30. La casita del árbol

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Kyungsoo llega a Goyang muy tarde en la noche cuando las calles de su ciudad natal ya se encuentran vacías y no se percibe ni un alma caminar.

— Hemos llegado, chico. —el taxi que lo transporta se estaciona al pie del único domicilio que no se encuentra iluminado— ¿Es esta tu casa?

— Así es... —a pesar de que sus padres aún se encuentran en Busan visitando a sus abuelos y no cuenta con las llaves de la puerta principal, el blanquito no sabe a dónde más dirigirse.

Y aunque considera en repetidas ocasiones pasar la noche en el apartamento de Heechul, el de ojos saltones no quiere llegar sin avisar e incomodarlo ya que, conociendo al de cabello rizado, quizás se encuentre acompañado.

— Ha sido muy amable, señor. —le agradece al hombre pelinegro que lo ha llevado a pesar de las altas horas y paga la carrera, bajándose del vehículo después de ponerse la única mochila que ha llevado a cuestas.

El blanquito suspira gravemente una vez que se queda solo frente al jardín de su casa, siendo el aire de la noche tan frío que puede ver como su aliento se condensa.

— Maravilloso. Justo lo que me faltaba. —se maldice mientras se frota los brazos, ya que ni siquiera ha llevado un buen abrigo consigo.

Entonces se le ocurre revisar qué es lo que ha metido en su mochila buscando algo que le sirva para abrigarse. Kyungsoo encuentra interiores, un par de camisetas, un pantalón de pijama y un suéter. Elecciones precipitadas que realizó mientras se encontraba alterado, pero por las cuales se felicita.

El de ojos saltones se pone de inmediato una de las camisetas sobre la de Sehun que conservó de la tarde, más el suéter de lana que ha guardado en su mochila esperando así calentarse gradualmente, sin embargo, el frío es tan implacable que no lo consigue.

— Esto no es bueno...

Kyungsoo entiende que necesita refugiarse del frío lo más pronto posible o podría caer enfermo fácilmente debido a lo exhausto que se encuentra. Es cuando recuerda que solía dejar la ventana de su habitación abierta debido a la misma razón por la que se halla buscando la manera de irrumpir en su propia casa.

Entonces, con la ayuda de un par de macetas que su madre cultiva en el jardín, el blanquito intenta cruzar la cerca que divide este del patio trasero. Utiliza los recipientes de barro como escalones para alcanzar el borde de la cerca y se impulsa algunas veces pues, debido a la poca fuerza que tiene en su cuerpo, no logra hacerlo al primer intento.

Luego de varios minutos y algunos golpes, Kyungsoo finalmente se encuentra del otro lado.

El patio de su casa se halla a oscuras casi que por completo y son las luces de los jardines vecinos la única iluminación con la que cuenta, ya que ha apagado su celular que podría usar como linterna y lo ha guardado en su mochila porque no quiere saber nada del mundo exterior.

— Que esté abierta, por favor... —ruega antes de levantar la mirada hacia la ventana de su habitación perdiendo la esperanza inmediatamente después, debido a que no lo está.

Ahora que lo piensa su madre pudo haber entrado una que otra vez a limpiar el polvo o tal vez su padre se ha paseado por ahí cada vez que lo extraña así que, aunque se lamenta, no se sorprende.

Kyungsoo verifica también la ventana de la habitación de sus padres y la puerta trasera de la casa por si acaso, pero ambas están cerradas de igual manera.

Insomnio [KaiSoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora