7 minutos en el cielo

15.9K 1.1K 580
                                    

—¿Alguien quiere jugar? —preguntó Jay uniéndose con los todos los demás, sentándose en el césped y haciendo énfasis en la botella de vidrio vacía.

—¡Seguro! —aplaudió Mal, por la idea—. Será divertido.

—¿Jugar qué? —preguntó Doug, quien estaba sentado junto a Evie— ¿Qué tipo de juego?

7 minutos en el cielo —aclaró el hijo de Cruella deVil.  —Es un juego muy popular en la Isla.

—Mientras no sea 7 minutos en el infierno, todo bien —lanzó Evie al aire, esperando que Mal entendiera. La peli-morada solo le lanzó una mirada asesina por habérselo recordado.

—¿Cómo se juega?  —cuestionó Lonnie desconcertada. Ningún chico de Auradon había escuchado antes de ese tipo de entretenimiento.

—Sencillo —comenzó el hijo de Jafar—. Cada persona girará la botella, y junto la persona que señale la boca de la botella deben irse a...

Jay miró a su alrededor. En el medio de los oscuros jardines de noche no había armarios ni clósets, ni ningún lugar privado.

 —...Deben irse detrás de los arbustos, solos. Por siete minutos, sin nadie que los moleste. Todo lo que pase ahí detrás, ahí se queda.

—¿A hacer qué? ¿Qué se queda ahí?   —preguntó Jane, evidenciando su inocencia.

—Lo que quieran —clarificó Mal, sonriendo y arqueando una ceja, esperando a que todos entendieran el punto—. ¿Qué opinan?

—¡No! —Audrey se opuso en seguida, enfadada— ¡No queremos jugar sus juegos de la Isla, esto es Auradon! Además, la mayoría de nosotros está saliendo con alguien, ¡no puedo creer que le sigan la corriente a los VK'S! —acusó dirigiéndose a los chicos nacidos en ese reino. 

 —Es sólo un juego Audrey, relájate —dijo Evie, en un intento de calmarla.

—¿Tú estás bien con esto? —la hija de Aurora la ignoró y se dirigió a Ben—. ¿Te parece una buena idea?

—Pues... En realidad suena divertido —admitió.

—Ese es mi Benyboo  —lo felicitó colocando una mano en el hombro de su novio y sonriendo victoriosa— ¿Los demás que dicen?

 —Bueno, empiezo yo  —Jay, sin esperar la respuesta por parte de los demás, puso la botella en el centro y la giró rápidamente, hasta que se detuvo poco a poco señalando a Audrey.

¡Noooooo! —gritó Chad dramáticamente—. ¿¡Por qué?! ¿No puedo cambiarte el lugar?

—No. Yo paso de este juego —contestó la seleccionada cruzándose de brazos. 

—Agh. De acuerdo, si tú no juegas, me toca a mí —dijo Mal restándole importancia. Tomó el envase y la giró, cruzando los dedos. La botella, después de dar lo que pareció ser una infinidad de vueltas, se detuvo señalando a su amiga de ondas azules, quien sonrió sorprendida por el resultado. 

—¡Eso no cuenta! —rio la asiática —¡Debe ser con un chico! 

—¿Ustedes dos que harían allá? —se burló Chad—. Vamos, eso es trampa. Gírala otra vez.

—No, que vayan ellas —intervino el Rey. Al principio la idea sonaba divertida, pero ahora ya no tanto. Al menos que su novia estuviera con una chica no era tan peligroso como un chico tras los arbustos.

—Déjenlas en paz, que vayan. Seguro encuentran de qué hablar en esos siete minutos —aportó Carlos, convenciendo al grupo.

 «Gracias»  Evie gesticuló discretamente con sus labios, dirigiéndose a su amigo, quien asintió. Se puso de pie y tomó la mano de Mal, quien la dirigió hacia los arbustos, metros lejos de ellos.


[...]


—Así que... 7 minutos. Que suerte que siempre nos toque juntas. —inició Mal, reduciendo el espacio entre las dos y asegurando que no hubiera nadie mirando.

 —Serán menos si no paras de hablar —la calló Evie, posando sus manos en dos distintas ubicaciones del cuerpo de Mal, haciéndola sentir un estimulante escalofrío por la espalda. Evie fue la encargada de lanzarse con Mal desde el primer instante, apresando sus labios y enganchándolos con los suyos; de forma delicada y sin impaciencia aún, disfrutando las intensas emociones causadas por lo que no habían podido disfrutar desde hace mucho tiempo.

 En cuanto el primer beso terminó para evitar que ambas se ahogaran por falta de oxígeno, Mal reaccionó de la misma manera, como si se tratara de una disputa de quién causaba mayores y más intensas sensaciones en la otra. Mal deslizó suavemente sus manos por la figura de Evie, tomándose el tiempo necesario de disfrutar el tacto con sus curvas, provocándole arquear levemente su espalda.

 —¿Por qué me estás haciendo cosquillas? —dijo Evie entre risas, apartando las manos de Mal de su cadera, después de sentir hormigueo en su abdomen.

Lo que en realidad Mal estaba tratando de hacer era encontrar el fin de la blusa, el cual no había encontrado por ningún lado. Le tomó unos segundos más para darse cuenta del por qué.

Queen, ¿por qué te pones vestidos? No sabes cuánto complicas las cosas.

—Lo dice quien trae el pantalón de cuero más ajustado de su armario.

—Oh —comenzó Mal— Bueno, al menos una de las dos trae falda —terminó, con una sonrisa un tanto maliciosa.

—M... — advirtió. La expresión provocativa de Evie se borró, reemplazándola por una de espanto—. A-aquí no, ¡No! —Balbuceó al sentir el primer roce de uno de los dedos de Mal en su zona más sensible.

—Lo siento. Me la debes, E. 



  ♕  




—¿No creen que llevan mucho tiempo ahí?

¡Bastaaah! —se escuchó en un suave gemido detrás de las hojas, siendo un sonido apenas audible.

—¿Alguien más escuchó eso? —cuestionó Chad, volteando hacia los arbustos.

—¿Escuchar qué? —Fingió Jay, algo nervioso— ¡Pffft! Debes estar imaginando cosas, tal vez fueron los mapaches. 

Un minuto después, Evie y Mal salieron, tratando de lucir lo más naturales posible y tomando su lugar anterior en el césped del jardín, tan tranquilas e inocentes como si hubieran tenido la plática de mejores amigas que todos creían.

—¿Q-quién sigue? —preguntó Carlos mirando a Mal,  rascándose la nuca y tratando de desviar la conversación, si acaso iba a donde parecía.

Mal captó la señal. Se limpió apenada una mancha corrida de labial rojo que había quedado en su cuello, esperando que nadie más lo hubiera notado.


---

¿Quién necesita un príncipe? | Mevie One-Shots (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora