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Siento como si todo mi cuerpo ardiera, me siento muy caliente, debo tener fiebre de tantas veces que me han mojado y me he quedado dormida con el pelo mojado.

Puedo sentir como voy muriendo con cada segundo que paso aquí encerrada, y lo único que puedo pensar es en como sera la vida de todos sin mi, pensando en esto vuelvo a llorar.

Las luces de la habitación se encienden en señal de que Jev o Roberto vienen, aparecen por la puerta cada uno con una pistola en la mano, pero no tengo miedo, prefiero morir que seguir así.

—Alguien vino a verte por ultima vez—Habla Jev guardando su arma.

¿Quien me vendría a ver ? No puedo ni siquiera pensar con tantas cosas.

Roberto me levanta del piso y me recuesta de una pared, su olor hace que todo mi estomago se revoltee y me den nauceas, todo en el me da naauceas. Cierro los ojos para recuperarme pero una voz me hace abrirlos rápidamente.

—¡Jace!—Grita quien creo que es Leo.

Su pelo sigue igual, sus ojos ahogan me ven con tristeza, se acerca a mi pero Jev no deja que me toque.

—Dejame Jev, ¿por que la tienes así? —Le grita a Jev quitándoselo de encima y acercándose a mi.

Sus manos acarician mi rostro para luego desenredar un mechón de cabello que esta en mi cara, luego toca mi cuello y la quita rápidamente.

—Estar ardiendo —susurra apartándose de mi.

—¡Maldita sea!—exclama enfurecido—¿Que le han hecho?

—Eso no es asunto tuyo Leonardo, te estoy haciendo un favor al dejarte verla, así que no te excesdas—Le advierte.

—Jace esta ardiendo en fiebre hay que sacarla de aquí o se va a morir—Replica Leo.

—De todas formas ella va a morir—Dice con sorna Roberto.

—No la pueden matar—Argumenta horrorizado.

—Eso no depende de ti, el trato era que tu la seducirías para sacarle información y luego yo me encargaría de ella.

—Esto esta mal, la policía la esta buscando, la van a encontrar.

—No puedo creer que de verdad la quieres, por eso fue que llame a tu familia para que te alejaran de ella; podías interferir en mis planes.

Dicho esto Leo vuelve a ponerse a mi altura e intenta tocarme pero no se lo permito.

—!Jace¡—Exclama con voz condecendiente. Levanta la mano para tocarme.

—¡No me toques, me das asco!—Le grito con poca voz.

—Ahora vez porque esta aquí, es una malcriada—Balbucea Roberto.

—¡sierra la boca¡ ella esta sufriendo!—Observo y puedo ver como lágrimas caen de los ojos de Leo.

—Mañana dejará de sufrir Leo—Jev pone la mano en el hombro de Leo.

Roberto toma a Leo del hombro y salen de la habitación apagando las luces detras de ellos.

No puedo describir como me siento, mi corazón duele de una forma inimaginable, mi cerebro no quiere entender lo que pasa, Leo, mi vida, mi amor, no solo se va a casar sino que es cómplice de Jev y que nunca me quiso sólo estuvo conmigo porque Jev se lo pidió.

******

Alguien me remueve suavemente hasta que abro los ojos y me encuentro con los deseperandos ojos de Leo.

Su mirada es tierna, la misma que ponía cada vez que sus ojos me enfocaban, en este momento podría derretirme pero ya lo sé todo y lo único que siento por él es odio y repulsión.

—¿Estas bien?—Toca mi cuello.

Asiento con la cabeza porque realmente ya me siento mejor y la fiebre ha bajado.

—Quiero que me escuches ¿si?, te voy a sacar de aquí esta noche.

—¿Que días es hoy?—Pregunto.

—Lunes—Mira su reloj— son las 4:30 pm, todos te están buscando, desapareciste hace una semana.

—Nos van a matar—Mascullo empezando a llorar.

—No dejaré que te hagan nada, esta noche vendré por ti—Me rodea con sus brazos a pesar de lo sucia que estoy.

—Me tengo que ir—Asiento.

Deja un beso en mi frente y sale del lugar.

*********

Me siento e intento tranquilizarle a la expectativa de que Leo regrese, no se si va a regresar, ya ni siquiera confió en él, sin embargo no quiero perder las esperanzas.

Escucho la puerta abrirse y unos pasos acercándose, no logró ver quien es, pero ruego que sea Leo y no otro.

No dice nada solo se posa detrás de mi y siento como mi pie izquierdo es liberado, me siento libre al fin.

—Escucha bien, no te muevas de aquí hasta que yo te avise.

No entiendo nada, sin embargo no me muevo de mi lugar, continuamente leo no dice nada y sale dejándome sola otra vez.

No se cuanto tiempo paso ahí sentada hasta que escucho personas correr y un olor extraño. Me levanto enseguida con las pocas fuerzas que tengo y me dirijo a la puerta.

Giro la manilla y para mi suerte esta abierta, entrabro la puerta y observo a dos tipos correr hacia un lado de lo que me he dado cuenta es una casa, vuelvo a cerrar la puerta.

Escucho puño tocar la puerta e inmediatamente me tenso, no paran de tocar, abro la puerta insegura y un desesperado Leo entra.

—Tenemos que irnos—Me avisa nervioso.

—¿Que hiciste?—Mi voz suena entrecortada por el miedo.

—Incendie la puerta principal, tenemos poco tiempo.

Seguido de esto me hala y me guía hasta llegar a unos pasillos, el fuego ya se ha incrementado y el humo llega a todas partes, seguimos nuestro paso hasta llegar afuera.

Desde afuera solo se logra ver la casa ardiendo por un extremo y varias camionetas salir de la propiedad, Leo me toma fuerte de la mano y sigue guiándome hasta llegar a un lugar vacío, desde donde estamos se puede  ver una camioneta que supongo es de Leo.

Me suelta y se para frente a mi.

—Vamos a irnos de aquí.

—¡Leonardo!—Llama alguien detrás de nosotros seguidos de un disparo.

JaceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora