La cerradura giró y abrí la puerta del departamento.
La cabeza me da bastantes vueltas en este momento. Cierro los ojos con intención de mejorar mis mareos y los vuelvo a abrir, recuperándome.Son las ocho de la mañana y apenas hay luz en el ambiente. Quito las llaves y tiro la puerta. Esta se cierra sola y hace un ruido estruendoso que me aturde muchísimo. Mis manos palpan la pared en busca de los botones de luz. Los encuentro y aprieto con mis dedos el primero. Las luces se encienden y mis ojos logran divisar por primera vez lo que tengo alrededor.
El departamento está sosegado. Las mismas cosas en su lugar. El mismo olor. El mismo ambiente acogedor. Y todo el mundo sigue igual. Y todo el mundo continúa a su ritmo y no se ha detenido. Solo mi mundo se ha detenido. Solo entonces puede analizar las cosas que han pasado durante las últimas veinticuatro horas. Yo en la cafetería de _____________. Yo guardando su número en mi lista de contactos. Yo rompiéndole la boca a ese hijo de pu.ta que se propasó con ella. Yo pagando indemnizaciones. Yo emborrachándome. Peleando. Y sin poder recordar más de la noche anterior, mi mente se transborda hacia la mañana de hoy.
Recuerdo despertar alterado sobre una camilla. Las discusiones con la enfermera y después observar a ____________ llegar al hospital. Mi corazón se acelera al saber lo que pronto mi mente va a recordar.
Hemos hecho el amor.Suelto aire y cierro los ojos, recostándome sobre la pared cercana a la puerta principal.
¿Qué mierda hemos hecho?
Al cerrar los ojos, el sabor de su piel se impregna mágicamente en mi lengua y puedo sentir su sabor, su delicioso elixir en toda mi boca. Me estremezco y toda mi piel se eriza. Lo estoy recordando todo. Cada segundo se exhibe en mi mente como pequeñas escenas de una película. Aún puedo sentir a ___________ moviéndose sobre mi cuerpo y la imagen dibujada en mi cerebro me excita.
Siento todavía escuchar sus gemidos contra mi oído. Mi nombre entre sus jadeos. Maldición… trago saliva y respiro entrecortado.Sin embargo, el mundo sigue igual. Todo mi alrededor sigue igual. La historia no ha cambiado. Simplemente parece que todo está de cabeza ahora. Y después de todo… siento como cada sentimiento producido anteriormente, se convierte en una traición. Una traición dura y espesa que hace que mi cuerpo se tense.
He traicionado a Marie.
Golpeo la cabeza sobre la pared varias veces. ¿Cómo mierda le he hecho esto? ¡Maldición!
Hago de mis manos un par de puños y los aprieto hasta no poder más. He jodido todo. Lo he llevado todo a la mierda una vez más.
Mis oídos se sitúan alertas al escuchar pasos entre el pasillo de habitaciones. Abro los ojos y me quedo petrificado al observar a Marie envuelta en lágrimas frente a mí. Trae una bata roja de ceda para dormir, va descalza y está ligeramente despeinada.
- Está aquí. – traga saliva y me mira. Solo entonces puedo darme cuenta que está hablando por teléfono. – sí, perdone, muchas gracias por colaborar. – se disculpa y asiente un par de veces. – gracias. – cuelga la llamada y me mira una vez más.
Sus ojos verdes brillan por el espesor de sus lágrimas contenidas. Está tensa. Tensa y llena de angustia. Verla así me destruye. Yo he ocasionado todo esto…, finalmente suelta aire y coloca su mano derecha sobre su frente, desacomodándose el cabello.
- ¿Dónde has estado? – me pregunta sin mirarme.
- He tenido un accidente. – le digo.
Marie endurece el rostro y vuelve la mirada hacia mí.
- ¿Dónde has estado? – pregunta de nuevo con la voz sosegada.
Trago saliva.
- Me han golpeado y abollaron mi auto, tuve que pasar la noche en un hospital. Eso es todo. – replico tratando de transmitir tranquilidad, pero logro exactamente lo contrario.