—¿Cómo fue tu primer beso, Mal?
A los cuatro VK's les gustaba reunirse de vez en cuando como solían hacerlo antes de ser trasladados a Auradon. Les era divertido recordar los momentos vividos en la Isla, excluyendo los que incluían alguno de sus padres haciéndolos sufrir.
—¿Mi primer beso? —preguntó mientras dejaba el control remoto en el piso, mirando a Evie de reojo, quien ya estaba haciendo lo mismo—. Chicos, no tienen por qué saberlo.
—¿Por qué no? No puede ser peor que el mío —rió Carlos, tratando de convencerla.
—¿Porque tú no lo has dado, tal vez? —se burló Jay.
—Sí, justamente por eso.
—Pues... Jé. Mi primer beso, sí... —comenzó trabándose—. Es verdad, ¿por qué yo? Evie también está aquí —dijo señalándola.
Evie, aún recostada en la cama de Jay se dio una palmada en la frente deseando habérsela dado a Mal en la cara por su indudable inteligencia. Cerró el libro que estaba leyendo dejándolo a un lado y se sentó.
—Gracias, Mal. Porque mi historia es completamente diferente a la tuya —murmuró, siendo sarcástica.
♕
No tenía mucho tiempo desde que los cuatro se habían comenzado a llevar bien, después de fallar en la misión del cetro de Maléfica. Era un día común en la cafetería —si así se le podía llamar— de Dragon Hall en la Isla de los Perdidos. Peleas de comida en mal estado de los últimos días habían dejado el lugar lleno de alimentos embarrados en las paredes y en las esquinas de las mesas.
—¿No vas a comer? —preguntó Mal, observando a su compañera.
—¿Desde cuándo te preocupas por ella? —mofó Jay, mientras le daba un sorbo a su café negro sin azúcar.
—No lo hago, sólo quiero comerme su almuerzo si ella no la quiere. ¡Hey, Arándano!
Evie regresó en sí después de tener la mirada perdida. Lo primero que logró ver fueron los dedos chasqueando de la peli-morada frente a ella.
—¿En qué piensas?
—En Had-nada —balbuceó, delatándose a sí misma.
—Pues Hadley no para de mirarte —añadió el hijo de Jafar. En la mesa a lo lejos estaba el hijo de Hades, sin quitarle los ojos de encima.
—¿En serio? —comenzó Evie emocionada, alisándose el cabello con las manos—. Uhmm, debo irme. Te-tengo que ir al baño.
Evie salió apurada de ahí con su bolso en forma de corazón, sin haber tocado su comida.
—¿Crees que regrese?
—No lo sé —contestó Mal, levantándose del asiento—. Pero en fin, creo que también debo ir al baño a...
—No quiero oír lo demás, gracias —interrumpió Jay.
—A sacarme esto del cabello, duh —finalizó Mal, moviendo unos mechones de su cabello y revelando un chicle adherido entre ellos, obra de la hija de Gothel. Mal se había quedado dormida en una clase, y ese había sido el resultado.
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¿Quién necesita un príncipe? | Mevie One-Shots (1)
FanfictionLas amistades tan íntimas e incondicionales a veces ocultan más de lo que se cree.