"...Pasaron meses sin hablarnos. Porque eso fue lo que acordamos, no hablar. Vos decías que no había forma de llegar a un punto medio, decías que era tóxica, como si fuese tu droga preferida, como si no pudieses ver que esa era la relación que vos establecías conmigo, como si no pudieses ver que había mucho más de mi que eso que vos querías ver. En cierto modo creo que tu propio dolor hacía que vieras en mí, en la única persona que sabía lo que te pasaba, el reflejo del sufrimiento que latía en tu corazón. Porque cuando nadie sabe que te pasa, sólo podes atacar a la única persona que lo sabe todo. Y lo entiendo, hacía eso. Hacía lo mismo. Me enojaba y alejaba a quienes sabían por dónde pasaban mis problemas, cual era el recorrido de mi sufrimiento...porque en cierto modo, esas eran las únicas personas que podían llegar a mí, eran las únicas personas que tenían poder para sujetarme y evitar que hiciera locuras, evitar que todo colapsara. No fue hasta mayo de este año que me hablaste...no se si por vos o por mí, pero me hablaste. Dijiste que estuviste leyendo las cosas que escribía, y que querías que sepa que estabas para mí por más de que no estuvieras todos los días en contacto conmigo, como antes. Pero habían pasado tantos meses...desde julio a mayo...que no sentía que pudiese hablar con vos. Tantas cosas habían pasado en mi vida en esos meses de interín, que por más que quisiera compartir con vos, no podía. Y creo que en parte vos querías un oído, para contarme cómo estaba tu relación con tu novia, para contarme sobre tu propio dolor.
Creo que ahí comprendí de qué iba nuestro vínculo. Creo que en cierto modo, los dos estamos trazados por eventos dolorosos, por situaciones de vida que nos marcaron en formas que no todos pueden entender. La muerte...es un tema del que nadie quiere charlar. Y con vos, siempre hablábamos de todo...sin límites. Y compartíamos todo, sin secretos, sin mentiras, sin dobles discursos. Lo que nos unió así fue ser trasparentes, el uno con el otro, en un mundo donde las personas se muestran de una forma en las redes sociales y son de otra forma en la vida real. Y tu historia y la mía, siempre fueron fuertes, siempre fueron historias que por más que se las contáramos a muchas personas, casi nadie las comprendía. Y el hecho de que vos leyeras lo que yo escribo, hacía que pudieras verme aunque nuestras manos nunca se hubiesen rozado, aunque nunca te hubiese abrazado, hablar con vos era como estar constantemente acariciándonos el alma. Así de puro, así de fuerte e intenso, así de único y especial. Supongo que en cierto modo, este tipo de vínculos son más frágiles por eso. Porque no se dan siempre, y cuando lo hacen, es difícil no terminar rompiendo algún costado delicado de uno. Nuestro vínculo es como una rosa, hermosa a la vista...pero a veces, parece inevitable cortarse con las espinas. Y muchas veces sangramos por eso, muchas veces queríamos acariciarnos y nos lastimábamos.
Te conté que tenían que operarme...te conté un invento sobre el motivo, porque quería probar si le dabas importancia, quería saber si podía confiarte algo que para mí era sobre vida o muerte, si aún pareciendo una intervención tonta (porque el motivo que te dí parecía intrascendente), le prestabas atención, esa atención que yo le prestaba a tus historias. Pero cuando me dijiste que no podías darle prioridad a lo que me pasaba por sobre lo que le pasaba a tu novia...supongo que entendí que aún no podíamos volver a estar en contacto. Porque para poder estar bien, los dos, tenemos que estar en una situación de igualdad y paridad que todavía no hay. Porque amo escucharte, amo ser tu roca, amo que confies en mí, amo ser tu confidente...pero en ese momento, necesitaba que lo fueses para mí, y cuando no fue así...entendí que era mejor seguir distanciados, seguir intentando vivir, sin tenernos, por muy difícil que fuese (al menos para mí)..."
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Dear "A"
RomanceLa historia del encuentro y el desencuentro de dos personas que lejos de odiarse, no saben como amarse.