Maratón 2/3
Viejos tiempos…
Fumo un Derby que acabo de comprar y muevo los dedos sobre el timón. Hay una canción pegajosa en la radio, así que levanto el volumen de los parlantes y muevo la cabeza al ritmo de esta.
Son exactamente las siete de la mañana con cero minutos. Tengo media hora para llegar puntual a la oficina.
La cabeza me explota y aún tengo el sabor de los tragos exóticos y champagne impregnados en el paladar.
Esperando, saco el móvil del bolsillo interior de mi chaqueta. Lo reviso. Ni una llamada o mensaje de Marie. Debe seguir cabreada. Tiene tantas razones para estarlo. En toda la noche de ayer, ni en toda la mañana de hoy me ha hablado. Maldición… no debí irme de esa manera ayer en la reunión. Merecía al menos una razón de mi repentina fuga. Al volver, ella ya no estaba y cuando pude ir al departamento había cerrado nuestra habitación con llave sin permitirme opción a si quiera disculparme.
Intento llamarla, pero su teléfono está apagado. Su voz en la contestadora me llena de ternura. Recuerdo perfectamente que fui yo quien le obligó a poner ese mensaje divertido en la contestadora: “Soy Marie, sino contesto es porque estoy ocupada con mi novio justo ahora y no tengo tiempo para responderte. Pero no te pongas triste, pronto contestaré tu llamado”
Sonrío… mierda… por segunda vez vuelvo a hacerme la misma pregunta… ¿Qué estoy haciendo? …
El cigarrillo se consume y lo tiro fuera del auto.
Recuesto mi espalda sobre el asiento y miro a través de las RayBan el edificio que tengo al frente. El mismo edificio de siempre. Lo conozco tan bien. Mis ojos se centran en ese viejo balcón que conserva como siempre las ventanas cerradas y cubiertas por una cortina de seda blanca… Por Dios…¿Qué estoy haciendo aquí? No encuentro ninguna razón válida para lo que estoy haciendo… y ya ni siquiera puedo recordar por qué quise venir aquí. Mierda Justin, estás haciendo todo mal de nuevo, vas a joder lo único bueno que tienes ahora.
Cierro los ojos y hago la cabeza para atrás tratando de enfrentar mis pensamientos. Al abrirlos… puedo ver a ___________ cerrando la puerta de su departamento. Mi interior vuelve a llenarse de adrenalina y mis manos se salen de control… y una de ellas toca la bocina de mi auto fuertemente.
- Mierda. – refunfuño bajito. Cierro los ojos con fuerza, resbalándome hacia abajo en el asiento. Rogando porque _________ no haya notado que estoy en el estacionamiento de su edificio. Vamos. Por favor. De todas las cosas que hago mal, esta tenía que salirme estúpidamente peor.
Espero unos segundos y me resbalo de nuevo esta vez para arriba. ____________ sigue en la puerta de su departamento. Y está hablando con alguien atentamente, parece que no me ha notado.
Y la miro. De pies a cabeza. Y sino la conociera probablemente la estaría invitando a salir. Va con unos jeans apretados, unas converse y un jersey plomo que le queda de puta madre. Tiene el pelo suelto y por lo que puedo llegar a ver va maquillada naturalmente. Suelto un suspiro. No sé por qué mierda estoy aquí mirándola de nuevo, pero el motivo ya no es algo que me interese. La vista me gusta. Me gusta bastante. Podría quedarme viéndola mucho… mucho tiempo… y sonrío, sonrío mirándola de pies a cabeza sin perderme nada. Por un momento me siento orgulloso de mí mismo. Sí, he podido tener a esa mujer para mí hace dos años. Y he podido tocarla… y más que solo eso. Y mucho más que solo eso.
Mi lengua se pasea por mis labios mientras continúo mirándola. Sigue hablando con alguien. Y frunzo el ceño. No puedo llegar a ver con quién está hablando. Pero está riéndose. Se ríe y algo dentro de mí se tensa.
Por fin termina de hablar y cierra la puerta aun con una sonrisa en los labios. Mira a ambos lados y empieza a bajar las escaleras del edificio, moviendo el pelo y moviendo sus senos al hacerlo. Trago saliva. No me he dado cuenta, pero llevo apretando mi celular desde que he empezado a mirarla. Lo suelto, pero no pierdo la mirada en ___________. ¿A dónde va? ¿Por qué tan temprano? ¿Quién mierda estaba en su departamento? ¿Por qué se reía?
Al diablo Justin… ¿a ti qué demonios te importa?
Niego con la cabeza y me regaño a mí mismo por todo lo que he hecho. Tengo que irme. Tengo que irme antes de que ella note que estoy aquí. Enciendo el Mustang y miro por el parabrisas…
___________ está caminando en dirección contraria a mí y se dirige a una cafetería que está posicionada al frente del edificio. Ahora observo por el retrovisor, ella cruza la calle, entra y empieza a hablar con una tía alta y de tercera edad que le sonríe. ¿Por qué todos le sonríen? Hablan, _________ ríe y señala su edificio. La señora de tercera edad asiente y le ofrece un mandil blanco. Y entonces por fin puedo entender. ¿Es ahí donde va a trabajar ahora? Mi corazón se encoje. Cuando la conocí trabaja en un banco importante…
Mi móvil empieza a sonar.
- ¿Dónde estás? – es Marie. Suena cabreada. Más que antes. Más de lo que se supone estaba preparado escuchar.
- Se me hizo tarde, estoy llegando.
- Apresúrate, quiero hablar contigo.
- Vale. – y ella cuelga. Cierro los ojos, frustrado y vuelvo a abrirlos colocando el Mustang en marcha ¿Podría estar esto mucho peor?