Insomnio [KaiSoo]

2. No podré dormir sin ti

Hace 5 años:

— ¡Kyungsoo! ¡Kyungsoo! ¡Do Kyungsoo! —lo escuchó gritar por la calle.

El timbre de su casa empezó a sonar sin cesar y él casi tropezó al correr escaleras abajo.

— ¡¿Qué diablos sucede?! ¿¡Estás bien!? —preguntó apenas abrió la puerta. Kyungsoo estaba aterrorizado, debido a que, en aquel tiempo, se habían acostumbrado a poner en riesgo sus vidas al hacerles bromas a los bravucones de su colegio. El de ojos saltones creyó que el menor había sido atrapado.

Sin embargo, Jongin sonrió ampliamente de lo entusiasmado que se encontraba. Tomó su mano, entrelazando naturalmente sus dedos y lo llevó a través del lugar hasta el patio, a la casita del árbol.

Una vez allí, el blanquito se soltó bastante molesto.

— ¡¿Qué rayos te sucede por amor a Jesús?!

Jongin nunca se dio cuenta de que su mejor amigo estuvo realmente preocupado, él seguía riendo con la sonrisa más grande que el mayor le vio alguna vez en la vida.

— ¡Me aceptaron, Soo! —le contó— ¡Me voy a Seúl!

Jongin solía comentarle a Kyungsoo sus sueños de bailar sobre un escenario, escuchar al público gritar su nombre e inspirar a otros con su baile. Sus sueños tontos, decía él, que si se los contaba al mundo, cualquiera le habría tachado de iluso o hasta de loco, pero Kyungsoo no, Kyungsoo jamás. El mayor lo apoyaba, pero sobre todo, creía firmemente en él.

El moreno descubrió su pasión desde pequeño y cada día luchó por ello, incluso desde antes de conocer a su mejor amigo y contar con su apoyo. Fueron tantas audiciones, tanto esfuerzo y tanto trabajo que realizó todos los días hasta que obtuvo la oportunidad de lograr sus sueños, y era lógico que eso lo tuviera inmensamente feliz.

Pero por otro lado, Kyungsoo no se emocionó después de oír la noticia.

Estuvo feliz por él, claro que lo estuvo, sin embargo, no pudo evitar sentirse molesto o más bien, no supo qué fue lo que sintió.

Su corazón dolía por vez primera.

Kyungsoo no podía dormir sin él, no podía dejar que se fuera, no quería que se fuera. No quería que Jongin lo dejara. Él era su mejor y único amigo, el blanquito no quería quedarse solo. Estaba siendo un completo egoísta en ese momento.

Sin embargo, en el fondo de su ser sabía que eso no era todo. Había algo más que le hacía doler así de mucho, pero aún no lo entendía.

— ¡No puedo creerlo! ¡Me aceptaron! ¡En serio lo logré! —Jongin terminó abrazando a Kyungsoo por la emoción.

El mayor lo abrazó de vuelta por inercia, no obstante, cuando percibió aquel aroma a vainilla tan especial que sólo tenía el moreno, las lágrimas afloraron en sus ojos.

Lo tenía tan cerca y ya lo extrañaba.

— ¡Estoy tan feliz! ¡Lo estoy! ¡Lo estoy! ¡En serio lo estoy! —le dijo el moreno antes de apretarlo con mucha fuerza.

Kyungsoo se puso rojo como un tomate al sentirse envuelto por completo entre sus brazos, aunque, también era exprimido como uno.