Capitulo 16

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LAUREN POV

Ally estalló en una carcajada. Yo no había escuchado un sonidosemejante desde que estaba allí. 

 —Siempre hacemos empezar a las Novatas por las malditas Carniceras. Note preocupes, cortar las provisiones de Ariana es sólo una parte. Ellas también seocupan de todo lo que tiene que ver con las bestias. —Qué lástima que no pueda recordar mi vida anterior. Tal vez me encantabamatar animales.Era un chiste, pero su compañera no pareció captarlo. Ally hizo una señal con la cabeza hacia el establo. 

—Lo sabrás muy bien para cuando el sol se haya puesto esta noche. Ven,vamos a conocer a Sofia. Ella es la Encargada. Sofia era alta y media musculosa, con la cara cubierta de acné. tuve lasensación de que aquella chica disfrutaba demasiado de su trabajo. Quizás la enviaronaquí por ser una asesina serial, pensé. La Encargada me mostró el lugar durante la primera hora, explicándome quécorral le correspondía a cada animal, dónde estaban los gallineros y todo lo queocurría dentro del establo. El perro, un molesto labrador negro llamado Ronco, meencariñe de inmediato con él y me siguió durante toda la visita. Intrigada, lepregunte a Sofia de dónde había venido la mascota, y ésta me contestó quesiempre había estado allí. Parecía que su nombre había sido puesto irónicamente,porque tenía unos ladridos muy agudos que destrozaban los oídos.Durante la segunda hora,ya entraron de lleno en el trabajo con los animales:darles de comer, limpiar, arreglar un cerco, levantar plopus. Descubrí queusaba cada vez más el vocabulario de los Habitantes del Área.La tercera hora fue la más difícil para mi. Tuve que observar cómo Sofia mataba a un puerco y preparaba las distintas partes para la comida. Cuando llegóel momento de almorzar, hice dos promesas: la primera, que su carrera noestaría relacionada con los animales; y la segunda, que nunca más volvería acomer nada que saliera de adentro de un cerdo. La Carnicera le había dicho que siguiera solo, porque ella tenía que continuartrabajando dentro del Matadero, lo cual le pareció bien. Mientras se dirigía a laPuerta del Este, no podía quitarse de la cabeza la imagen de Sofia en un rincónoscuro del establo, mordiendo las patas de un cerdo crudo. Esta tipa me ponía lapiel de gallina.En el instante en que pasaba delante de la Caja, vi que alguien ingresaba alÁrea desde el Laberinto, por la Puerta del Oeste. Era una chica, con brazos no muy musculosos y pelo castaño corto; parecía ser un poco mayorque yo. La Corredora se detuvo, se inclinó y apoyó las manos en las rodillas,respirando con gran esfuerzo. Daba la impresión de que acababa de corrertreinta kilómetros: la cara roja, la piel cubierta de sudor y la ropa empapada.La miraba fijamente. Sentía mucha curiosidad, pues todavía no habíavisto de cerca a una Corredora ni había hablado con ninguno de ellos. Además,basado en lo que había ocurrido en los dos últimos días, ésta había regresadovarias horas antes de lo habitual. Me aproxime a ella, ansiosa por conocerla yhacerle preguntas. Antes de que pudiera armar una frase, la chica se desplomó en el piso.         

The Maze Runner: Correr o Morir [Camren]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora