12. Conjetura de la relación

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Aproximadamente había pasado una semana después de la cita de Gerard y   Frank, este último estuvo evitando al pelirrojo todo este tiempo. Cada vez que salía de casa rogaba por no encontrarse con su vecino, ya que era más que obvio que este le ponía nervioso a más no poder.
Estaba en una paradoja, eso le asustaba, sentía que aún no estaba listo para aceptar sus verdaderos sentimientos y si lo hacía, ¿qué seguiría luego? ¿Estaría con Gerard? ¿Todo el mundo lo sabría? Sólo pensar en eso le invadía un inexplicable sentimiento de vergüenza.

No lo aceptaría tan fácilmente, pero ya estaba harto... necesitaba acallar aquellas voces en su cabeza que le repetían, una y otra vez, que salga de su encierro y corra a abrazar a Gerard como si de eso dependiera su vida.

Pero se trataba de Frank Iero, él no haría algo como eso, al menos no tan fácilmente.

—¡Este no es lugar para un hobbit! —sorpresivamente su amigo de afro entró a su habitación, con una mirada tan divertida que denotaba felicidad.

—¿Hablas de que no debería estar en mi habitación sino en La Comarca?

—Sí, bueno... como sea, Linda dijo que vives encerrado. ¿Por qué? — preguntó sentándose en la cama al lado de Frank.

—Simplemente no tengo ganas de salir.

—Sí pero pareces muerto con ese tono de piel... ¿hace cuanto que no recibes un rayo de sol?

—Uno... dos, tres... espera creo que seis días.

—Agh... dime qué te sucede, lo entenderé...

—Bueno, es que... Gerard...

—Ahh claro, ese idiota... puedo golpearlo si eso quieres, pero me agrada más la idea de castrarlo ¿tú qué dices?

—Ray estoy confundido... por favor no lo empeores.

—¿Y no crees que sería mejor si hablas con Gerard?

—No puedo... me pone nervioso el sólo pensar en él — dijo hundiendo su rostro en sus manos pues estaba empezando a sonrojarse y le molestaba ser tan sincero.

—Bien, entonces muévete.

—¿Por qué? — alzó la vista.

—Debemos volver a New York.

—¿Ahora?

—No, mañana.

—¿Sarcasmo?

—Lo siento pero no, las vacaciones se acabaron y tú acabas de conseguir una plaza en una de las mejores universidades, lo siento pero el trabajo no es ningún juego.

—Y... Gerard.

—No quieres hablar con él, no sé cómo más ayudarte... pero aún así debemos volver.

—Es que... estoy tan confundido.

—¿Quieres hablar de eso?

—Me siento como una función tangente inversa que se aproxima a una asintota.

—Ay enano, el amor es así. Lo siento.

—Pero yo no...

—¡Nuevas noticias! — un Patrick efusivo entró a la habitación.

—¿Cómo es que entraste? — cuestionó Frank.

—Vives con tu madre ¿lo olvidas?

—Al grano, pato — le dijo Ray haciendo que el rubio suelte un bufido.

—Nadie me ha llamado así desde el quinto grado — mencionó haciendo una mueca.

—Al grano — le insistió nuevamente.

—Bueno ya, descubrí una variante que no vimos.

—¿Pero de qué hablas? — le interrumpió el de afro frunciendo el ceño.

—De la ecuación misión imposible: Frank y Gerard.

—Y cual es esa variable, según tú.

—¿Recuerdan el día que volvieron de New York? Había una chica pelinegra acompañando a Gerard ese día, estúpidamente llegué a la conclusión de que ella es su novia.

—¿Novia de Gerard? —  Frank abrió mucho  sus ojos.

—Sí, soy un genio — continuó Patrick—. Pero no sé cómo resolver la ecuación.

—¿Estás diciendo que el idiota ese está engañando a mi Anthony?... ¡decidido señores, voy a castrarlo!

—¡Concéntrate, la ecuación! — exclamó Patrick.

—Pues ya la tengo — Ray se acercó al pizarrón que estaba al lado de la ventana —.  Ya teníamos casi todo pero con la nueva variante, pues hacemos esto — anotó las iniciales de Gerard y su "novia", Lindsay, en el pizarrón —. Gerard y la chica linda se simplifican, así  desaparecen y tenemos a Anthony con un buen sueldo, buen trabajo y sin un futuro despido de la universidad.

—Vaya — habló Patrick —. El conocimiento es poder.

—Esperen — Frank se puso de pie mirando atentamente el pizarrón —. No tenemos pruebas de que eso sea cierto, pero lo que sí es cierto es que mañana debo irme con Ray.

—¿Y Gerard? — preguntó Patrick.

—No lo sé, tal vez no le importe mucho pero si es así... supongo que sabrá demostrarlo.

—¿Estás seguro? Es medio distraído el pobre.

—Ese ya no es mi problema.

Frank se recostó en su cama, sus amigos le acompañaron mientras veían Star Trek, pero después de la primera película decidieron irse. Ray le recordó que debía preparar sus maletas, y Frank así lo hizo, preparó todo lo que se llevaría y al terminar volvió a recostarse dispuesto a ver la senguda película de Star Trek.

A mitad de la película su atención se vio desviada, siendo reemplazada por una imagen de Gerard en su mente, otra vez estaba pensando en él. Posiblemente eso haya sido provocado por la misma película, es decir, en la película Spock tiene una relación sentimental  con Uhura. Si una persona como Spock, quien había decidido reprimir sus sentimientos siendo guiado por la lógica, pudo mantener una relación así, por qué Frank no.

En realidad, eso le dejó mucho en que pensar. Tal vez no estaría tan mal el hecho de amar a alguien, tal vez no era tan complicado o tan absurdo. Tal vez... sólo tal vez, sería lindo poder amar a alguien, poder amar a Gerard.

—¿Y si hablo con él? — se preguntó en voz alta.

Después de pensarlo tanto, sintió como si hubiera pasado por un agujero negro. Pero había decidido hablar con Gerard, sólo porque no estaba dispuesto a esperar milagros, lo haría para, al menos, saber que lo intentó y puso de su parte. Lo demás lo dejaba en manos del pelirrojo.

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Wattpad está en sus días y estoy molesta de verdad. Aparte creo que Zeus me está jugando una mala broma xD

Bueh estoy aburrida y quiero morir :) si alguien está igual hablenme me quiero distraer. Porfisss :v

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El teorema del amor [Frerard]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora