- Tienes dos años. – la mirada de ___________ se desvaneció, perdiendo sus ojos en el suelo. Dios mío, no podía creerlo, se lo acababa de contar. – y es la única razón por la que estoy aca. No tengo otro motivo.
Él movió sus ojos sobre ella, observándola atónito. Cada palabra que escuchaba se impregnaba a él y lo aturdía de una manera increíble. Todo su cuerpo se había paralizado.
- Sé… sé que debí decírtelo antes, pero las cosas no estaban bien entre nosotros hasta entonces. - __________ tragó saliva. Al subir la mirada, pudo encontrarse con un Justin que respiraba por la boca y dejaba salir el aire bruscamente. Estaba tenso. Todo su cuerpo estaba duro y nervioso. – por favor dime algo… - rogó ella.
Maldición. Maldición. Maldición.
Se había imaginado tantas veces este momento y definitivamente jamás lo había soñado así.
Por Dios, le había caído como un balde de agua fría en pleno invierno. Estaba petrificado frente a ella y solo podía escuchar su respiración. ¿Qué iba a decirle? ¿Qué esperaba que le dijera?
- Háblame, por favor. – suplicó y notó como la voz se le quebraba en medio de aquella palabra. Un nudo grande y duro se formó en su garganta. - ¡Justin! – gritó desesperada al observar que no reaccionaba.
Los ojos de Justin se abrieron aun más al escuchar su nombre entre los labios de ___________. Su mente volaba alto. Estaba perdido. Estaba confundido. Estaba hecho mierda y sin poder comprender absolutamente nada. ¿Qué clase de broma era esta? ¿Era acaso otro de sus juegos? Dejó salir aire por la boca y todo su cuerpo se relajó en forma de liberación.
Mirándola, frunció el ceño.
- ¿A qué estás jugando esta vez _________? – le preguntó y endureció los pómulos al terminar. Sus ojos se oscurecieron y de pronto se encontraba una vez más perdido por sus jodidos impulsos. Aquellos que no le permitían ni siquiera pensar.
- ¿Crees que estoy jugando? – farfulló __________, elevando la voz.
- Es lo único que has hecho conmigo.
- ¡Mierda! ¡No jugaría con esto! – gritó y levantó las manos.
Él tragó saliva. Sintió como sus nervios afloraban en forma de palabras…
- ¿Haces esto para que me quede contigo, no es así? Estás harta de ver como mi vida ha mejorado después de que te largaste a robar con esos hijos de puta. - silenció sus palabras y endureció la mirada. La escena le rompía el corazón en pedazos. Le destrozaba lentamente y era una tortura que jamás pensó aguantar. Pero siguió hablando, cegado por su confusión. – A saber cual de ellos te ha follado tanto que quedaste embarazada.
Sus palabras salpicaban furia. De pronto su cuerpo y su propio interior se había envuelto en llamas. No era él. No, por supuesto que no lo era. Simplemente estaba lanzando mierdas hacia ella porque no podía asimilar lo que acababa de contarle. Porque no podía entenderlo… porque simplemente jamás se lo imaginó.
Ambos volvieron a chocar sus miradas. Ambas llenas de furia, miedo y confusión.
- Fuiste tú. – se acercó a él a pasos lentos y no dejó de mirarlo ni un solo segundo. Sus palabras hicieron que Justin endureciera los puños. No… no podía ser cierto… – el hijo de puta del que me enamoré.
Él cerró los ojos. Perdía sensatez en cada palabra que escuchaba y solo acumulaba rabia…
- ¿Y piensas que voy a creerte después de toda la mierda que me hiciste vivir? – también la miró fijamente. Ninguno de los dos bajaría la mirada. Era una guerra amplia y dura que ambos siempre habían sobrellevado. Su maldito infierno. – lo siento, pero no eres exactamente el tipo de mujer a la que se le cree todo.
- ¡Basta! – gritó ella. Sus ojos humedecidos se debilitaron y dejaron caer un par de lágrimas retenidas. - ¡Estoy harta de ti y de tu maldito resentimiento! – sus gritos sacudieron el corazón de Justin. Le estaba haciendo mucho daño, y aunque lo sabía, algo dentro de él le ordenaba que continuara.
- Y yo estoy harto de ti. – susurró suave. Al tenerla cerca supo perfectamente que le escuchaba. – que aparezcas y desaparezcas. De tus mentiras. De haberme enamorado de ti. De haberte conocido. – mientras hablaba, el volumen de su voz subía cada vez más, hasta gritar. – De haber sido tan estúpido como para haberte subido a mi auto y haberte follado esa misma noche.
_________ subió un brazo y volteó el rostro de Justin con una bofetada dura y ruidosa. Su cuerpo tembló y sus ojos volvieron a llenarse de lágrimas al ver a Justin volteado por su causa y subiendo sus manos hacia su propio rostro. Y no quiso verle más. Quiso simplemente desaparecer y no seguir escuchándole. Le estaba matando de la única forma que él podía hacerlo con ella: con sus palabras.
Abrió rapidamente su bolso y sacó las llaves de su departamento. Ni siquiera supo como, pero gracias a su nerviosismo y desesperación, abrió la puerta al probar con la primera llave del llavero. Entró rápido y al estar dentro, quiso cerra la puerta sobre las naricez de Justin, pero este empujó la puerta con brutalidad, superando grandemente la fuerza de ___________. Una vez los dos adentro, Justin tiró la puerta de un portazo.
Envuelto en llamas, siempre solo podía pensar y dejarse llevar por sus impulsos. Eran ellos los que gobernaban su cerebro y su manera de hacer las cosas. No había nada que lo hiciera pensar. Estaba totalmente aturdido y cegado por la noticia de ___________.
- Así que tiene dos años. – se pegó sobre la madera mazisa de la puerta y soltó una risa sarcástica. - ¿Cómo le has puesto?
- Eres un imbécil. – le dijo ella, mirándole sin temor.
- ¿Por qué? ¿No estoy actuando como un buen padre al querer saber cómo se llama su hija? – su sonrisa se amplió y una mirada llena de horroroso placer apareció en sus ojos. – a lo mejor es igual a ti, mira que afortunado soy.
- Deja de burlarte. – le dijo fría. Sus lágrimas se habían ido. – me da exactamente igual si vas a aceptar o no lo que acabo de contarte. Nunca te hemos necesitado.
Él tragó saliva y endureció los puñós, fulminándola con la mirada. Era tan vulnerable en cuanto a sus sentimientos. Podía amarla tan intensamente una vez, y segundos después comportarse como una bestia con ella.
- Siempre supe que jamás aceptarías esto como deberías. Eres un maldito cobarde del que siempre tuve que tener cuidado. Sin embargo terminé estando contigo y no sabes cuanto me arrepiento.
Sus palabras incrustaron el corazón de Justin… por Dios, este era un infierno…
- Mi versión no es diferente __________. Tú tampoco fuiste la mejor cosa que me ha pasado. – arrastró los pies a pasos lentos, avanzando hacia ella y sin dejar de mirarla. Ninguno parecía rendirse. – bastó un día, una sola jodida noche para tenerte gritando sobre mi cama.
___________ volvió a querer golpearle el rostro, subiendo su mano y agitándola… pero Justin la detuvo, apretando su brazo con fuerza.
- Deja de hacer esto, porque sabes muy bien quien terminaría ganando.
- Atrévete. No te tengo miedo.
Sostuvieron la mirada segundos interminables.
- Anda. Si tanto lo deseas, ven y golpéame. Hazlo si necesitas cubrir toda tu maldita cobardía de esa manera.
- No soy ningún cobarde.
- Tú eres mucho peor que eso.
- Y tú eres una cualquiera que apareció en mi vida para joderla completamente.
- Sí. Sí. Una cualquiera que estuvo embarazada nueve meses de tu hija. – Justin abrió los ojos. Sus puños ardían. Su garganta necesitaba gritar. - ¡entiéndelo de una maldita vez!
- ¡No puedo! – gritó desesperado y soltó el brazo de _____________. - ¡No puedo maldita sea, no puedo! – gritó esta vez más fuerte. La voz se le quebró al recitar la última palabra. Todo su miedo se vio exteriorizado en las lágrimas que le cubrían los ojos y le impedían pensar.
Se cubrió la cabeza con ambos brazos y la apretó contra él. Su espalda ancha se endureció por completo y un gran grito provino de su garganta.
- No puedes haberme hecho esto… - susurró dándole la espalda. - ¡No puedes! – gritó una vez más, recordando en su interior lo que ________ le había dicho en un inicio: “Tiene dos años…”
Se mordió el labio para no gritar más. Necesitaba irse…
No quiso voltear a mirarla y caminó rápido hasta la puerta.
Pronto se había ido, pero sus gritos todavía seguían intactos en aquel departamento y en la memoria de ___________.
¿Había algo que le destruyera más que todo esto?