Capitulo 20

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Por segunda noche consecutiva, Lauren se fue a la cama con la imagen delrostro de Selena atormentándola. Qué diferentes serían las cosas si no fuera por ella,pensó. Casi se había convencido a sí misma de que estaría totalmente contenta yansiosa por aprender sobre su nueva vida y lograr su objetivo de convertirse enCorredora. Casi. En el fondo sabía bien que Selena era sólo uno de sus muchosproblemas.Pero ahora ya no estaba, había sido desterrada al mundo de los Penitentes,allá donde conducían a sus presas, víctima de quién sabe qué tratos inhumanos.Aunque tenía sobradas razones para detestarla, sentía lástima por ella.No podía imaginarse cómo sería salir de esa manera, pero a juzgar por losúltimos momentos de Selena, aullando y escupiendo como si estuviera en medio deun brote psicótico, ya no ponía en duda la importancia de la regla del Área quedecía que nadie debía entrar al Laberinto salvo las Corredoras, y aun ellas, sólodurante el día. Selena ya había sido picada una vez, lo que significaba que sabíaquizás mejor que nadie lo que le esperaba. Pobre chica, pensó.Un estremecimiento le corrió por el cuerpo. Cuanto más lo pensaba, másdudaba de que ser una Corredora fuese una buena idea. Pero, inexplicablemente ésa seguía siendo su meta.

A la mañana siguiente, el ruido de la actividad del Área la despertó del sueño másprofundo que había tenido desde su llegada. Se incorporó frotándose los ojos parasacudirse el sopor. Como no lo logró, se volvió a acostar, esperando que nadie lomolestara.La tranquilidad no duró ni un minuto.Alguien le golpeó el hombro y, al abrir los ojos, se encontró a Ally de pie allado de ella. ¿Y ahora qué?, pensó. 

—Levántate, lern.-dijo ally 

—Sí, buen día a ti también. ¿Qué hora es? 

—Las siete, Novata —le dijo con una sonrisa burlona—. ¡Ajá! Creíste que tedejaría dormir hasta tarde después de dos días muy duros.Se sentó disgustada por no poder seguir echado allí durante unas horas más. 

—¿Dormir hasta tarde? ¿Qué son ustedes? ¿Una banda de granjeras? —exclamó, preguntándose por qué esa palabra le resultaba tan familiar. Una vezmás se asombró de la forma en que funcionaba su pérdida de la memoria. 

—Exactamente, ahora que lo mencionas —contestó, acomodándose al ladode ella y cruzando las piernas. Se quedó en silencio un rato, atento al bullicio quecomenzaba a extenderse por el Área—. Nuevita, hoy te pondré con los Aradoras.Veamos si eso te gusta más que rebanar a unos miserables cerditos.Estaba harta de que la trataran como a una bebé. 

—¿No sería hora ya de que dejaras de llamarme así? 

—¿Cómo? ¿Miserable cerdita?Lanzó una risa forzada y sacudió la cabeza. 

—No, Nuevita. Yo no soy la Habitante más reciente, ¿no es cierto? Es la chicaen coma. A ella dile Nuevita, mi nombre es Lauren —contestó con impaciencia.La imagen de la joven invadió su mente y se acordó de la conexión que habíasentido. De repente, la tristeza se apoderó de ella, como si la extrañara y quisieraverla. Eso no tiene sentido, pensó. Ni siquiera sé cómo se llama. Ally se inclinó hacia atrás, arqueando las cejas. 

—¡Caray ! Parece que te crecieron un par de ovarios de este tamaño durantela noche.La ignoró y continuó hablando. 

—¿Qué es un Arador?-dijo resignada 

—Es la forma en que llamamos a las tipas que se desloman trabajando en losJardines: cultivan, desmalezan, plantan y cosas así. Lauren señaló en esadirección. 

—¿Quién es la Encargada? 

—Jimena. Buena tipa, siempre que no seas vaga para el trabajo. Es la grandota que iba adelante ayer en la tarde.No hizo ningún comentario. Esperaba poder pasar el día sin pensar en Selena oen su Destierro. El recuerdo la ponía mal y la hacía sentir culpable, de modo quedesvió la conversación. 

The Maze Runner: Correr o Morir [Camren]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora