Poción 2/2

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—¡Mal! Te estaba buscando, Jay dijo que querías verme.

—Ay no, Evie —murmuró al escuchar su delicada voz, sintiendo su corazón en la garganta. Mientras la hija de Grimhilde no hiciera ninguna pregunta que la pusiera en evidencia, todo estaría en orden.

—¿No te dije que deberías dejar de usar eso? —señaló al ver el libro de hechizos, del cual se adueñó, sin dejar a Mal protestar—. Te lo advertí una vez, ahora es mío.

La peli-morada trató de recuperarlo, pero Evie levantó su brazo, haciéndole imposible la tarea a Mal de alcanzarlo por la diferencia de alturas.

—¿No deberías estar con Ben?

—Lo estaba, pero... El pícnic terminó —dijo obvia, sacudiendo la cesta.

—¿Tan rápido? No parece que haya sido una buena cita.

—En realidad no, fue un desastre —admitió estrujando los ojos gracias a la frustración por la imposibilidad de mentir.

—¿Quieres que hablemos de eso?

—Digamos que dije algo que no debía decir y al parecer terminamos bueno Evie un gusto hablar contigo pero ahora tengo que huir antes de que empieces a hacer más preguntas que no quiero responder —dijo sin parar, hablando sin tomar aire y a punto de huir.

—¡Espera! —La detuvo jalándola del brazo— . ¿Estás bien? Te veo... Más blanca de lo usual.

Mal sintió una sensación extraña, entre calma y más pánico cuando sintió la mano de Evie en su frente. Estar junto a ella la hacia sentir más segura de sí misma, pero esta vez sólo sintió cómo cada parte de su cuerpo se estremecía, por los nervios que conllevaba el contacto físico con ella.

—¡No! ¡No estoy bien! —estalló, subiendo el tono de su voz.

La diseñadora se sorprendió por la respuesta tan directa, ya que la hija de Maléfica no solía demostrar sus sentimientos y nunca le gustaba admitir cuando estaba pasando por un momento difícil. Quitó la mano de su frente de golpe.

—Hey, tranquila, todo se va a resolver con él.

—¡Es que no quiero que se resuelva!

¿Eh? ¿Por qué no?

—¡Deja de preguntarme! —pidió tratando de soltarse de su amiga.

—¿Por qué no quieres arreglar las cosas? —cuestionó dejándola libre del brazo, esperando que no se fuera.

—Me gusta otra persona —reveló, sin más remedio.

—¿P-por qué no me lo habías dicho? Pudimos haberlo hablado, Mal. Sabes que siempre puedes confiar en mí.

—No E, créeme que no.

—¿Por qué? ¿Quién es? —preguntó desconcertada, tratando de buscar opciones en su mente—. ¿Carlos? ¿Jay? Dime por favor que no es Chad.

—¡Tú, Evie! —Mal dio un gran suspiro, quitándose un peso de encima.

—¿Qué? —preguntó en un suspiro después de un grito ahogado, cambiando poco a poco su mueca de sorpresa por una sonrisa—. ¿Qué?

—¡Tú me gustas Evie! ¡He tratado de decírtelo!

La peli-azul miró a su alrededor, habían llamado la atención de los estudiantes, quienes ahora ya no podían dejar de mirarlas.

—Mal —comenzó Evie, sin quitar la sonrisa—. Baja la voz.

—¡No puedo! ¡Carlos me hizo tomar la píldora de la verdad!

Shhh —indicó, colocando su dedo índice entre sus propios labios.

—¡Es que tú me...!

—Okey, suficiente —la calló tapándole la boca y llevándola con ella al primer lugar privado posible, que terminó por ser la sala de ciencias. Evie cerró la puerta, aún sin apartar la mano—. ¿Acabas de decir lo que creo que escuché?

Mal asintió con la cabeza.

—¿Y por qué no me lo habías dicho? —preguntó con suavidad.

La descendiente de Maléfica estaba limitada sólo encogerse de hombros y evitar el contacto visual, esperando terminar pronto con eso.

—Hablo en serio, ¿por qué no? Si sabes que también me gustas.

¿Dmmh-Mhr? —balbuceó, encontrándose con la mirada avellana.

—Sí, hablo en serio. ¿No te habías dado cuenta?

Hmmr-mr-mhh-mh-hrm-mhd.

—No, no voy a quitar mi mano de tu boca —anunció, entendiendo a la perfección.

¿Mhmn-mh?

—¡Porque vas a gritar! Vas a decirles a todos en el pasillo y todo se divulgará tan rápido como si Audrey se hubiera enterado.

Mal negó con la cabeza, segura de sí misma.

—¿No? ¿Entonces?

Evie apartó su mano, y al instante sintió cómo sus labios toparon con los de Mal, apenas acariciándolos suavemente por unos segundos y separándose por un plop.

—¿Cómo estuvo? —preguntó Evie, queriéndose aprovechar de la situación. Había estado usando su lipstick de fresa por las últimas semanas, esperando que sirviera de algo.

—No estuvo mal —respondió Mal, sonriendo.

—¿Sólo eso?

—Sí, pero fue aún mejor de lo que recuerdo.

—Me conformo con eso — dijo Evie, estrechándola en sus brazos.

Mal agradeció que ese beso hubiera cortado toda la magia, o hubiera admitido que había sido la mejor sensación que había experimentado en su vida, convirtiéndose en la ex-villana más cursi de la historia.


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WOOOOOU gracias por los votooos :') hicieron mi día. Ustedes y el atole de fresa que compré en la esquina.


¿Quién necesita un príncipe? | Mevie One-Shots (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora