Capitulo 18

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Lauren quedó fascinada ante la sola mención de un Penitente. Esos monstruosdesagradables le causaban terror, pero se preguntó por qué encontrar uno muertoera tan importante. ¿Acaso nunca había ocurrido antes? Normani puso cara de asombro. 

—Lucia. No es un buen momento para bromas —repuso. 

—Mira —contestó Lucy—, yo tampoco lo creería si fuera tú. Pero es cierto,lo vi. Uno bien grande y asqueroso.Está claro que es la primera vez que sucede, pensó. 

—Encontraste un Penitente muerto —repitió la líder. 

—Sí —dijo, con irritación en la voz—. A unos tres kilómetros de aquí, cercadel Acantilado.Dirigió la mirada hacia el Laberinto y luego de vuelta a Normani. 

—¿Y por qué no lo trajiste de regreso contigo?Lanzó de nuevo una sonrisa, mitad gruñido, mitad risita tonta. 

—¿Estuviste bebiendo esa salsa irresistible de Ariana? Esas cosas deben pesarmedia tonelada, hermana. Además, no tocaría uno aunque me dieras un pasajegratis fuera de este lugar. Normani insistía con las preguntas. 

—¿Qué aspecto tenía? ¿Las púas metálicas estaban dentro o fuera del cuerpo?¿Hizo algún movimiento? ¿Tenía la piel todavía húmeda? Lauren estaba repleta de interrogantes: ¿Púas metálicas? ¿Piel húmeda? ¿Dequé hablan?, pero se contuvo, para no recordarles su presencia. Y que quizásdeberían hablar en privado. 

—Tranquila, mujer —respondió—. Tienes que verlo por ti misma. Es...extraño. 

—¿Extraño? —Normani la miró confundida. 

—Mira, estoy exhausta, muerta de hambre e insolada. Pero si quierestransportarlo ahora, es posible que podamos ir y regresar antes de que las Puertascierren. Normani miró el reloj. 

—Mejor esperemos hasta mañana al despertar.-dijo normani

—Es lo más inteligente que has dicho en una semana —concluyó, dándoleuna palmada en el brazo y dirigiéndose a la Finca con una ligera renguera. Hablópor encima de su hombro mientras se arrastraba, con todo el cuerpo adolorida—.Debería volver allá afuera, pero ya no puedo más. Iré a comer un poco delguisado repugnante de Ariana.La invadió la desilusión. Era cierto que Lucy realmente merecía undescanso y algo de comer, pero quería saber más. Después Normani se dio vueltahacia Lauren. 

—Si me estás escondiendo algo...Ya estaba cansada de que la acusaran de saber cosas. ¿Acaso no era ése elproblema? Ella no sabía nada. Miró a la chica directo a los ojos y le hizo unapregunta simple. 

—¿Por qué me odias tanto? La reacción fue indescriptible: confusión, enojo,asombro. 

—¿Odiarte?, no has aprendido nada desde que llegaste en esa Caja.Esto no tiene nada que ver con odio, amor, amigos o lo que sea. Lo único que nosimporta es sobrevivir. Deja ya tu lado de marica y comienza a usar ese cerebrode mierda, si es que lo tienes.Sintió como si hubiera recibido una bofetada. 

—Pero... ¿por qué sigues acusándome? 

—Porque no puede ser una coincidencia, Novata. Caes aquí, al día siguienterecibimos a una chica y una nota demente, Selena trata de morderte, apareció unPenitente muerto... Algo está pasando y no voy a descansar hasta que descubraqué es. 

—Yo no sé nada —dijo con ardor, sintiendo que le hacía bien descargar elenojo—. Ni siquiera sé dónde estaba hace tres días, mucho menos voy a saberpor qué Lucy encontró una cosa muerta a la que llaman Penitente. ¡De modoque deja de molestarme! Normani se inclinó ligeramente hacia atrás y le echó una mirada ausente. 

The Maze Runner: Correr o Morir [Camren]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora