Capitulo 6

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 LAUREN POV

 —Bueno, nadie dijo que no podía dar una vuelta por los alrededores.Tenía que averiguar algo o me volvería loca. 

—¡Hey, espera! —gritó Dinah, corriendo tras de mi—. Ten cuidado, que están por cerrarse —agregó, muy agitada.

 —¿Cerrarse?... ¿Qué estás diciendo?

 —Las Puertas, Novata. 

—¿Puertas? No veo ninguna puerta. Me di cuenta de que Dinah no estaba inventando nada. Había algo obvio que se le estaba escapando. Una rara inquietud me embargó y, sin pensarlo, reduje el paso. Ya no estaba tan interesada en llegar hasta los muros.

 —¿Cómo llamarías a esas grandes aberturas? —preguntó Dinah, señalando los enormes huecos de gran altura de las paredes. Me encontraban a sólo diez metros de distancia.

 —Yo las llamaría grandes aberturas —respondí buscando contrarrestar mi inquietud con sarcasmo, aunque sabía que no me estaba dando resultado.

 —Bueno, son Puertas y se cierran todas las noches. Me detuve, creyendo que Dinah estaba equivocada. Mire hacia arriba, hacia cada lado, examine los inmensos bloques de piedra, y entonces el desasosiego se convirtió en terror.

 —¿Qué quieres decir con eso de que se cierran? 

 —Puedes comprobarlo por ti misma en un minuto. Las Corredoras regresarán pronto, y entonces esos grandes muros se van a mover hasta que los huecos queden cerrados. 

—Estás enferma de la cabeza —exclamé. No me imaginaba cómo esas gigantescas paredes pudieran ser movibles. Me sentía tan segura de eso que me relajó, pensando que Dinah me estaba haciendo una broma.Llegamos al inmenso hueco que conducía al exterior. 

—Ésta es la Puerta del Este —explicó Dinah, como quien muestra con orgullo una obra de arte de su creación. Apenas la escuchaba; estaba sorprendida por las dimensiones que tenía todo eso, vi de cerca. La abertura en la pared tendría unos seis metros de ancho y se elevaba hasta una gran altura. Los bordes eran lisos, a excepción de un extraño diseño que tenía en ambas partes. En el lado izquierdo de la Puerta del Este había profundos orificios de varios centímetros de diámetro cavados en la roca, dispuestos a treinta centímetros de distancia entre sí. Comenzaban cerca del suelo y seguían hasta arriba de todo.En el lado derecho, unos conos, también de varios centímetros de diámetro y unos treinta de largo, sobresalían del borde del muro, situados de la misma forma que los agujeros que se encontraban en el lado de enfrente. La finalidad era obvia. 

—¿No estás bromeando? —pregunte, sintiendo que el miedo me invadía nuevamente—. ¿Entonces no te estabas burlando de mí? ¿Los muros se mueven de verdad?

 —¿Por qué iba a inventar algo así? Me resultaba muy difícil imaginar algo semejante. 

—No sé. Yo creí que habría una puerta que se cerraba o una pequeña pared que se deslizaba desde adentro de la grande. ¿Cómo puede ser que estas paredes se muevan? Son inmensas y dan la impresión de que llevan aquí miles de años.La idea de que esas paredes se cerraran y me dejaran atrapada dentro del Área era totalmente aterradora.

Dinah levantó los brazos en señal de clara frustración.

 —Qué sé yo. Se mueven y listo. Hacen un chirrido que te rompe los oídos. Lo mismo ocurre afuera, en el Laberinto: esos muros también se deslizan todas las noches.

 Sorprendida ante el nuevo dato, me voltee bruscamente.

 —¿Qué acabas de decir?

—¿Eh?

The Maze Runner: Correr o Morir [Camren]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora