Capítulo 14

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En el exacto momento en que la voz de Cedric retumbó en el exterior, me maldije por mi lentitud.

Tuve el mismo impulso que cuando me sorprendió saliendo del apartamento de Kylen aquel dia que había marcado el inicio de mi locura temporal. Tal vez si me quedaba en esa habitación conteniendo la respiracion, no se diera cuenta que seguía en su casa, y, al igual que la oportunidad anterior, me convencí que eso era una estupidez y que yo era un cobarde.

No hay nada que te de más valor que estar avergonzado de ti mismo. Me colgué el morral al hombro y salí a enfrentarme con «el muchacho del escándalo».

Cedric tenía los brazos apoyados en la barra y la cabeza colgando hacia adelante entre sus hombros. A su lado una caja con seis cervezas Corona le daban a la escena un aspecto incongruente.

—Ya me iba —dije tratando de adoptar una postura orgullosa. Si no podía serlo, al menos podía fingirlo.

Cedric levantó la cabeza y sus ojos se encontraron con los míos por un segundo, justo antes de detenerse en el morral en mi hombro. Un halo de desesperación pareció apoderarse de su mirada.

—Lo siento mucho, no te vayas.

—Tengo que irme. Esto no está funcionando.

—Sé que perdi los estribos por lo de Kylen, pero es que... —se pasó una mano por la nuca y respiró cerrando los ojos. Ese no era el mismo Cedric de siempre: grande, intimidante y seguro. Toda su postura corporal era de derrota.

—No se trata de Kylen, ni de la foto, ni del periodico. —quería estar molesto con él, gritarle cuatro cosas, echarle la culpa, pero no podía, no a ese Cedric.

—Yo no sé que hago aquí y tu obviamente no sabes qué hacer conmigo y no quiero sentirme así... inadecuado y estúpido y completamente fuera de lugar. Todo esto fue un impulso que salió mal y no tenemos por que torturarnos así, obligándonos a soportar la presencia del otro.

—Me gusta que estés aquí —dijo dando un par de pasos hacia mí.

—No lo parece.

—Te pedí que vinieras porque pensé que me estaba volviendo loco. Cada vez que estaba en mi oficina o en mi cama o llegaba aquí en la noche no podía sino esperar que aparecieras de la nada haciendo uno de tus comentarios sarcásticos y al mismo tiempo cándidos, llenando todo este espacio vacío solo con tu sonrisa. Nadie había tenido nunca ese efecto en mí, es una mezcla curiosa entre el deseo carnal mas básico y una necesidad casi tierna de cuidar de ti. Yo sí sé lo que quiero hacer contigo, lo mismo que he estado haciendo con tus bóxer desde que te fuiste, lo mismo que he querido hacerte desde que te vi parado delante del edificio; pero también quiero despertarme a tu lado, comer contigo y conversar sobre tonterías mientras vemos una película y tomamos cerveza.

Si esa no era la disculpa mas abrumadora que había recibido en toda mi vida bien podría ser la mas sexy o la mas tierna o incluso todas las anteriores. Pero habia algo que no cuadraba: ¿por qué el cambio?

—Pero desde que llegué me has tratado como si no te quedara más remedio que soportarme...

Ya Cedric estaba parado justo frente a mi. Tomó mi cara con sus dos manos levantandola hasta que nuestros ojos se encontraron.

—Porque soy un idiota y pienso demasiado las cosas. Tú eres un riesgo para mi, Danny, porque cuando te tengo cerca no pienso claramente y esa sensación no me gusta. Creí que sería mas facil que no vinieras, que con el tiempo esa necesidad desaparecería, soy experto en eso, pero estas aquí y las consecuencias, lo que puedo perder, no me importa, solo quiero enterrarme en ti hasta perder la consciencia.

Ballet en Londres (Gay +18) [Terminada] #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora