el dueño de la mano.
Deje que tomara el teléfono y retrocedí, mire rápidamente su rostro, era un desconocido, aunque me resultaba algo familiar, me brindo una media sonrisa mientras me entregaba el celular.
— ¿Es usted Kaela? —pregunto con simpatía.
Volví a retroceder, en mi mente solo estaban las llamadas anónimas hacia Byron, era demasiado extraño que en el justo momento en el que se iba llegara un extraño y sabía mi nombre.
— ¿Cómo sabe mi nombre? —pregunte en cambio yo.
—Oh cierto, disculpe que no me presente, acabo de venir de su tienda de antigüedades, sus empleados no me quisieron dar la dirección pero me entregaron una tarjeta, note que en ella estaba su residencia y en vez de llamarla decidí venir aquí. —explico.
No dejaba de sentirme incomoda por la situación, mire a todos lados y cada vez las calles estaban menos pobladas.
—Vine porque usted tiene algo que me pertenece, se le entrego por error. —indico.
— ¿Perdón?
Saco de su bolsillo su teléfono y me mostro una foto, era una antigüedad que reconocí de una vez, la cajita de música, inmediatamente baje mi alerta y pude respirar, me sentí algo avergonzada por sospechar de la persona que tenía delante.
—Oh si la tengo aquí, tendrá que firmarme unos papeles, y se la devuelvo, no sabe cuánto he estado buscando al dueño o dueña. —mencione.
—Si lo sé, se me ha hecho llegar detalles, es usted una dama muy decente. —espeto.
Me dio una minuciosa mirada, volví a sentirme incomoda, el aire estaba tenso, me decidí por dejarlo fuera mientras buscaba el artefacto.
—Vuelvo en breve. —Corrí hasta la casa, pero una mano en mi hombro me hizo girarme.
— ¿Puedo pasar a su baño? —quiso saber.
Mi mente comenzó a decirme inventa un excusa, pero mi boca dijo otra cosa.
—Si claro.
Mis manos temblaban al abrir la puerta, le indique donde estaba el baño y busque rápidamente la caja de música, para cuando regrese él ya había salido y observaba con cuidado cada detalle de mi casa.
—Aquí esta lo que debe firmarme y acá su caja de música. —señale cortante.
Me firmo los papeles y tomo su caja de música, la reviso por todos lados antes de volver a mirarme, su mirada era fría, penetrante y llenaba de miedo.
—Gracias por su atención, y por cuidar de mi artefacto, y le aconsejo que revise las ventanas de su casa, una mujer que vive sola no debería mantenerlas abiertas. —indico sonriendo de forma extraña antes de irse.
Corrí a cerrar la puerta y revisar las ventanas, tenía razón, estaban abiertas, lo que no supe es como él se dio cuenta, si para saberlo habría que acercarse a ellas. La paranoia aumento en mí, no era para nada cómodo sentirse observada.
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Lujuria Engañosa. [L. Adictiva 2].
Romance¿Que hacemos cuando alguien nos hace cambiar? ¿Como evitamos seguir los caminos anteriores y tomar senderos de bien? Solo que cuando ella llego a mi vida una parte de mi deseó tomarla, pero otra cuidarla. Nunca fui el chico bueno, soy malo y egoí...