8. Eso dolió

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Capítulo 8

¿Qué estás buscando? — preguntó el pelirojo al observar como yo miraba alrededor.

— ¿Dónde está TJ? — lo miré frunciendo el ceño.

— Debe estár por ahí, no te preocupes.

— Tu hermana tampoco está — ladeé mi cabeza.

— Mierda, ya es grande, creo que puede cuidarse sola, ¿no? — frunció el ceño.

— Estaban ebrios, viejo, más que nosotros — alzé un poco la voz saliendo de la pista de baile hacia una mesa.

— Vamos niña ... — bufó de manera irritada— ... lo que suceda ésta noche nadie lo recordará, ya te lo había dicho.

Miré al pelirojo pensativa un momento— Tienes razón— sonreí de manera inocente— Voy al baño, regreso en un momento.

Me dirigí hacia el pasillo que conducía al baño de mujeres, estaba oscuro y caliente, por alguna razón.

Entré por una puerta color negro mirándo a mi alrededor y me di cuenta que el baño estaba en un perfecto estado como para una fiesta de ... alcohólicos.

Estúpido alcohól.

Pero, ¿qué digo?, ¡si yo también estoy ebria! Mi sistema empezaba a ponerse inútil debido al alcohol acumulado.

Agarré un poco de agua hechándomela en la cara para "revivirme", por así decirlo.

Mi maquillaje de ésa noche había desaparecido por completo, todo se corrió y mi cara parecía la de un minero después de trabajar durante horas.

Oh señores, no me veía nada bien.

Observé mi reflejo en el espejo, el vidrio húmedo que apenas mostraba mi rostro estaba trizado, sentí como mi estómago se revolvía mientras mi rostro comenzaba a ponerse pálido. Me agarré fuertemente del lavabo, todo a mi alrededor giraba al sentir que una corriente fría recorría mis mejillas interiores.

Y vomité.

Fantástico.

El lavabo literalmente se puso verde, estaba manchado hasta la parte inferior del espejo. Con las fuerzas que me quedaban, abrí la puerta del baño para salir y regresar a la pista.

Ahí me encontré de nuevo con Alex, quien se encontraba apoyado en la pared con sus manos dentro de sus jeans negros. Él volteó mirándome.

— Wow, ¿qué te pasó?— arqueó una ceja mientras sonreía de manera burlona.

— ¿Qué no se nota?— pregunté lanzándole una mirada fría.

— Era sarcásmo.

— Pues no eres muy bueno en eso, te informo.

Soltó un suspiro irritado a la par que se despeinaba un poco el cabello — ¿Seguimos bailando?— preguntó estirando su brazo hacia mí.

— Estoy cansada— suspiré en un intento de mantenerme en pie pero mis rodillas no aguantaban más y decidí sentarme.

Apoyé mis brazos sobre la mesa y a su vez, encima de éstos, mi rostro.

Me sentía cansada, débil y sin ánimos.  Al parecer bailar toda la noche en botas de taco no era bueno para mí, que digamos. Encima el estúpido de TJ me había dejado para irse con esa maldita Alice a hacer quién sabe qué cosas.

— De verdad te afecta, ¿no?— preguntó Alex sentándose junto a mí.

— ¿Eh? — levanté mi rostro para observarlo.

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