LAUREN POV
—La Transformación —gritó Katy desde abajo—. ¡Te llegará en cualquiermomento!
Como si de repente la burla me hubiera disparado la valentía, me dirigí hacia lapuerta iluminada, sin prestar atención a los ruidos de las tablas ni a las risas quevenían de abajo. Ignorando también la avalancha de palabras que no entendía ysofocando los espantosos sentimientos que me provocaban, estire la mano,presione la manija de bronce y abrí la puerta.Dentro de la habitación, Normani y Ally estaban inclinadas sobre alguien tendida en la cama.
Me acerque para descubrir qué era todo ese escándalo, pero cuando pude verbien el estado de la paciente, mi corazón se le congeló. Tuve que reprimir las ganasde vomitar.La imagen fue rápida —sólo unos pocos segundos—, pero suficiente para quese me fijara en mi memoria para siempre. Una figura pálida y agonizante, con elpecho descubierto (7u7) y enferma, se retorcía de dolor. Las venas verdosas tejían unared a través de su cuerpo, como cuerdas debajo de la piel. Estaba llena demoretones color púrpura y de arañazos. Los ojos inyectados en sangre se movíancon desesperación de un lado a otro.La visión ya había quedado impresa en mi mente cuando, Normani deun salto, bloqueó mi mirada pero no los gemidos y los aullidos. Me empujó fuerade la habitación y luego cerró la puerta de un golpe detrás de Nosotras.
—¡¿Qué estás haciendo aquí arriba, Novata?! —me gritó, hecha una furia.El valor que tenia se me desvaneció.
—Yo... eh... quería algunas respuestas —murmure, pero no logre dar fuerza a mis palabras. Ya no podía más. ¿Qué le pasaba a esa chica? Me apoye contra el barandal del pasillo y mire al piso, sin saber qué hacer.
—¡Saca tus sucios pies de aquí ahora mismo! —Me ordenó—.Dinah teayudará. Si te veo otra vez antes de mañana, eres Mujer muerta. Yo misma tearrojaré por el Acantilado, ¿captaste?.Me sentí humillada y asustada, como si tuviera el tamaño de unarata. Sin decir una palabra, pase delante de Normani y baje las escaleras ruinosastan rápido como pude. Evitando las miradas de todos los que estaban abajo,especialmente la de Katy—, tome a Dinah del brazo y atravesé la puerta.Detestaba a toda esa gente, excepto a Dinah.
—Sácame de aquí —le dije. En ese momento me dí cuenta de que ella era,posiblemente, mi única amiga.
—No hay problema —contestó con voz alegre, fascinada de que alguien la necesitara—. Pero primero tenemos que visitar a Ariana.
—No sé si podré volver a comer alguna vez. No después de lo que acabo dever.
—Sí podrás. Ve al mismo árbol de antes. Nos encontraremos allí en diezminutos.Feliz de alejarme de la casa,me marche hacia el lugar de encuentro. Sólohabía estado en el Área un corto tiempo y ya quería irme. Desee fervientementepoder recordar algo de mi vida anterior. Cualquier cosa.Mi mamá, mi papá, unamigo, la escuela, algún pasatiempo. Una chica.Parpadee varias veces con fuerza, tratando de sacarme de la cabeza la imagende lo que había visto en la choza.La Transformación. Katy lo había llamado así.Aunque hacía calor, sentí nuevamente un escalofrío.
Me recosté contra el árbol mientras esperaba a Dinah. Recorrí con lavista el recinto del Área, ese nuevo espacio de alucinación donde parecíadestinada a vivir. Las sombras de los muros se habían alargado notablemente, yya trepaban por los bordes de las fachadas cubiertas de hiedra del otro lado.Al menos, eso me ayudó a orientarme: el edificio de madera se ubicaba en laesquina noroeste, entre las tinieblas que se oscurecían cada vez más. Elbosquecillo se encontraba al suroeste.La zona de la granja, donde todavía se veía a unas pocas trabajadoras entrelos cultivos, se extendía por toda la parte noreste del Área. Los animales estabanen el rincón sureste, mugiendo, aullando y cacareando.Justo a la mitad del patio, el enorme agujero de la Caja seguía abierto, comoinvitándome a saltar en él e irme a mi casa. Cerca de allí, unos seis metros hacia elsur, había un edificio bajo, de toscos bloques de concreto, sin ventanas y con unaamenazadora puerta de hierro como única entrada. Tenía una gran manijaredonda que parecía una rueda de acero, como las que hay en los submarinos. Apesar de lo que había visto hacía un rato, no sabía qué sensación era más fuerte:la curiosidad por saber qué había adentro o el miedo de descubrirlo.Estaba por examinar las enormes aberturas en la mitad de las paredes delÁrea, cuando llegó Dinah con sandwiches, manzanas y dos vasos metálicos conagua. Una profunda sensación de consuelo se apoderó de mi: no estaba totalmentesola en ese lugar.
—Ariana no se mostró muy feliz al verme asaltar la cocina antes de la hora de la cena —aclaró, sentándose al lado del árbol y haciéndome una seña para quela imitara. Tome un sandwich pero luego dude al recordar la imagenespeluznante y monstruosa de lo que había visto en la choza. Sin embargo, prontoel hambre me ganó la partida y le di un gran mordisco. El maravilloso gusto deljamón, el queso y la mayonesa inundaron mi paladar
—Esta delicioso—masculle con la boca llena—. Estaba muerta de hambre.
—Te lo dije —repuso Dinah, y atacó su propio sandwich.Después de un par de bocados, por fin me atreví a hacer la preguntaque lo me estaba atormentando.
—¿Cuál es realmente el problema de selena? Ya ni siquiera tiene aspecto Humano.
—No sé —murmuró Dinah distraída mente—. No la vi.
Me di cuenta de que ella no era sincera, pero decidí no presionarla.
—Bueno, créeme, es mejor que no la veas.Siguí comiendo, mordisqueando una manzana, mientras analizaba las grietasprofundas de los muros. Aunque no podía ver bien desde donde me encontraba,había algo raro en los bordes de las piedras que estaban en las salidas hacia lospasillos del exterior. Tuve una inquietante sensación de vértigo al mirar lasaltísimas paredes, como si estuviera suspendida arriba de ellas en vez de estarsentada en la base.
—¿Qué hay allí afuera? —pregunte—. ¿Acaso esto es parte de un grancastillo o algo parecido?Dinah titubeó. Se veía incómoda.
—Humm, yo nunca salí del Área. Me mantuve en silencio durante algunos segundos.
—Estás escondiendo algo —repuse por fin, mientras terminaba el últimobocado y bebía un largo trago de agua. La frustración de no recibir respuestas denadie comenzaba a destrozarme los nervios. Y saber que, aun si realmente mecontestaran, podrían no estar diciéndome la verdad sólo me hacía sentirme peor.
—¿Por qué son tan misteriosas?
—Lo que ocurre es que las cosas son muy extrañas por aquí, y la mayoría denosotras no sabe todo. Ni la mitad de todo.
Me molestaba que Dinah no pareciera preocupada por lo que acababa dedecir, Me resultaba indiferente que me hubiesen arrebatado mi propia vida. ¿Quéproblema tenía esa gente? Me puse de pie y comencé a caminar hacia la aberturadel este.
—Bueno, nadie dijo que no podía dar una vuelta por los alrededores.Tenía que averiguar algo o me volvería loca.
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The Maze Runner: Correr o Morir [Camren]
Science FictionAl Despertar dentro de una caja obscura en movimiento, lauren no recuerda ni su nombre. No sabe quién es. Tampoco hacía donde va. Pero no está sola: Cuando el ascensor llega a su destino, las puertas se abren y se ve rodeada por un grupo de Chicas