Un mercader va caminando a lo largo de un valle, guiado por indicaciones de otras personas que le han dicho que siguiendo por aquel sendero, luego de algunas otras indicaciones de caminos conducirá a una gran ciudad en la que posiblemente venderá muchos de sus productos. El individuo decide llevar a cabo cada una de las indicaciones que los transeúntes de indicaron, de modo que cada vez que llegaba a un cruce de caminos optaba a elejir aquel que lo llevaría a la ciudad deseada. Aquel viajero llegó a su destino, una ciudad llena de pobladores deseosos de comprar por cuanto les sea vendido y de buena lengua haberlos hecho maravillar por sus propiedades. La cuestión es que el mercader vendió sus productos, pero no de la manera que él hubiera deseado que fuera, dado que los precios eran bien conocidos en aquel sector y no podía jugar a las alzas con los clientes. Pensó que quizá fué porque no llegó a la ciudad indicada y que los cruces de caminos le jugaron una mala pasada, pero lo cierto es que nunca sabrá si llegó a la ciudad que tanto le habían recomendado en verdad y que en las demás a las que los otros caminos conducían eran mucho peores que aquella, o por lo contrario, habría llegado a una de esas que no son nada comparadas con la gran ciudad deseada por cuantos mercaderes y viajeros oyen de sus maravillas.
La historia tiene una moraleja interesante que se basa en la toma de decisiones. Al igual que los cruces de caminos se encontraban allí a merced de ser elejidos, así como muchas veces tenemos en frente de nosotros decisiones que nos llevan a la mejor opción, al estado deseado, a la riqueza, al bien común, y en la mayoría de los casos a la felicidad. Podemos tomar nuestras decisiones, incluso a ciegas eligiendo las que los demás catalogan como las "recomendables", o las del tipo "Esa sería la que yo tomaría si fuera tú". Pero lo cierto es que nunca sabremos cuál será el mejor resultado, sea cual sea el camino que decidamos seguir y la configuración de cruces que decidamos optar, el resultado obtenido simplemente será "El resultado", Jamás podremos decir si pudo haber sido mejor, o era el mejor. Podemos compararlos con casos semejantes de otras personas, pero lo cierto es que cada uno obtiene de sí mismo su propia calidad de vida, en síntesis cada uno considera su propio "precio justo" para su producto y no cabe decidir si su venta fué mejor o peor que los demás en la misma ciudad (Porque obviamente quien lo venda a menor precio ganará más clientes y dinero). Así que no puedo decir que es mejor olvidarme del amor que siento por mi mejor amiga simplemente por el hecho de que "Todos lo harían si fuera yo", pero lo cierto es que nunca sabré si fué la decisión correcta, y haberme perdido toda una vida con ella es mucho peso para estar sobrecargado en algo tan pequeño como una decisión o un "cruce de caminos".
Se siente una parte más emocionante la opción de "vivir una vida con ella" que en la de "ser su mejor amigo por siempre y olvidarse de vivir una vida con ella". Además de que en la segunda opción se mantiene un profundo vacío en "olvidarse de vivir una vida con ella", y como no se permiten conjuntos vacíos dentro de esta operación quedará descartada, dando paso a el único camino disponible para pasar en el cruce.
Las sábanas de la colchoneta inflable han sido desarrapadas como un papel arrugado, el calor aumenta dentro de la tienda incluso cuando fuera de ella se siente con dulzura una temperatura de 8 grados celsius. Milha Rotzank jadea como si aquel fuera la último polvo que se echará en su vida, estoy muy seguro de que no será así, pero no mucho de que habrá otro con la misma persona en otra ocasión.
Un sudor agrio y frío recorre mis patillas, se deslizan por mi barba y llegan hasta mi mentón, en donde finalmente cae en forma de pequeñas gotas justo en la parte de piel que cubre el esternón de Milha Rotzank, en la parte media de la línea que une sus pezones.
La zona central de mi pecho parece un denso espacio de tráfico de sudor hasta mi ombligo, mi vientre se forza a ser rozado por el de ella en cada amplitud de onda en la que mi cuerpo desarrolla una serie de movimientos pélvicos con una frecuencia cada vez en aumento. El placer se ha convertido en algo más, siento que es un trance de sentido divino que no sé como explicar por el mismo hecho de que no hay palabras para hacerlo. Aquello llena de sensaciones mi cerebro, tanto que siento que sería capaz de generar cargas eléctricas alrededor de mi tupida cabellera. Los sonidos de un momento a otro se convierten en ondas que se propagan lejanas como las olas del mar. Siempre he creído que lo mejor del mundo es un buen polvo con la persona con la que quieres tenerlo, pero algo mucho más grande es tener uno de estos con la persona que amas. Singularmente semejante pero con un sentido altamente diferente.
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Milha
Random¿Es posible saber en realidad cuando estás haciendo lo correcto? Harry nunca lo supo hasta que llegó al final. Pero Milha lo supo desde el principio. Harry creía que podría vivir una vida normal, creía que estaba haciendo lo correcto, pero lo cier...