XVIII.

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Tener una familia era complicado, Golden y Freddy lo habían aprendido por las malas. 

Podría empezar con el primero de sus hijos: Nahël. 

Nahël era increíblemente temperamental. 
Si decían una simple cosa que a él no le gustase los mandaba al carajo y se iba de la casa por dos días. No podían corregirlo, sabían que tenía una falta de autoestima importante, que en verdad le tenía muchísimo miedo a la vida en general y que los adoraba. Pero no sabía demostrarlo. 

Su convivencia era a los gritos. 

Un día normal para el joven iniciaba con su madre (y no, él no lo llamaba así.) despertandolo. Con los ojos entrecerrados, y un hilo de saliva seco por su cara le decía que quería dormir cinco minutos más.
Al oír como el castaño seguía insistiendo para que abra sus ojos, le lanzaba un grito con su voz de ultratumba maldiciéndolo. A lo que Freddy le respondía con una sonrisa algo cínica.

— Oh, gracias por tu cariño, amor. Te esperamos abajo con hotcakes y jugo de naranja recién exprimido para avisarte que hoy puedes faltar al colegio y que te compramos un Iphone. 

— Muérete.

Luego, cuando su padre lo dejaba en la escuela, le solía preguntar muchas cosas, típicas de Golden.

— ¿Tienes todo?

— Sí.

— ¿Tienes exámenes hoy?

— Sí.

— ¿Estudiaste? 

— Sí.

— ¿Y desayunaste bien?

— Sí.

— ¿Quieres dinero por las dudas?

— ...Sí.

— Bueno, nos vemos —canturrea mientras le abre la puerta luego de tenderle unos billetes, hasta que se detiene en seco.—. Espera.

— ¿¡QUÉ!?

— ¿Tienes condones?


La siguiente de nuestra lista es Alessa. Que cuando se mueve emana ganas de acercarte a ella y conocerla más. Es una chica atlética y simpática. Aunque, se contradice bastante sola.
Golden y Freddy la aman, están muy orgullosos de ella.

La convivencia de ella con sus padres es agradable y graciosa. 

Sentados los tres en un circulo, comienzan a jugar un juego que se basa en crear una historia mediante cosas randoms que se les ocurren.

— Había una vez una pizzeria —inicia el castaño.

— Que era muy grande y ¡Vendían muchas pizzas! —sigue Golden con una sonrisa.

— Y en esa pizzeria había una ballena en la bañera —dice Alessa riendo.

— ¿Una ballena? —Freddy pregunta inclinando su cabeza mientras su esposo e hija asienten frenéticamente.— ¿Y era buena la ballena?

— Las ballenas son buenas —Golden cruza sus brazos, Alessa le da la razón.—, les gustan los spaghettis, probablemente.

— ¿Y cómo lo sabes? ¿Acaso les preguntaste? —tapa su boca intentando contener su risa.— P-pero espera, ¿Por qué habría una bañera en una pizzeria?

— Si no hay bañeras, los pizzeros no se pueden bañar —Fred toma el control del cuerpo, al ver eso, padre e hija lo saludan—, yo no comería pizza de un pizzero sudado.

— Eso no responde mi duda de cómo saben que a las ballenas les gustan los spaghettis —Freddy regresa, y oye a Fred bufar. 

— Fácil, les pregunte. —contesta Alessa con una mueca de orgullo.

— ¿Qué?/¿Cómo? —dicen los dos padres a la vez. 

— Así: hooooooolaaaaaaaaa baaaaaaaaallenaaaaaaaaaa, ¿túuuuuuu comeeees spaghettiiiiiiiiiiis? y me dice, síiiiiiiiiiiii queeeeeeeeridaaaaaaaa.

Freddy le da un zape. 


La lista continua con Clara, una muy inteligente adolescente algo seria y reservada.
Más de una vez sus padres tuvieron que batallar con ella para que les contara porqué se sentía mal. Pero terminaba algo arrepentida diciendo absolutamente todo, solo necesitaba un pequeño impulso.

Golden la acompañaba, ella estaba sentada en la mesa escribiendo en un cuaderno. 
Rara vez podía compartir él, ya que a simple vista solo le parecía un idiota. Claro, hasta que descubrió que realmente podía ser serio y tratar los temas delicados. 

— ¿Qué sucede? —pregunta el rubio de una buena vez por todas, ella suspira y se apoya en su mano. 

— ¿Cómo está yendo el tratamiento de mamá? —murmura, no quiere que piense que le preocupa aquello, Golden se da cuenta de eso y se sienta al lado de ella. Acariciándole el cabello con cariño. 

— Querida, ¿Eso te angustia? —la joven, avergonzada, asiente. Él sonríe comprensivo.— Bueno, si quieres saber, él esta bien. Es algo complicado, pero puede hacerlo. Lo estamos llevando a cabo hace ya bastantes años. Pero por ahora todo va bien.

— Alessa y Nahël están muy encariñados con Fred, también es familia para ellos.

— En ese caso, Freddy me dijo que es capaz de seguir viviendo con él, antes se llevaban muy mal, por eso inició ese tratamiento. Ahora ya son mucho más compatibles. 

Alessa sonríe tranquila, y decide que debe aprovechar ese momento para seguir hablando con su papá.



Y ya terminando con la lista, el último es Erín. Quien, a diferencia de sus hermanas y hermano, era muy débil e independiente su madre. Y bueno, por ahora solo tiene diez años, es comprensible.
La situación no mejora mucho sabiendo que es dóncel y el mejor-candidato-a-creador-de-dinero-en-potencia  de su abuelo. Entonces, Freddy también se decidió a sobre-protegerlo. 

La convivencia entre ellos dos es suave y tranquila. 

Freddy escucha a su pequeño llorando y decide abrazarlo con fuerza, mientras acaricia su espalda e intenta calmarlo. Erín estaba asustado por alguna razón.
A pesar de que el castaño desconoce el porqué, es incapaz de soltarlo. 

Erín era muy comparable con Nahël, ambos eran muy inestables. Pero Erín pasaba mucho más tiempo deprimido. Golden está hablando con mucha gente para conseguir un buen psicólogo. Y bueno, por allá iban.
 

Así que este relato se esta acercando al final de una vez por todas, la convivencia en familia se acompleja siempre que se suma alguien más, ya sea amigo, padre, suegro, inclusive hijos. 
¿Podríamos decir que esta familia convivió bien?, mmh, yo diría que sí. 

Los altibajos existen en todos lados, en todo tipo de relaciones, todo acá, por una regla de tres, entonces, es normal.

Cuando cumples la mayoría de edad, o te vas a estudiar, la convivencia puede terminar, pero la familia no. La familia, aunque no quieras, perdura. y créeme cuando te digo que perdura, y no lo digo solamente por poner una palabra para que suene mas xido, es la realidad.

Convivencia en familia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora