MATILDA
- ¿No puedes dormir? - La voz adormilada de Glenn, me asusta.
Y un rubor de calor pican mis mejillas.
Vergüenza.
Que me descubra y piense que fisgoneo cosas íntimas de mi hermana.
Cierro la laptop con brusquedad, mientras con ayuda de mis manos me pongo de pie y la vuelvo a guardar en la caja.
- Ya lo iba hacer... - Salto a la cama de mi hermana, imitando un bostezo. - ...duerme nena, ya no haré más ruido...
- No es eso... - Le contagio el bostezo, mientras se acomoda mejor en su almohada y tapa más. - ...hgjsisuhum..jgandhkk...
¿Qué?
Me incorporo para mirarla.
Y un sonoro ronquido de sueño y cansancio, invade nuestro silencio.
Sonrío.
Re dormida.
Cierto que Glenda es algo sonámbula.
Pero mi risa se cambia a una mordida de mis labios ya recostada y otra vez, mirando el bendito techo.
¿Quién rayos, es copito de nieve?
¿Hombre?
¿O una mujer?
Y machaco mi uñita del pulgar con mis dientes por todo lo que siento.
¿Un alumno de la universidad?
¿O amigo de esa red social y de otro estado?
Y resoplo, provocando que un mechón de mi pelo y que cubre mi frente, vuele hacia un costado.
Mis ojos van de vuelta a la ventana, donde una tras otra caen.
Los copitos de nieve.
Y como ninguna respuesta o deducción coherente llega a mí, un grito ahogado reprimo contra mi almohada otra vez, porque verlo me hace pensar más en ese amigo o amiga misteriosa.
Como en el encuentro de momentos antes con el idiota del profesor y...
Y no tengo idea, el por qué.
Me gusta más ahora la nieve y sus copitos, maldita sea.
ESTÁS LEYENDO
El Santo®
RomanceSINOPSIS El mundo de él, era la tinta. Sobre una hoja o sobre la piel. El mundo de ella, era la lectura. En PDF o sobre un libro. Ella necesitaba, que la aloquen un poco. A él, que lo lleven por el buen camino. Cientos de kilómetros, nos lo separaba...