38. Sólo de ti

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Una vez que llegan a su habitación y el moreno cierra la puerta de madera tras él, Kyungsoo inicia un beso que lo lleva a sorprenderse de sí mismo por su torpeza. Siente una mezcla de nerviosismo y emoción que lo marea, y que sinceramente nunca había sentido hasta ahora. Ni siquiera la primera vez que estuvo consciente del acto.

Esta vez será mucho más especial...







¿Quieres ser mi novio?








Aunque la pregunta lo tomó por sorpresa, Kyungsoo sabía lo que tenía que responder. Sin embargo, la única duda que tenía sobre el menor le impidió continuar con ello.

— ¿...Y Krystal?

El moreno lo tranquilizó con un abrazo.

— Antes de llevar a cabo todo esto, estuve en Seúl...

— ¿Quieres decir que...?

— Sí. —contestó— Terminé con ella.

Kyungsoo no pudo ocultar su emoción, abrazó el cuerpo del menor con más fuerza y dejó que su risa se ahogue contra su pecho. Jongin simplemente se contagió con su alegría.

— ¿Entonces qué dices, Soo?

El blanquito levantó la mirada.

— Sí.






Claro que sí, negro idiota...







Jongin es el que establece el ritmo correcto, a pesar de que está obligándose a sí mismo a conservar la calma.

De eso, Kyungsoo se da cuenta.

Puede decirlo simplemente por la forma en la que el menor lo estuvo observando durante todo el trayecto de vuelta a casa. Jongin pudo haberlo desnudado sin siquiera tocar una fibra de sus ropas, y a pesar de que ahora con sus besos ocasiona una serie de escalofríos que le recorren el cuerpo entero, aquello se siente correcto. Que lo desee así de mucho se siente muy bien, sobre todo cuando sus intenciones no son nada carnales.

Aunque así lo parezca, Jongin no quiere tener su cuerpo sólo como una posesión. Jongin desea formar parte de él y proteger ese corazón cálido que la mayoría de las personas desconocen. Cuidarlo, y también entregar el suyo una vez más, y para siempre.

Porque Jongin le pertenece a Kyungsoo.



Y ahora realmente puede decirse que es así.



El beso se ha vuelto profundo. El mayor, abrazado del cuello de quién consiente con caricias su espalda, se libera y deja que las acciones expresen sus sentimientos. Besa y se deja besar apasionado, desenfrenado, pero sin verdaderas prisas ni preocupaciones, puesto que ya no existen más impedimentos ni malentendidos entre ambos. Ya no hay más mentiras o palabras que no hayan sido expresadas.

El único pensamiento en sus mentes es sobre el otro y sus corazones laten por lo mucho que se adoran. Es, en resumidas cuentas, perfecto.

Insomnio [KaiSoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora