Mi cuerpo duele, se siente entumecido, estoy tumbada en alguna superficie, está fría, intento mover las manos pero no puedo, están amarradas, igual lo pies.
Abro los ojos sin poder ver nada, todo esta muy oscuro, tampoco se escucha nada, solo mi corazón desembocado a punto de salir.
Sigo intentando moverme, sin embargo solo me lastimo, no se cuanto tiempo llevo en esta misma posición y mi cuerpo empieza a doler.
Empiezo a recordar todo, Roberto, y lo demás, no se si es por estar tanto tiempo sin movernos, me empiezo a sentir mareada y sin darme cuenta vuelvo a ver todo negro.
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Despierto bañada con agua fría, abro mis ojos rápidamente y vuelvo cerrarlos para acostumbrarme a la luz, abro los ojos pero no hay nadie, solo mucha luz, ya no estoy amarrada, tengo las manos sueltas , me paro del suelo sintiendo como mi cuerpo pesa, camino hacia una puerta pero tengo un grillete que me impide avanzar.
Caigo en el suelo con las manos en la cabeza, sin saber que hacer, sintiendo como la angustia arrulla mi mente.
¿Me estarán buscando? Es lo único en lo que pienso.
Mi estómago ruge debido al hambre y no se cuanto tiempo llevo aquí, también siento la boca seca.
De repente las luces se apagan y alguien entra a la habitación, lo reconozco y es Jev acompañado de Roberto que entran cada uno con un bate en la mano.
Me empiezo a exaltar a medida que se acercan a mi con sus rostros oscurecidos.
—Primita, ¿como estas?—Saluda Jev acercándose.
Intento ponerme de pie pero un mareo hace que casi me caiga, me quedo en el piso solo mirando como ellos se acercan cada vez más a mi.
—A juzgar por tu aspecto—Ríe burlón.
—Mal nacido—Logro escupir.
Roberto se acerca a mi y me propina una bofetada que hace que caiga, mi cara arde producto de la bofetada pero no digo nada, solo me quedo tirada esperando el siguiente movimiento.
Pero no pasa nada, solo se van dando un portazo y volviendo a dejarme a oscuras.
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No se cuanto llevo aquí, no se si es de día o de noche, si afuera esta lloviendo a el sol está resplandeciente, tampoco sé si me están buscando, no se nada.
Todos los días es lo mismo, prenden las luces, luego las apagan, me despiertan con agua fría y luego Jev o Roberto entran se burlan de mi y me golpean.
Intento comer un poco de lo que se supone es una sopa pero en realidad parece agua con pollo, tomo una cucharada pero inmediatamente lo hago empiezo a vomitar.
Me limpio un poco y empujo la sopa lejos de mi sintiendo como mi estómago da vueltas.
La puerta se abre dejándome ver a Roberto que seguramente viene a golpearme como todos los días, ya no siento miedo a que me golpeen mi cuerpo ya esta preparado.
—¡Que asquerosa estas!—Se apresura más a mi y me observa—Jev me dio permiso de tocarte pero así no lo haré—Termina y se marcha.
Mi respiración se empieza a agitar de solo imaginar las manos de Roberto sobre mi, tal y como lo hizo Leonardo, inmediatamente pienso en el y un nudo se forma en mi garganta.
¿Se habrá enterado que estoy aqui apunto de morir? Esa pregunta da mil vueltas en mi cabeza y pensando en la última vez que vi sus hermosos ojos quedo dormida en el frío piso de cerámica.
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Siento unas manos sujetarme por el cabello fuertemente haciéndome daño, encienden las luces y puedo ver como Roberto me jala haciendo que camine hasta la otra punta de la habitación.
La habitación es grande de color naranja, sin embargo no tiene ni una sola ventana.
Estoy muy débil y todo me da vueltas lo que hace que para él sea más fácil tirarme en el piso y volver a amarrarme con unas cadenas.
—¿Donde está Jev?—Pregunto en un hilo de voz.
—Aqui estoy preciosa—Masculla Jev entrando a la habitación.
—¿Que vas hacer conmigo?—Pregunto abrumada.
—Deberias agradecer que aun estas viva, ¿pensaste que ibas a ir a mi taller y me ibas a amenazar y te ibas a ir como si nada? Te equívocas, ese día te iba a volar los sesos sino hubiese sido por el idiota de Leonardo.
No digo nada más solo me quedo tirada sintiendo como el alma se me sale del cuerpo.
—Hablando de Leonardo, ¿sabes que se va a casar? Ay Jace nadie te quiere, Jaime tampoco te quiso.
Dicho esto salen y apagan todas las luces.
Todo dentro de mi duele, ¿como puede ser posible? Leonardo ser va a casar, no aguanto más y comienzo a llorar y a sollozar, no se cuanto lloro que me quedo dormida en mis propias lágrimas.
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Jace
RomanceArrogante, Odiosa, mal hablada, grosera y violenta es como Leonardo describe a Jace, la mujer que con un golpe le robo el aliento.