La chica complicada

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Es imposible saber cuándo es el momento apropiado de golpear a alguien, sin embargo aquel momento, sea cual fuere ya ha pasado en esta conversación. 

No he dicho una sola palabra, y además de eso no me he movido del batiente de la puerta. 

-Quiero que sepas que entre Milha y yo todo ha sido espontáneo, desde el primer momento en que la ví ella me cautivó, nos estamos conociendo, pero sé que es mi chica...- Sam disfruta bombardear mi cabeza con sus cursilerías acerca de Milha y su relación subliminal ante mis pensamientos. 

Siento que en cualquier momento explotaré. 

-Sabes qué?- Interrumpo a Sam hastiado -Desde que llegaste lo has jodido todo, ya no puedes hacer nada Samuel, el daño está hecho, no quieras venir a reparar lo que no es posible.- 

-Así que era ella cierto?- Sam acierta a responder aludiendo la conversación que tuvimos la noche que llegó. 

-La chica de la que me hablaste, la chica complicada. 

-De qué hablas? - Respondo hostigado de esto.

Samuel ha quedado callado por pocos segundos, de repente echa su torso hacia atrás y ahora me mira de una manera singular que jamás había visto en su rostro.

-Ella ahora está conmigo Harry, tuviste tu oportunidad.- exclamó con un tono jodidamente territorial, y sinvergüenza.

-Como puedes estar tan seguro?- exclamo sin sangre en los labios.

-Qué tratas de de decir Harry?- se desvía para sembrar una duda en su mente, lo que quería conseguir.

-Será mejor que te vayas Sam.- dije unísono a mis pensamientos.

Quité mi pie en uso de cuña y cerré la puerta. Él la empuja. Por primera vez siento que se está comportando como un verdadero niño rata que está acostumbrado a recibir todo lo que cree que es suyo por derecho. Comienzo a odiarlo, con ese odio negro que se siente por personas que han hecho mucho daño.

Mantenemos un leve equilibrio entre mi fuerza por retener la puerta mientras él se apoya en ella.

-Tuviste algo con ella, cierto?

-Y si lo fué, qué!- grité alterado

-Pues de ser así perdiste el tiempo, porque quien disfrutó su fruta prohibida fui yo.

Solté la puerta y mi puño atravesó su mejilla mientras caía. Él se levanta de un salto y me golpea en la cara, ha roto mi nariz. No tengo sangre en las venas. Sólo quiero acabar con él.

Le he dado un golpe en el abdomen y ahora está en el suelo, golpeo su cara hasta sangrar. Él se pone de pie y me lanza al suelo.

-Tú no pudiste hacer lo que hice, ella es mía por mucha más condición que cualquier cosa. - balbucea Sam mientras escupe sangre.

-Maldito bastardo! Ojalá nunca hubieras llegado aquí! - gruño mientras sangro por la nariz.

El se ha ido a curar y yo he tomado unos pañuelos del estante y los empapo de alcohol. Seco un poco mi nariz y busco un lugar en dónde estar hasta parar la hemorragia. Perdí el control, pero me siento satisfecho y aún lleno de rabia por lo que me dijo Sam.

Malditos todos!

Maldita Milha Rotzank.

Vivo con mi propio enemigo en casa, pero mi enemigo más fuerte está en mi cabeza y en las acciones que no me atreví a efectuar. Ahora solo puedo limitarme a vivir dentro de esta situación o esperar que algo elocuentemente raro pase.

MilhaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora