Capítulo 29

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Narra Yerai

Estaba en el médico con mi madre esperando mi turno. Seguro que hoy ya me quitan la venda de la muñeca, pues ya ni me duele. También me harían una ecografía en la cabeza, para asegurarse de que no tenía nada malo. Ya me la hicieron el día que me caí de las escaleras pero según ellos es para asegurarse.

Escuché como nombraban mi nombre y enseguida mi madre y yo nos dirigimos a la consulta.

Terminamos como a los treinta minutos. No paraban de hacerme preguntas, solo se callaron cuando me tuvieron que hacer la ecografía, que por cierto, tenía que venir el lunes por la mañana, por lo que tendría que perder clases, otro punto a mi favor.

Estábamos ya cerca de casa, cuando divisamos un sospechoso y lujoso coche aparcado enfrente de esta. Escuché como mi madre pasaba saliva por su garganta, inconscientemente la imité. Entró el coche en el garaje, y pasando por alto el coche que había cerró la puerta del garaje. Me arrastró hasta la planta de arriba, quedándonos en el estudio. No paraban de llamar al timbre y la puerta, pero mi madre no se levantaba a abrir, solo se quedaba sentada apretando los puños y con miedo reflejados de sus ojos.

-Deberías abrir- La aconsejé.  Le tembló el labio.

Al ver que no contestaba decidí levantarme para abrir yo. Ya sabía quién se encontraría detrás de esa puerta, lo que no sabía era lo que pasaría después de abrirla, y por alguna razón, tenía el impulso de descubrirlo, ya sea bueno o malo. Quería saber lo que quería ese hombre, quería conocerle. Pero por otra parte me daba algo de miedo. Igual me reclamaba, querría que me fuese con él. Lo que me aterraba de eso más que nada era la clase de persona que sería. Por lo que me dijo Jackson era alguien posesivo. Nunca he tratado con ese tipos de personas, por lo que no sé si podría convivir con él. 

Mi madre me agarró del brazo, impidiendo que siguiera caminando. La miré. Sus mejillas estaban húmedas, mi madre estaba llorando. Me daba pena, pero ella misma se lo buscó. Debería haber hablado las cosas en vez de huir. 

-Sabes que tarde o temprano vendría- Sé que estaba siendo duro. Pero me ponía en la piel de ese señor, y joder, el también tendría que haber sufrido. No solo huyeron de él llevándose a su hijo, si no que también abortaron sin que él supiera nada a otro. Él también hizo mal engañándola, pero no me compares una cosa contra otra. No es como si yo estuviese en contra del aborto, pero deberían elegirlo entre los dos, igual que el embarazo. Son cosas que se elijen, en sus casos, en pareja.

Mi madre soltó un suspiro lastimero. Resignada se levantó y salió por la puerta del estudio. Sin pensarlo dos veces la seguí. Se quedó parada en la puerta, escuchando como tocaban la puerta y el timbre. A este paso nos lo quemarían. Yo me escondí en el hueco que había entre la puerta del garaje y el pasillo. Desde donde estaba podía ver todo lo que pasase ahí.

Mi madre abrió la puerta temblando. Pude ver a un hombre de pelo color café casi negro y algo canoso. Tendría alrededor de 40 años, pero se mantenía bien. No era muy alto, bueno comparado conmigo sí. Mediría 1,75 m aproximadamente. ¿A mi madre le gustaban los mayores? Este señor le sacaría como diez años, estaba claro que era apuesto, pero yo me lo imaginaba de la edad de mi madre más o menos. Bueno, en realidad tenía la esperanza del que fuera ese tal Jeremy. 

-Amalia cuanto tiempo. ¿Cómo te va?- Saludó. ¿No estaba enfadado? Yo lo estaría la verdad. 

-Oh, Izan. Siento no haber abierto antes la puerta, no pensé que fueses tú- Se disculpó mi madre levantando la mirada del suelo. Tenía la puerta medio abierta, supongo que por si la tenía que cerrar corriendo.

Con que este no era mi padre. ¡Joder, no vayas dando estos sustos buen hombre!

Mi madre terminó de abrir la puerta. Se quedó de piedra, al igual que yo. Allí se encontraba el hombre que encontraron Drina y Lamia en Internet. Jeremy Quiroga. 

-¿Quién pensabas que era?- Preguntó con una sonrisa torcida. Ese hombre imponía. Era alto, mediría 1,85m y tenía los músculos desarrollados. Está claro que lo bajito me viene de mi madre.

Respiré hondo, ya que se me había olvidado respirar. Vi como mi madre agachó la cabeza corriendo dispuesta a cerrar la puerta, pero el pie del tal Izan se interpuso entre el marco de la puerta y la puerta, haciendo que esta chocara con su pie. Empujaron la puerta con fuerza, haciendo que mi madre perdiera el equilibrio y casi cayera, pero ese Jeremy la sujetó dejándola de pie en el suelo. Sin permiso ninguno entraron en la casa, admirándola. Yo empecé a temblar, ya que si salía de mi escondite me verían, y si pasaban por el pasillo también me verían. Y acabo de descubrir que todavía no estoy preparado para este momento.

Mi madre, que sabía donde estaba yo, me miró haciendo gestos extraños, aprovechando que estos le daban la espalda. Al principio no la entendía, hasta que caí en cuenta de que estaba haciendo el gesto de abrir una puerta. Me giré y abrí la puerta del garaje sigilosamente. Cuando ya estaba dentro del garaje, cerré la puerta igual de lento. Me senté en la mesa donde habían algunas herramientas mirando el coche. Ahora que lo pienso mi madre era una tonta. Podría haber pasado de largo, no creo que esos tíos se quedaran aquí toda la noche. 

Escuché como mi madre le decía una y otra vez que yo no me encontraba en casa, estaban cerca del garaje.

-Llámale y dile que venga, quiero verle- Su voz sonaba suplicante. -Llámale por favor- Dijo después de un rato en silencio.

Noté como algo vibraba en el bolsillo de mi pantalón para que en menos de un segundo sonara la típica canción de iPhone cuando te llaman. Me maldije mentalmente por olvidarme de que llevaba el móvil encima mientras intentaba cortar la llamada. Lo conseguí. Alcé mi vista a la puerta sorprendiéndome al ver a los dos hombres mirándome con los ojos bien abiertos.

No supe qué hacer o decir, me quedé en estado vegetal por cinco segundos, pero salí de mi trance al notar como alguien me abrazaba con fuerzas. Mi madre no paraba de soltar lágrimas mientras que el tipo llamado Izan se recostaba sobre el marco de la puerta.

Algo anda mal [ HISTORIA YAOI ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora