18. La obra

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Capítulo 18

—Lindos pechos, pastelito.

Me levanto con demasiada verguenza,  abrazandome para tapar todo al descubierto,  —Cállate, Alex.

TJ es quién habla, —Sigues usando los panties con estampado de tigre como cuando eras niña, Spinelli.

—¡Cállate, Detweeiler!

—Aunque debo decir que tienes más trasero que antes.

Lo golpeo fuertemente en el hombro, descargando ira y verguenza, —¡Cierra la boca!

Él ríe, yo solo volteo hacia el vestidor y rápidamente entro denuevo, cierro la puerta con seguro suspirando muy irritada, —Bastardo..—susurro apegándome a un lado.

Vaya forma de coquetear, Detweeiler.— escucho a Alex hablar.

Ruedo los ojos y decido cambiarme para poder salir de ése horrible lugar de una buena vez. Al terminar, agarro mi celular y abro la puerta del vestidor, me encuentro solo con TJ apoyado en la pared.

—¿Terminaste?

Ladeo ligeramente la cabeza, haciendo una expresión de "¿enserio?", —¿Tú que crees?

—Vaya, si que tienes mal gusto en la ropa, Ashley.

No denuevo.
Qué fastidiosa, Alice.

Reconozco ésa voz e inmediatamente giro sobre mis talones para poder enfrentar a la pelirroja frente a mí, —¿No te cansas de hacer tus "entradas dramáticas"?

—¿No te cansas de estar como una perra en celo detrás de TJ?

Hija de puta.

El impulso de golpearla me invade al escucharla, aprieto mi mano en puño, alzandola para estamparla en su estúpido rostro, a unos centímetros de éste, TJ me detiene.

¿E-Eh?

—Deja de ser tan patética por primera vez en tu vida, Alice.— dice TJ de manera seria mirando a la pelirroja, agarrándome fuertemente de la muñeca, bajando hasta mi mano agarrándola  y así llevándome con él lejos de Alice. —Vámonos, Spinelli.

En ése momento no sé que hacer, solo permanezco detrás de él mientras me lleva tomada de la mano, veo su gorra roja y debajo de ésta se divisa un poco su nuca.

Me sonrojo por alguna razón.

Alice habla una vez más,—Creí que teníamos un trato, TJ...

Él se detiene en seco, pero no voltea ni suelta mi mano.

¿Un trato? ¿Qué trato?

Yo también creí que teníamos un trato, Alice, pero no estás poniendo de tu parte.— sin girarse a verla, Deetweiler habla, —Adiós.

●●●

Devuelta al auto, nos subimos en él, TJ en el asiento del conductor y yo en el asiento del acompañante. No tengo el valor para girarlo a verlo otra vez, pero parece que a él no le importa. El sonido del motor encendiéndose es lo único que rompe nuestro silencio.

Relamo mis labios sin poder formular palabra alguna, así que solo volteo un poco mi cabeza hacia la venta a mi lado y observo la calle, —Gracias.— pronuncio de forma seca, algo incómoda.

El castaño no responde, y éso hace que me sienta mal.

¿Por qué habría hecho éso? Si él tenía una buena relación con Alice.

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