—Respira Danny —la voz de Cedric me trajo de vuelta recordándome que mis pulmones necesitaban aire. Su frente estaba apoyada en la mía y su dedo aún en mi interior.
Conjuntamente con el aire, volvió a mí la capacidad de pensar: un hombre al que no conocía acababa de masturbarme en el mostrador de su cocina y me había venido de la forma más intensa que ninguna otra que pudiera recordar en ese momento.
No podía levantar la cara después de que él me hubiera visto como un animal enajenado, completamente fuera de control, pero la vista hacia abajo tampoco me tranquilizaba: mi pantalón sobre mis tobillos, mi mano aún aferrada a su brazo cuya mano desaparecía en mi interior.
—Danny —dijo al apartarse de mí, su dedo deslizándose fuera y no me quedó de otra que enfrentarme con su mirada. Como para aumentar mi intranquilidad se metió en la boca uno de los dedos de su otra mano aún impregnados con mi eyaculación y la saboreó. —Eres el hombre más sexy que he visto en mi vida. Solo de verte ahí sentado estoy a punto de acabar en mis pantalones. Te quiero desnudo en mi cama. Ahora.
¿Qué se responde a eso? Cedric obviamente tenía la facultad de volverme líquido solo con sus palabras. Nuevamente todo debajo de mi ombligo volvió a endurecerse de expectación ante la segunda ronda
—Por favor, di que sí —me dijo tomando mi cara entre sus manos, hipnotizándome con su mirada y acercándome de nuevo el dulzón olor del sexo que aún permanecía en sus dedos.
—Sí —respondí tratando de que no sonara nada parecido al «por favor, por favor, por favor» que retumbaba incesantemente en mi cerebro.
—Gracias —me dijo antes de besarme, esta vez con menos pasión y más adoración, como si yo fuese algo digno de venerar con su boca.
La habitación de Cedric combinaba con el resto del apartamento: funcional y sin muchos adornos. Paredes blancas, persianas negras que impedían que la luz de fuera se filtrara y una cama, cubierta con un edredón negro, en la que fácilmente cabían cuatro de nosotros.
No pude procesar más detalles pues en lo que entré, siguiendo a Cedric que me llevaba de la mano como si temiera que fuese a escaparme, su boca comenzó a cubrirme por todas partes y sus manos navegaban de una parte a otra de mi cuerpo, algunas veces suaves, otras más apremiantes.
Sin dificultad encontró cada uno de los botones de mi camisa y en tres segundos estaba parado frente a él en nada más que mis calcetines, bóxer que había subido nuevamente para no caer al caminar y la corbata que no se molestó en quitar.—Ummm —dijo recorriéndome con la mirada y desee que apagara la luz. —La corbata y los calcetines podemos conservarlos, lo otro tiene que irse. Quítatelo para mí.
Cedric se retiró un par de pasos hasta dar con el borde de la cama y se sentó, retándome con la mirada.
Yo podía hacerlo, solo debía imaginarme que era un desnudista. Enterré todas esas voces de mis antiguos jefes así como las imágenes de los modelos retocados con Photoshop que danzaban en mi mente y me convertí en otra persona.
Humedecí mis labios y con mi mejor sonrisa juguetona alcancé el elástico de los bóxers y baje lentamente mientras con mi otra mano jugaba con la corbata. Agarré mis bóxer ya fuera de mi cuerpo y se los lancé a Cedric quien lo atajó con una sola mano.
—Quiero cada una de tus tetillas en mi boca —me dijo sin moverse de la cama y mirando no a la parte de mi cuerpo a la que se estaba refiriendo, sino a mis ojos para asegurarse de que había entendido el mensaje. —acariciarlas con la lengua, chuparlas y morderlas.
Una parte de mi cuerpo no quería esperar pero otra se estaba divirtiendo con el proceso, así que enlace levanté la mirada para ver a Cedric poniendo mi mejor cara de niño inocente.
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Ballet en Londres (Gay +18) [Terminada] #1
RomanceLa vida de Danny Miller, periodista neoyorquino está en un dilema. Siguiendo un incentivo, renuncia a su trabajo y se va de viaje intentando restablecer sus ideas. Llega a Londres sin saber qué hacer con el resto de su vida. Quiere ser alguien difer...