CAPITULO 21

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MATILDA

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MATILDA

Miro al profesor, como continúa hablando con un par de colegas.

Mucho más grandes de edad que él.

Observo a los tres.

Parece en lo poco de este tiempo en la U y cruzando algunos, que Santo está en la camada joven.

Me acomodo mejor en la esquina donde estoy apoyada esperando, ya que los dos no pudimos seguir con la caminata al entrar al pabellón por ser rodeado por estos otros profesores.

Porque la consulta o tema, se transformó en una charla.

Una que, yo tomé distancia sobre su mirada de reojo viendo, como me alejaba respetuosamente para dejarlo solo y esperar en este rincón.

Pero, bajo su perímetro y campo visual.

Y otra, notando en esa determinada conversación con su pares y pese a que no conozco mucho a este hombre.

Pero que, me enamoré absurdamente en estos contados días.

Puedo sentir, desde donde estoy.

Y muerdo mi labio para no reír y trato de entretenerme con toda la masa estudiantil que pasa frente a mí y cual, una media docena decoran parte de una pared con muchos globos por una fiesta próxima para recaudar dinero y que anuncia una cartulina entre ellos.

Que el profesor Santo prosigue con la charla y leyendo las hojas que muestran y le dan estos de lo que sea.

Y tras otra mirada a mí, con disimulo, pero asintiendo lo que dice uno de ellos.

No te rías Mati.

Una actitud imposible y que quiere escapar.

Huir de ellos.

Como si eso, ya se hubiera prolongando más de lo necesario mientras sigue leyendo y pasa a la siguiente página.

- Poca, pero respetuosa paciencia... - Murmuro para mis adentros, mientras acomodo mejor mi gorrita de lana en mi cabeza y entrecierro los ojos, apoyando mi cabeza también en la pared que estoy y ante el recuerdo de anoche como conclusión.

Y mis ojos, vuelven a él.

Una pose descansada mientras termina dichas hojas, seguido a devolverlas a uno de sus interlocutores y sonreír, sobre la risa de ellos chequeando con disimulo la hora de su reloj.

Sip.

Porque creo asegurar, que definiría eso a este hombre.

Poca, pero respetuosa paciencia.

Cuando la cosa se prolonga más de lo debido.

Bajo mi vista a mis botitas.

Ya que, en su forma de amar también.

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