★15★

2.6K 186 9
                                    

Los últimos días han pasado volando, el día pasa en menos de 24 horas o así mi mente lo calcula, es increíble como las personas que dicen quererte pueden lastimarte en minutos, estoy acostumbrada pero eso no significa que no duela.

A José casi no lo veo y cuando lo hago intento ignorarlo ya que lo escuche decir que no se alejaría de paloma.

En todo esto lo único lindo que me alegra es Leonardo, cada día para él es un intento para conquistarme, no puedo negar que ya lo ha hecho, lo hizo desde el momento que desperté en el hospital y él estaba a mi lado.

Estoy sentada en la cocina esperando a que Kim regrese pero el que entra es otro, . Inmediatamente se me forma una sonrisa al verlo.

Siento un cosquilleo por todo mi cuerpo cuando se sienta a mi lado y deja un fugas beso en mis labios.

—¿Como esta mi cazadora?

—¿En que momento comencé a ser tuya?

—En el momento que me golpeaste.

—No me arrepiento de nada—Digo burlona.

—No te arrepientes porque no fue a ti que golpearon.

—Eso no es romántico niño rico.

—Lo sé, te traje algo.

—¿Si?.

—Si. Sierra los ojos.

—No me gusta, si me lo vas a dar dámelo ahora.

—No claro que no, cierra los ojos o no hay trato.

Con pesar algo lo que me dice y sierro los ojos, sus manos toman mi muñeca y amarra algo, siento un escalofrío recorrer mi espina dorsal cuando sus dedos tocan una pequeña cicatriz. Abro los ojos y sus manos aun siguen tocando ese lugar.

—¿Que te paso?—Pregunta serio.

No  respondo, intento mirar a todos lado menos a él; me siento pequeña en este momento.

—Intente suicidarme—Digo en un hilo de voz.

—¿Fue por él?

—Si— respondo sin titubear; sus dedos se alejan de mi muñeca rapidamente.

Miro la pulsera que a hora esta en mi muñeca, esta entre tejida con hilo negro y rojo, en el  entro tiene una letra, la letra C.

—¿La letra C?

—Es por Cazadora, pero mejor debí poner una J—Espeta enojado mientras se levanta.

—No te pongas así; te quiero a ti.

Se detiene en seco y me mira como si estuviese soñando, sus manos acarician mi rostro e inmediatamente lo beso.

Un beso profundo y lleno de amor que me deja saber que lo que siento por Leo es real, fuerte y genuino, que todo mi corazón está con él y que no importa lo que venga, quiero estar con él.

Nos separamos pero aun estoy pegada a él; de repente se poner serio y habla—Dijiste eso para que no me enojara o porque de verdad me quieres.

—Yo no digo cosas que no siento.

—Interrumpo algo— Habla Kim desde la puerta de la cocina.

—No—responde Leo nervioso separándose de mi.

—Tranquilizate quieres; debieras ver tu cara en este instante—Se ríe y vuelve hablar— Lo sé todo.

El semblante de Leo cambia y me observa buscando una explicación, me encojo de hombros y le digo que luego le explico.

********

—¿Nunca me vas a habla—Pregunta José entrando a la casa.

—¿Dejaste a tu zorra?

—No. Y no la voy a dejar.

—Hay esta tu respuesta entonces.

—No la voy a dejar sólo porque tu sigas enamorada de Jaime.

—Imbécil.

—Es hora de que lo superes

No digo nada sólo me quedó parada frente a él contemplandolo; me doy la vuelta y me encierro en mi habitación, donde puedo pensar con claridad.

*********

No se cuanto llevo dando vueltas en la cama pero no lo logro dormir, las palabras de José siguen dándome vueltas en la cabeza—“es hora de que lo superes”—, no logro sacarlas.

Hace tiempo que la psicóloga dejo de darme terapias porque considero que yo ya estaba bien, sin embargo no creo eso, Jaime aun sigue persiguiendo me hasta en mis sueños y Leo no se merece esto. Leo me ha demostrado que me quiere  que esta dispuesto a quererme aun sabiendo como soy, no quiero hacerle esto.

Salgo de la cama y abro la puerta sin hacer ruido, todas las luces estan apagadas, camino por el oscuro pasillo hasta llegar a la puerta de Leo, giro la perilla lentamente y por suerte no tiene seguro.

Con cuidado entro a la habitación de puntiilas, en esta no se ve nada, las luces están apagadas, excepto la luz de el teléfono que espabila el rostro de Leo.

Verlo hay acostado en su cama hace que mis piernas flaqueen y que quiera devolverme y meterme en mi cama como una cobarde, no obstante no lo voy hacer; esta noche seré de Leonardo.

Llego al pie de su cama y me siento en esta provocando que el movimiento haga que Leo se inmute de mi presencia, su seño esta fruncido observandome confundido.

—¿Qué estas haciendo aqui—pregunta confundido mientras se sienta en la cama.

No respondo solo me abalanzo sobre él y uno mis labios con los de él en un apasionado beso, sus manos viajan hasta mi espalda arrancandome un escalofrío mientras las mías se aferran a su cabello.

No soy consiente de lo que pasa sólo disfrutó del momento, sus manos agarran mi camisa quitándosela totalmente.

Me siento expuesta ante él, mis manos tiemblan y siento que ya no respiro. Su boca desciende hasta mi cuello donde va dejando pequeños besos.

Mientras él sigue concentrado en mi cuello no se da cuenta que se han escapado lágrimas de mis ojos hasta que un sollozo hace que se separe de mi .

—¿Que pasa?

—No debí venir, no puedo hacerlo.

—No entiendo.

—No puedo estar contigo, no puedo.

—Nunca puedes hacer nada, siempre esta Jaime en tu cabeza ¿hasta cuando?

—Si estoy aquí es porque quiero superarlo.

—Te comprendo más de lo que te imaginas, sé lo que es amar. Desde el principio supe que estabas enamorada de él pero no se si pueda ver a la mujer que amo amar a otro.

—Leo…

—Es demasiado para mi.

—Lo odio y no te quiero perder.

—¿Lo odias?

—Lo odio porque por su culpa no puedo estar contigo.

—Sigo sin emterderte.

—Jaime...—Tomo aire y en el proceso me lleno de valor—Jaime abuso de mi—Digo sintiendo como las lágrimas inundan mis ojos otra vez.

Las manos de Leo me abrazan, su cabeza esta encima de mi cabeza, envuelvo mis manos a su alrededor y siento todos sus músculos duros. No quiero soltarlo, ahora mismo me siento vacía y solo él puede llenarme ese vacío.

JaceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora