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"...No pasó mucho tiempo hasta que terminaras tu relación con tu ahora ex. Supongo que era esperable, supongo que todo el mundo podría haberlo visto venir menos vos.  Y no se por qué siempre pasa lo mismo...pero cada vez que terminas una relación, hablas de esa persona conmigo, como si no pudieses ver que yo nunca encajaría como tu amiga, porque en el fondo, siempre quise ser más que eso. Sí...vos llegabas a mi corazón, y todo lo demás me daba igual. Cansada de escuchar tu catarsis, te pido por favor que no me hables más de ella, porque creo que voy a enloquecer con su nombre, con esa forma en que siempre la idealizas, como si ella hubiese estado para vos como yo lo estuve. ¿Es que cuenta todo lo que el mundo hace, menos yo?. Pero vos podrías hablarme lo que quieras, y podría lastimarme, que yo igual me hubiese quedado, igual te hubiese escuchado. Así te quería, así de mucho, así de irrepetible.
Te lo digo de la mejor forma que puedo, pero vos pensas que es un chiste, pensas que sólo te digo que me molesta por celos, cuando en realidad lo que me pasa es que no tolero que prefieras a alguien a quien le das igual a mí...que prefieras a cualquiera antes que a mí. Intentas explicarme que no podes no hablar de ella, que es normal, y yo lo entiendo, pero te pido que lo hables con alguien más. Mi corazón no está listo para escucharte hablar de lo increíble que es la persona con la que hable por teléfono, la persona que me preguntó "¿que pasa?" por mensaje de texto cuando le pedí que me llame con urgencia por vos. No lo tolero. Puedo ver que haces un gran esfuerzo por no sacar su nombre a flote, pero la mayoría de las veces fracasas. No se que otra decirte más que aclararte que ya no soy la que solía ser, que la persona que conocías, la Maite que todo lo soportaba, murió el 11 de julio y no, no va a revivir. Se que no entendes, no pretendo que entiendas, porque no sabes que literalmente morí...pero me alcanza con saberlo yo, me alcanza con que lo respetes.
Pero tengo este hábito, de fijarme siempre más en las cosas buenas que en las malas. Será porque las cosas buenas siempre valen más para mí. Y en los momentos en que hablamos sin nombrar a terceros, sentía que éramos una versión mejorada de quienes solíamos ser...y te molesto, sin temer que vayas a enojarte y mandarme al olvido. Juego a tenerte, aunque en el fondo se que existe la limitación de no vernos. No encuentro la valentía para decirte que nos veamos, no encuentro las palabras ni la forma en que puedas acceder a algo que te negaste por casi dos años. Pero esta es una nueva vida, al menos para mí, y no quiero arrepentirme de no intentarlo, porque el único que pierde, es el que no se la juega por lo que quiere. Se me ocurre que la única forma en que podes decirme que sí, es si encuentro algo que te guste, una idea que te seduzca más de lo que puedo seducirte yo. Se que te gusta Stephen King, y se me ocurre que en una semanas se va a estrenar "IT", una película basada en uno de sus libros. Te digo que hice una apuesta, una que nunca existió, una apuesta que me desafiaba a ver la película, sabiendo que le tengo pánico a las tramas de terror. Y cuando te pregunto si quisieras ir a verla conmigo, por la apuesta, decís que sí, que puede ser. Y como si fuese poco, sugerís que lo mejor sería que veamos la antigua versión antes, en mi casa. Vos, en mi casa. Pasaste de negarme un café, a querer venir a mi casa.
¿Cómo llegamos hasta acá?. Siento que pase por el infierno, y eso era lo más similar al cielo que vi después de tanto caos. Creo que ese día, ese día sentí que todo, absolutamente todo había valido la pena. Ese noche bailé encima de la cama, con la música bien alta, porque mi triunfo no era porque se me haya ocurrido la excusa de la apuesta, sino porque por primera vez, desde que te conozco...por primera vez en 9 años...me dijiste que sí..."

Dear "A"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora