Me quedo callado, observando a los lejos como ___________ habla con Travis con una tranquilidad absoluta. Ambos me miran y yo finjo estar sosegado desde el ángulo en el que estoy viendo todo.
No quiero hablar, ni quiero reaccionar de una manera equivocado ahora cuando las cosas están mejor que nunca. Pero juro, que sino fuera por ella, estaría arruinando este momento como tantas veces lo he hecho.
Mi mente se nubla al bajar la mirada y fijarme en la niña que trae Travis cargada en los brazos. Y no solo mi mente, sino todo mi interior. Todo en mí se vuelve vulnerable y mis ojos ahora solo se fijan en ella. La observo detenidamente, analizándola. Es tan pequeña… tan bonita, de verdad lo es… su inocencia conmueve todo dentro de mí. Y de pronto soy yo quien se siente pequeño. Quien se siente debilitado por todo lo significa esa pequeña niña para mí. Frunzo el ceño, aturdido. Muy aturdido. Muy debilitado. ¿Cómo alguien que ni siquiera conozco puede ponerme así? Es tan poderosa.
Travis estira los brazos y se la entrega a ___________. Puedo notar celos en todo el semblante de él. Está bastante cabreado y dudo varios segundos en si debo intervenir o no. Pero recuerdo brevemente las palabras de ____________ en mi cabeza: “Déjame esto a mí” y respiro, tragándome todos los impulsos. Además solo están hablando… yo a él tengo que decirle muchas cosas, pero no siento que este sea el mejor momento.
Entonces lo veo endurecer la mandíbula y mirarme. No dudo ni un segundo en devolverle la mirada. Puedo percibir perfectamente lo jodido que está. Y lo siento mucho Travis, de verdad lo siento, este no es un tema personal, pero ella es mi chica. Ambas son mías. Y aunque intento aplacar la mirada, la suya es bastante helada. La suya es bastante directa. No baja la guardia y supongo que está sintiendo lo mismo que yo sentí hace dos años atrás. Que se lo están quitando todo sin motivo alguno. Aunque juro, que nunca planeé que podría vengarme, no es algo que hubiera querido hacer. Simplemente llegó.
____________ continúa hablándole.
- Por favor, solo has esto por mí. – le suplica. Por fin puedo escuchar claramente las palabras que ella le está diciendo. – no vas a dejar de verla Travis, Sofia también te quiere.
Frunzo el ceño. No puedo evitar sentirme celoso por lo que le dice.
- Olvídalo. – farfulla él y sin dejar de mirarme, camina hasta mi dirección, con bastantes ganas de desquitarse conmigo. Pero mágicamente, cambia el rumbo y se encima hasta las escaleras del edifico, desapareciendo minutos después.
Ahora mismo el silencio gobierna entre los tres… sí… los tres.
___________ me mira. Suelta un suspiro y nuestras miradas se encuentran sin decirnos nada. Una mirada llena de aliento, una mirada de alivio. Está bastante herida por haber discutido con Travis y solo en este momento puedo razonar y darme cuenta de lo que significa para ella. Me lo ha explicado bastantes veces, pero nunca sé entender hasta verlo. Lo quiere como un amigo y la idea me reconforta.
- Ven. – me llama en un hilo de voz. Yo asiento, pero mi cuerpo no se mueve. Me he quedado aturdido en el mismo lugar y mirándoles a los dos.
Lentamente me acerco. Y cada paso que va desapareciendo, hace la distancia más satisfactoria. Y de pronto ya no hay nada… ningún centímetro… estoy frente a ___________, que carga en brazos a una niña muy… muy parecida a ella pero también a mí.
Mi garganta se seca. El pensamiento hace que se me erice la piel. Dios… esa niña tiene mis ojos. Nunca he visto algo tan igual. Está acurrucada en el cuello de ____________, como si tuviera miedo de hablarme. Y pensándolo bien, yo también estaría así si fuera un niño.
Me quedo sin poder hacer nada y ella también.
- Mi amor. – le llama ____________. Intenta ponerla de mejor humor y sacarla de entre su cuello. – hay alguien aquí que quiere conocerte, preciosa.