Mezcla de galletas 2/3

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 «Quizá el hechizo es contagioso»

 «Tal vez la cena no me sentó muy bien y eso es lo que siento»

«¡Ya duérmete!» 

Cualquier pesadilla sería mejor que lo que Mal estaba viviendo. Menos de 48 horas de su estancia en Auradon y ya empezaban a infectarla con sus tonterías de ''sentimientos''. No con el príncipe, no con el hijo de Tontín, no con Jay o Carlos; sino con Evie. Debía hacer lo posible para evitarla y así inhibir sus emociones, pues eso no era digno de una villana nacida en la Isla.

Evie se dirigió a oscuras al armario para cambiar su blusa y falda de cuero por su cómoda pijama color azul y negro. Estaba por irse a dormir, pero algo la hizo tomar otra decisión: se acercó a la cama de Mal, observándola con la insignificante luz que irradiaba por las ventanas.

—¿M?

—Evie, ve a dormir.

—No quiero hacerlo  —dijo la peli-azul, tomando asiento en la cama.

—Pues yo sí  —inició, sentándose también—, así que E, te agradecería si te fueras a tu cama, con tus cobijas y así puedas no dormir lejos de mí.

—Mal —pidió, con súplica en su voz.

Mal apartó las sábanas y bajó de la cama con sus medias púrpuras, arrastrando sus pies por la madera.

 —Evie, no estoy jugando  —la regañó mientras tomaba su mano para ponerla de pie—.  No te quiero cerca, ¿entiendes?

—¿Por qué? —preguntó la hija de Grimhilde, notando el poco espacio entre las dos—. ¿Te hice algo?

—Solo aléjate —dijo después de desviar su mirada de los labios de Evie—. Hazlo.  

—¿Por qué? —cuestionó una vez más, acercándose paulatinamente para repetir lo sucedido en la cocina.

—¡Porque estás hechizada!  —explotó, alejándose con el pulso acelerado para evitar lo que estaba por suceder—. ¡Tú no eres así! No estás enamorada, no sientes nada por mí, ¡ni siquiera te gusto!  Y así está bien, tú no eres nada para mí y no puedo dejar que esto siga —aclaró, convenciéndose a si misma—.  Iré a prepararte el antídoto y dejaremos esto atrás, ¿de acuerdo? Yo no te gusto, tu no me gustas.

La descendiente de Maléfica huyó de la habitación, dejando a Evie más confundida que nunca. Muy en el fondo se arrepentía de haber interrumpido el beso, pero simplemente no podía dejar que pasara. Evie nunca lo haría si  no hubiera sido por la mezcla de galletas.




  ♕  




—Hoy preparé galletas, con muchas chispas —ofreció Mal, sacudiendo la bolsa plástica.

—Ah, no. Hay un juego importante y nunca como antes, pero... ¡Gracias! Muchas gracias, gracias. ¡Otro día, otro día! —agradeció Ben, alejándose.

—No... Sí —continuó ella haciéndolo detenerse—, entiendo lo que te pasa, ''cuidado con las galletas que te ofrecen los villanos''. Todos saben eso en Auradon, claro.

—No, no, no, no es eso, no, no.

—No, entiendo. Eres listo, comprendo. Está bien, más para mí, creo —dijo, simulando estar por darle una mordida a la galleta.

—No, no. ¡Hey! —señaló, arrebatándole la galleta y dándole un mordisco—. ¿Ves? Yo creo en ti. Te creo.

—¿Te gustan? —averiguó Mal después dejarlo degustar, intercambiando miradas con Jay y Carlos.

—Genial, deliciosa, asombrosa. Está muy crocante... Y tiene algo... ¿Son nueces? ¡Amo las nueces!

—Sí, son nueces.

—Sabes, creo que deberías preparar algunas más, los chicos aman estas cosas —señaló él, mientras la devoraba—. Un poco más de chocolate y se podrían vender muy fácil. Gracias Mal, nos vemos.

—¡Alto!—decretó la hija de Maléfica subiendo exageradamente su voz, dándose cuenta de ello demasiado tarde—. Lo siento. ¿Solo te gustaron? ¿Nada más?

—Diría que me encantaron.

—Pero... ¿Encantar de que están deliciosas o...?

—Adiós Ben —se despidió Carlos mientras jalaba a Mal del brazo junto con Jay—. ¿Estás loca? ¡Casi le dices que lo querías hechizar! —la acusó una vez que el príncipe se había ido.

 —¿Qué querías que hiciera? ¿Cómo puede ser que no le hicieran efecto? —se cuestionó irritada, abriendo su casillero para sacar el libro de hechizos y revisarlo—. Harina, leche, huevos, nueces, extracto de hoya wax, licor de hierbas y un pedazo de alcachofa.

—¿Y esto?

Jay señaló una oración al final de la hoja, la tinta estaba corrida y era casi ilegible. Mal acercó el libro a centímetros de su cara, intentándolo descifrar.

''Polvo de flor de  raíz'' —leyó—. Conque esto faltaba.  

—Pero no tiene sentido. Con Evie funcionó —intervino Carlos.

—No, no es posible que lo hiciera —razonó la hija de Maléfica, comiendo una migaja que había quedado en la bolsa—. Esto no tiene magia.

—¿Entonces qué fue lo de ayer? ¿Ella... Te besó por su cuenta?

—Evie no quiso desaprovechar la oportunidad de besar a su mejor amiga —se burló Jay, golpeándole el hombro a la peli-morada.

—No es gracioso, tengo que hablar con ella  —decidió Mal bastante seria y  alejando el brazo del hijo de Jafar, deseando partirlo en dos por reírse.




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¿Quién necesita un príncipe? | Mevie One-Shots (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora