Freddy parpadea un par de veces, leyendo atónito la mierda que terminó de leer.
— Abby, ¿puedo saber qué... es esto? —susurra, mientras la pelirroja sonríe.
— ¡Un fanfic! —responde.— No te atrevas a demandarme por usar tú nombre y el de Golden.
— Hay muchas cosas mal en esto.
— ¿Mmh? ¿Qué? dime.
— Primero —un tic aparece en su ojo.—. Los dónceles estos no existen. Segundo, NUNCA tendría una relación con Golden. Tercero, y si la tuviera, y asumiendo que soy "doncel" JAMÁS LE DARÍA CUATRO HIJOS.
— Que cruel —se queja el rubio haciéndose bolita en el piso, mientras llora abrazando sus propias piernas.—. Dame una oportunidad, don't be so rude.
— No entiendo el inglés.
— AAAAAAAAH —llora más fuerte y comienza a cortar sus venas con galletitas de animalitos.
— Abby, te dije mil veces que SOY HÉTERO.
— NO LO ERES.
— SÍ.
— NO.
— Me quiero ir a casa. —murmura el rubio mientras en el piso desliza su dedo índice dibujando e ideando como sería ese tal Nahël que decía en la historia. También se pregunta si sería tan inmaduro siendo adulto. Mira su dibujo e imagina lo que hizo—, que feo. Parece un alien.