2. Algoritmo para salir de casa

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Simple y sencillo. Frank ya se había graduado, ahora debía trabajar por su doctorado. No iba a ser fácil, obviamente. Pero tampoco lo haría en New Jersey. Y no porque no pudiera, sino porque no quería.

Tenía planeado mudarse a New York, junto a Ray para así juntos conseguir un doctorado y trabajo. El problema era que Frank apenas tenía quince, a pocas semanas de cumplir dieciséis.

Ray le había dicho que consiguió un departamento al cual mudarse, para Frank era perfecto. Mudarse con su mejor amigo.

Pero tal vez su madre no pensaba de la misma forma.

—¡¿Estás loco?!

—Claro que no, cómo podría estar loco... por favor, mamá. Sólo quiero mudarme con Ray, además las universidades de allá son mejores y tendré un mejor trabajo. Quiero conseguir una maestría y doctorado, por favor no me lo impidas — terminó haciendo un puchero bastante tierno.

—Ay, Frankie... no hagas eso, no puedo resistirme a esa expresión — se rió.

—¿Entonces, sí?

—Yo no dije eso. Tengo que pensarlo muy bien, no es una decisión fácil... me da miedo el sólo pensar en que te mudarás a una ciudad tan grande, y tú aún eres un niño.

—Está bien, mamá. Piénsalo... sólo recuerda que te amo mucho — le sonrió y subió corriendo a su habitación.

Después de aquella conversación pasaron varios días, Linda había estado pensándolo mucho. Era difícil, pero finalmente tomó una decisión.

No veía una mejor opción que dejar ir a su hijo, aunque le costara mucho trabajo. Frank era un muchacho responsable, inteligente, un poco ingenuo pero para eso estaba Ray. Para cuidarlo.

Antes de aceptar completamente, pidió hablar con Ray y Frank seriamente.

—No te preocupes Linda, estaremos bien — repitió Ray. Era lo único que decía en toda la noche.

—Sí, mamá... Ray ya te lo dijo, estaremos bien.

—Es sólo que me preocupan, no quiero que nada malo les pase.

—Nada malo nos pasará... estaremos bien. Te lo aseguro Linda — Ray le sonrió y luego abrazó a Frank por los hombros.

Linda los miró atenta por varios minutos, estaba a punto de dejar ir solos a sus dos muchachos preferidos. Pero podía confiar en ellos, además era lo mejor.

—Está bien — suspiró —. Pero cuídense mucho... Ray, debes hacer que Frank coma adecuadamente y no dejes que duerma demasiado tarde. Frank, no molestes a Ray, debes escuchar lo que él te diga.

—Sí, mamá... ya no te preocupes — rió Frank acompañado de Ray.

Ya era un hecho, ambos se mudarían a New York. Frank por fin podría salir de casa.

Por fin cambiaría de ciudad, y viviría con Ray, su mejor amigo. Todo era perfecto, excepto por...

—¿Y cuándo le dirás a Patrick? — preguntó Linda interrumpiendo la feliz de ambos chicos.

—Ay...

—¡Lo olvidamos! — exclamó Ray llevándose las manos a su afro.

Se mudarían en una semana aproximadamente, y olvidaron informarle eso a su mejor amigo, Patrick. Aquel rubio de lentes estaría muy molesto al enterarse.

Posiblemente amenazaría con inyectarles algún tipo de sedante, pero que más daba.

A la mañana siguiente, ambos fueron a buscar a Patrick a su casa.

Después de tocar el timbre dos veces, su amigo abrió la puerta finalmente. Aún estaba con pijama y tenía el cabello ligeramente despeinado.

—Hola chicos, pasen — se hizo a un lado, dejando que sus amigos ingresen.

—Hola Pat... cómo has estado ¿eh? amigo... mejor amigo, hermano — le dijo Ray dándole ligeros golpes con su codo.

—Bien — respondió mirándolo extrañado —. Es un poco tempano ¿qué se les ofrece? — cuestionó sentándose en unos de los sofás de la sala.

—Oh, nada. Sólo veníamos a ver cómo está nuestro mejor amigo y... nos mudaremos a New York — dijo lo último tan rápido que Patrick no entendió.

—¿Qué?

—Creo que lo que quiso decir es que nos mudaremos a New York — dijo Frank.

—¡Anthony! Trataba de decírselo con más tacto.

—¿Por qué?

—Eh, ¿amabilidad?

—Oh, lo siento — miró a Patrick —. En ese caso, nos mudaremos pero quiero que sepas que estamos muy apenados.

—¿Planeaban mudarse, cuándo? — preguntó Patrick con una expresión seria y aparentemente molesta.

—En una semana — Ray sonrió nervioso.

—¡Son unos idiotas! ¡¿Cómo se atreven a hacerme esto?! ¡¿No se supone que somos mejores amigos?!... ¡Los odio, ya no quiero verlos! Ojalá les regalen carbón en navidad.

—Patrick, lo lamento, mejor dicho, lo lamentamos. En serio... es que, todo todo fue tan rápido y... perdónanos — le dijo Ray bajando la vista y empujando a Frank con su brazo para que este dijera algo.

—Eh... sí, perdónanos.

—¿Y no pensaron en qué, tal vez, yo quería ir?

—Lo lamento — dijo Frank —. ¿Quieres ir?

—No, ya lárguense.

—¡Sí! — Ray saltó de su lugar para abrazar a Patrick.

Este aceptó el abrazo, luego ambos voltearon a ver a Frank quien seguía sin moverse.

—Ven — lo llamó Ray.

—Eh, no me gustan lo abrazos.

—Vamos — insistió Ray —. Patrick es muy abrazable.

—Está bien — aceptó para luego abrazar a sus amigos.

—¿Todo bien?

—Todo bien, todo correcto... y yo que me alegro — Patrick soltó una carcajada siendo seguido por sus amigos.

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Navidad esta cerca, ¿alguien quiere especial?

Con Frank como duende del polo norte XD

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El teorema del amor [Frerard]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora