Narra Justin:
Mis ojos observan desde afuera. ____________ está conteniendo las lágrimas, con la mandíbula temblorosa y con los ojos húmedos. A su costado, la doctora le indica que hay varias probabilidades sobre el estado de Travis. Que podría estar en ese estado por horas, como podía estar por días, semanas o hasta meses. La vista se me humedece a mí también, no puedo evitarlo… de verdad… de verdad no puedo. Trago saliva e intento recobrar la calma al observar que la doctora se aproxima a la puerta e intenta abrirla. Doy unos cuantos pasos hacia atrás y la saludo con la mirada al verla salir y entrar a otro quirófano.
Entonces dentro no quedan más que _________ y Travis. Ella lo mira con los mismos ojos húmedos y llenos de melancolía. Coge su mano. Está llorando. Está llorando fuerte. Y probablemente cualquiera que viera a Travis en ese estado lo estaría. No es él, en definitiva. No es el Travis gilipollas que te saca de quicio. Es un Travis hecho mierda por Tentation.
“Lamento no poder estar aquí para ayudarte” puedo escuchar sus palabras a través del vidrio que adorna la puerta del quirófano. “Tengo que irme…” dice una vez más. “Esto no tenía que pasar, lo siento mucho…”
Esto no tenía que pasar. Solo entonces mi mente logra retornar hace varios años atrás. Donde una noche llena de lluvia y una mujer que corría por las calles sin dónde ir, sube a mi auto. Le pregunto su nombre, me lo da y yo le doy el mío. Y todo sucede tan rápido. Y me enamoro de ella tan rápido. ¿Quién no podría hacerlo? Sin embargo, hace varios años atrás todo parecía tan sencillo. Después de saber de mí y a lo que me dedicaba, logró aceptarme… el problema es si yo debí aceptar quedarme con ella para que viviera en este mundo de mierda en el que viviré día tras día. ¿Ella merecía tu mierda, Justin? ¿Merecía vivir todo esto? Claro que no. No merecía conocerte, enamorarte o si quiera volverte a ver. Y tú lo sabías, gran hijo de puta. Lo sabías tan bien. Mira como están las cosas ahora gracias a ti…“Nunca quise que esto pasara, nunca quise ser parte de esto” – susurra __________ dentro del quirófano. Pero sus palabras se escuchan entre gritos dentro de mí. Me quedo quieto observándola. Es preciosa. Es tan bonita… ¿por qué no la dejé ir cuando tuve la oportunidad? El sentimiento y la idea misma de dejarla con otro hombre me hacen endurecer los puños. Y aunque no lo quisiera _________, siempre vas a ser mía. Siempre vas a estar aquí, presente, tatuada, conmigo, a donde sea que vayas. Siempre vas a ser parte de este hombre que ya no sabe si sin ti, va a poder vivir tranquilo. Mis ojos se centran en los labios de ___________, que bajan a la altura de la mano de Travis y se la besa con delicadeza. Susurra algo más, pero no logro descifrarlo esta vez. Es que durante estos segundos solo he podido pensar en una cosa: debo acabar yo mismo con todo esto. Debo enfrentarme a Tentation yo solo y sin ayuda de nadie, mucho menos de ___________, que no tiene por qué pagar por mi pasado. Debo enfrentarme a mi maldita familia, volver a volverlos, volver a saber de ellos y humillarme ante sus jodidas rodillas para pedirles que dejen a __________ en paz.
Me aparto de la puerta del quirófano y mi espalda queda unida a la pared siguiente. Fría y dispuesta. Son varios los segundos en los que paso observando mis manos sin saber qué hacer, pues he encontrado la respuesta a todos mis problemas… debo enfrentarme a mi propia familia. Mis ojos se humedecen. Y trago saliva. Duro. Aguantándome las ganas de llorar. Mis puños se forman una vez más, indicándome el estado en el que me encuentro. Algún día tenía que llegar este jodido momento.
La puerta del quirófano se abre y __________ sale de ahí, fregándose la nariz. Mira a ambos lados del pasillo, encontrándome a mí en el izquierdo. Nos miramos. Solos unos segundos nos ayudan a entender el estado del otro.
- Me he despedido de él. – gira la cabeza hacia la puerta, donde observa a Travis a través del cristal. – no sé cuándo vuelva a verlo.
- No te irás a ninguna parte. – le digo de inmediato. Mi voz se ha vuelto gruesa. – iré yo solo a Paris, arreglaré toda esta mierda y tú no tendrás por qué intervenir. – ordeno, cabreado conmigo mismo.